El partido entre Tigres y América nos dejó un resultado que a lo mejor algunos esperaban, pero no de esa manera. Son dos derrotas seguidas en este inicio de torneo, algo que no le pasaba a las Águilas desde hace dos años.
El problema no es tanto perder dos juegos, que a cualquiera le puede pasar. La bronca es que el equipo dirigido por Ricardo La Volpe no se le ven ni pies ni cabeza. El único que se salva es Oribe Peralta, que pase lo que pase se muere en cada partido y pelea cada pelota como si fuera la última.
De ahí, no se ve nada, lo cual no debería de ser. No se nota ese estilo de juego que al ‘Bigotón’ se le conoce, ofensivo y espectacular. Bueno, al menos eso se prometió o eso se pensaba con su llegada. Al principio se entendía porque llegó a medio torneo y sin escoger a sus jugadores, pero ahora no hay pretextos.
En este torneo al menos la expectativa era que mejorar, porque finalmente llegaron a la última instancia y estuvieron muy cerca de ser campeones. Eso sí, que quede bien claro que no lo hicieron jugando bonito o como quería la afición porque no estuvieron ni cerca de ser un equipo llamativo.
Y bueno, este inicio del Clausura 2017 ha sido una verdadera pesadilla. Dejaron ir a Moisés Muñoz y trajeron a Agustín Marchesín como la bomba y se ha comido seis goles en dos juegos. Por supuesto no todos han sido su culpa, pero si contratas a un portero se supone que es para que no te metan tantos goles.
Entonces, las cosas se están poniendo complicadas para el entrenador argentino. Hay que recordar que en Coapa la paciencia no es una virtud que tengan muy arraigada. Veremos en los siguientes partidos si la situación mejora. De no ser así, no se sorprendan que La Volpe se quede sin chamba.