Lo que necesitas saber:

Emerson Fittipaldi rompió la tradición de beber leche en 1993 y en su lugar tomó jugo de naranja.

Si eres un aficionado fiel al automovilismo, seguramente has escuchado la frase  ‘Winners drink milk’ o en español ‘Los ganadores beben leche’. Pues esa fue una tradición que nació en las 500 Millas de Indianápolis con Louis Meyer en su tercera victoria. 

Aunque cuando se trata de las 500 Millas hay muchas historias que contar. Como el trofeo Borg-Warner que mide metro y medio, y en el que están tallados los rostros de todos los ganadores y la icónica línea de ladrillos que permaneció en la pista después de su remodelación. 

Winners drink milk / Fotografía IndyCar

El nacimiento de las 500 millas de Indianápolis 

El Gran Premio de Mónaco, las 24 horas de Le Mans y las 500 millas de Indianápolis forman la prestigiosa y muy deseada Triple Corona, esa que solo Graham Hill ha logrado conquistar. Fernando Alonso y Juan Pablo Montoya están a una carrera de igualar al británico. Al asturiano le hace falta Indianápolis, mientras que, al colombiano, conquistar Le Mans. 

En 1909, Carl Fisher construyó un óvalo cubierto de alquitrán en Indianápolis, sin saber que se convertiría en uno de los lugares más importantes en la historia del automovilismo. En sus primeros años fue sede de carreras de bicicletas, motocicletas y poco después automóviles. 

Con el tiempo fue tomando más fuerza entre los aficionados a la velocidad. Sin embargo, tuvo que ser modificada debido a que cinco pilotos de la IndyCar perdieron la vida. Le agregaron trampas de arena, vallas de seguridad, marcadores gigantes, y sobre todo más de 3 millones de ladrillos, que cubrieron por completo la pista

Ray Harroun, primer ganador de las 500 Millas de Indianápolis / Fotografía IndyCar Series

Con esta modificación pasó a ser conocida como Brickyard. La primera edición de las 500 Indianápolis se corrió en 1911 y Ray Harroun fue el primero en cruzar la meta, gracias a un inventó llamado: retrovisor.

Harroun participó en el diseño del auto junto con el constructor Howard C. Marmon. Previo a la carrera al piloto se le ocurrió poner un soporte para un espejo, mismo que le ayudó a ver a sus rivales detrás de él. Pero que sobre todo lo puso en el primer lugar tras arrancar desde la posición número 28. 

Después de 6 horas, 42 minutos y 8 segundos​, Ray se convirtió en el primer ganador de la carrera. Aunque la patente del retrovisor le pertenece oficial y legalmente a Elmer Berger desde 1921 y quien lo introdujo a la producción de automóviles con la empresa Berger and Company.

El origen de la tradición: Winners drink milk

Cada año la organización de las 500 millas de Indianápolis le pregunta a cada uno de los participantes que tipo de leche les gustaría beber en caso de ganar. Para la edición del 2024, Pato O’Ward eligió la leche deslactosada y todo esto se debe a la tradición que comenzó Louis Meyer. 

En la edición número 24, Meyer conquistó su tercera victoria en el óvalo. Sin embargo, fue su celebración la que se convirtió en una de las tradiciones más sagradas de la carrera. Al cruzar la meta después de cuatro horas y media, lo primero que pidió para recuperar fuerzas fue suero de leche.

Tony Kanaan, ganador de las 500 millas de Indianápolis / Fotografía IndyCar Series

De inmediato la industria láctea de aquella región vio una oportunidad comercial enorme para cambiar el suero por leche (que dato adicional es más hidratante que el agua). Aunque la tradición fue interrumpida, pues tras la reanudación de las carreras después de la Segunda Guerra Mundial, Wilbur Shaw, presidente de la pista le dio una jarra de agua al ganador. Ese periodo sin leche fue de ​​1947 a 1955. 

Louis Meyer, tres veces ganador de las 500 millas de Indianápolis / Fotografía IndyCar Series

A partir de 1956, tras la muerte de Shaw, se retomó el festejo hasta nuestros días. El único piloto en romperla fue Emerson Fittipaldi en 1993, cuando hizo a un lado la leche y tomó una botella de jugo de naranja. Explicó que lo hizo para promocionar una marca brasileña de bebidas cítricas, pero eso no convenció a nadie y se fue de Indianápolis entre abucheos.

Emerson Fittipaldi, bebiendo jugo de naranja / Fotografía IndyCar

Primera entrega del trofeo Borg-Warner 

En 1936, cuando Meyer celebró con el suero de leche, recibió el trofeo Borg-Warner, que mide más de metro y medio y en el que están tallados los rostros de todos los ganadores de las 500 Millas de Indianápolis. No es necesario decir que es uno de los más deseados por los pilotos y equipos. 

Es más, para que nadie se quedara con las ganas de tenerlo. En 1988 se comenzó a entregar una réplica para los pilotos, el Baby Borg de 45 centímetros. Diez años después también se entregó una copia al equipo ganador para que pudieran exhibirlo en sus vitrinas. 

La remodelación de la pista en Indianápolis

Los ladrillos se convirtieron en otro sello particular de Indianápolis, sin embargo, fue en 1938, cuando la pista fue cubierta, casi por completo, por asfalto. Se respetaron cuatro hileras de ladrillos, justo en la línea de meta para honrar la historia de la carrera. 

Cada año el piloto ganador es fotografiado, no solo bebiendo leche, también besando esa línea icónica que ha sobrevivido a varios años de cambios.

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