El mundo conoce a Albert Einstein como el científico más popular y reconocido del Siglo XX, conoce su faceta de físico con la que presentó la teoría de la relatividad que lo lanzaría al estrellato, pero pocos saben la estrecha relación que creó con el beisbol.
Un hombre que de joven sufrió por los problemas escolares, que jamás fue una eminencia para las relaciones humanas, que sufrió el nazismo de Adolfo Hitler y decidió emigrar a Estados Unidos, hoy le debemos el sobrenombre con el que conocemos a una de las disciplinas más importantes en aquel país: el de “Rey de los Deportes.
Existen diversas teorías sobre el apodo con el que conocemos al beisbol, algunas que lo acusan por ser el primer deporte en ser transmitido por radio o por haber llegado fuera de suelo norteamericano, pero hay otra que tiene que ver con Einstein.
En 1932 se mudó a Nueva York, ciudad en ese momento conocida por los jonrones de Babe Ruth, quien dos años más tarde dejaría a los Yankees para mudarse a Boston y jugar con los Braves antes de terminar su carrera.
Albert de pronto se tomaba la tarde libre para ver un juego en el antiguo Yankee Stadium, y fue en esas gradas, donde en una charla aseguró que era un buen deporte, ya que nada estaba escrito hasta que se cantara el noveno out.
Michael Aubercht, historiador y escritor sobre la guerra civil y la MLB, cita en su almanaque de beisbol a Einstein: “Tú me enseñas beisbol y yo te enseño relatividad… no, no debemos. Tú aprenderás relatividad relativamente más rápido de lo que yo aprendería beisbol”.
Fue ahí donde el “Rey de los Deportes” llegó para quedarse. Hoy en las narraciones lo escuchamos, en las pláticas de una sobremesa y todo gracias a un hombre que nunca tuvo que ver con la pelota y el bat.
Este hombre perdió la vida un día como hoy, pero de 1955. La ciencia siempre fue lo suyo, pero su amor por el conocimiento lo llevó a descubrir el beisbol y a llamarlo como hoy todos lo conocemos: el Rey de los Deportes.