Hoy fue la última vez que pudimos disfrutar a Rafa Márquez. A las 9:05 del sábado 28 de abril terminó oficialmente su carrera como jugador a nivel de clubes al escucharse el silbatazo final en el estadio de Pachuca. La leyenda del capitán del Atlas recibió abrazos de compañeros y rivales después de una trayectoria de 22 años en la que ilustró con su irrepetible liderazgo y ese trato sublime al balón.
Cuando tocaba el esférico, parecía que el tiempo se detenía. Consentía al balón con la pierna derecha y la dejaba a su lado mientras levantaba la cabeza para fijar su objetivo, después soltaba un trazo impecable. Una de esas obras de arte que entrega el futbol.
Previo al encuentro, Márquez fue homenajeado con la develación de una placa que le dará su nombre a uno de los palcos del estadio Hidalgo. El resultado fue un 0-0, injusto para la leyenda, pero que también entregó aspectos atípicos.
Gracias @Tuzos por este reconocimiento a nuestro capitán @RafaMarquezMX pic.twitter.com/SyorhqtNi4
— Atlas FC (@atlasfc) 29 de abril de 2018
Márquez arrancó como titular y previo al partido, el jugador fue invitado a que posar en la fotografía grupal de Pachuca y recibió en corto el reconocimiento de la oncena de hidalguense, que terminó el partido con 10 hombres por la expulsión de Ángelo Sagal.
Existen muchas fotos de @RafaMarquezMX como nuestro rival. Pero hoy teníamos que tomarnos una foto con el homenajeado.
¡Hasta siempre #K4iser!#TeJuroQueTeAmo pic.twitter.com/ytxGJyQjJ0
— Club Pachuca (@Tuzos) 29 de abril de 2018
A los 28 minutos la cancha fue azotada por una intensa lluvia con granizo y fuerte viento, por lo que el partido fue suspendido durante ocho minutos. Al 36’ se reanudó y se repuso una decena de minutos antes del descanso.
En el camino al túnel de vestidores, los estrategas, Diego Alonso y Gerardo Espinoza, se hicieron de palabras y provocaron un conato de bronca en la que se involucraron algunos jugadores. Rafa Márquez fue el principal elemento que separó a los rijosos.
Al 82’, tras un centro que la zaga rojinegra atacó mal, emitió su último regaño como profesional. Se esperaba que el legendario “4” saliera de cambio para recibir el reconocimiento del respetable, pero se mantuvo en la cancha hasta el silbatazo final, el cual pone punto final a esta enorme experiencia de ser testigos del juego pulcro del mejor jugador mexicano en los últimos 22 años.
La última imagen de Márquez como rojinegro quedará frente a la afición del Atlas, besando el escudo del Atlas, el equipo con el que debutó y se retiró, y al cual siempre amó.
