Humillación es una palabra que no es lo suficientemente dolorosa para demostrar lo que vivió todo un país el 8 de julio del 2014. Con los fantasmas a tope, un futbol no característico de su historia y una nación con el sueño de remunerar su historia, Brasil vio caer su legado ante Alemania en la más triste exhibición de su historia.

Los teutones salieron al campo del inolvidable Mineirao para demostrar su poder y le demostraron a La Canarinha que sí podía haber algo más duro que aquel mítico ‘Maracanazo’ de 1950 e hicieron que el Mundial Brasil 2014 fuera el más inolvidable para el anfitrión.

Los fantasmas de ese mítico duelo aparecían con un equipo que jugaba con más pena que gloria. Su principal figura, Neymar, se perdía el resto de la justa un partido antes y con las Semifinales en la mira, el mejor equipo del certamen, Alemania llegaba comandada por jóvenes hambrientos.

Y fue peor de lo que pueden leerlo. Sólo 30 minutos le fueron suficientes a los teutones para masacrar a la Verdeamarela. Fueron cinco clavos en el ataúd del local y un marcador que dejaba atónito y sin palabras al mundo competo y totalmente destrozada a una nación.

Los europeos vencieron 1-7 a los sudamericanos y dejaron atrás cualquier humillación, ‘Maracanazo’ o desilusión que haya sufrido Brasil en su ilustre historia. No tuvieron compasión y sin piedad, los dejaron sin lágrimas.

Aquí el horror que vivió La Canarinha, un país y una historia aquel 8 de julio de 2014:

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