Uno de los títulos más recientes de Netflix, es la serie titulada Adolescencia, escrita por Jack Throne, a quien conocemos por escribir la obra Harry Potter and the Cursed Child o la película Wonder, entre otras; y por Stephen Graham, actor que recordamos por cintas como Snatch o This is England.

Adolescencia se ha convertido en una de las series más vistas de Netflix, y también una de las más comentadas por diversas razones. Si no la han visto pero ya le echaron un vistazo a algunas reseñas o reacciones en internet, Adolescencia ha sido calificada como lo mejor de la televisión en lo que va de 2025.

Y hay un punto válido en esas calificaciones. La serie es interesante, por decir lo menos, en cada uno de sus aspectos, que van desde la forma en la que está filmada en un plano secuencia por episodio, las enormes actuaciones (destacando la de Owen Cooper) y las temáticas puntuales y complejas sobre la construcción actual de las sociedades.

Owen Cooper como Jamie Miller en 'Adolescencia'
Owen Cooper como Jamie Miller en ‘Adolescencia’ / Foto: Netflix

Adolescencia de Netflix

La historia sigue la investigación de un homicidio, y por eso, todo el tiempo está cuestionando no sólo a los personajes que aparecen en la pantalla, sino a los espectadores, asemejándose a los ejercicios fílmicos que Michael Haneke ha hecho con películas como Benny’s Video o Funny Games.

Cada episodio hace un salto en el tiempo de días y meses, dándonos a entender la magnitud del proceso en cuestión de tiempo, y de esta manera, la forma en la que se va asimilando por algunas de las partes. Hablamos de un día, tres días, 7 meses y poco más de un año.

El primer episodio

El protagonista de la serie es Jamie, un niño de unos 13 o 14 años que es acusado de asesinar a una chica de su escuela. La serie arranca, en su primer episodio, con el arresto de Jamie a las 6 de la mañana por parte de dos oficiales de la policía.

Van en sus coches, entran a la casa con un equipo de agentes armados, arrestan a Jamie y se lo llevan a la comisaría más cercana. Sus padres gritan, hacen preguntas, no entienden lo que está pasando, no saben siquiera por qué se llevan a su hijo. La hermana de Jamie llora en el piso del baño.

Este primer episodio, como les contamos, nos muestra, segundo a segundo de una hora completa en la que la policía entra a casa de Jamie, hasta que lo interrogan por primera vez. La cámara o se detiene, y nos permite ser testigos de todo el proceso y las razones por las cuales arrestaron a Jamie.

Primer episodio de 'Adolescente'
Primer episodio de ‘Adolescente’ / Foto: Netflix

El segundo episodio

El segundo episodio también es una toma continua de los dos detectives del caso en la escuela de Jamie, a donde van a investigar qué es lo que, posiblemente, algunos de los estudiantes saben sobre el caso, pero sobre todo para ver si encuentran el arma homicida.

El recorrido que los detectives hacen por las aulas, muestran las fallas no sólo del sistema educativo como tal, sino de la estructura completa del sistema. Alumnos desinteresados por las clases, violentos, profesores que son capaces de responder de la misma manera, menores que sufren de bullying, menores que agreden a otros…

Las personas con la que los detectives platican, pueden o no indicarles el camino correcto a seguir en la investigación. Pero lo que sí les da a entender es que las generaciones más jóvenes les resultan tan ajenas, de nueva cuenta, al sistema, que son incapaces de ver la realidad que tienen enfrente.

Segundo episodio de 'Adolescente'
Segundo episodio de ‘Adolescente’ / Foto: Netflix

El tercer episodio

La tercera parte es, creemos, la más brutal de todas. Una psicóloga asiste a una sesión con Jamie, quien se encuentra en un “centro de entrenamiento”. El trabajo de la terapeuta, contratada por la defensa del acusado, es determinar qué es lo que Jamie comprende o no del caso.

Y esto va más allá de saber si el menor entiende la diferencia entre el bien o el mal en términos universales, sino particulares. Cómo es que una acción, aunque sea mínima, puede convertirse en algo tan devastador y trágico como la muerte de una persona.

Este episodio es determinante porque vemos, por completo, a Jamie. Por primera vez lo escuchamos hablar de cosas que aparentemente no se relacionan al crimen por el que es acusado, pero que sí tienen una conexión íntima: la relación con sus padres, sus abuelos, sus amigos, las mujeres; y entre todo eso, la necesidad de aprobación.

Tercer episodio de 'Adolescente'
Tercer episodio de ‘Adolescente’ / Foto: Netflix

El cuarto episodio

Este episodio nos muestra la situación familia de Jamie cuatro semanas antes del juicio, durante el cumpleaños número 50 del papá. La familia está en la casa, a punto de celebrar el cumpleaños, cuando descubren que la camioneta del negocio, fue vandalizada.

Las reacciones de la madre y la hermana, pero sobre todo del padre, se suman a distintas circunstancias y conversaciones que tienen entre ellos, y que nos revela ya no el entendimiento que Jamie tenía de ellos, sino el que ellos tienen de la situación y lo que los rodea en general.

Cuarto episodio de 'Adolescente'
Cuarto episodio de ‘Adolescente’ / Foto: Netflix

La escena clave de Adolescencia

Ojo porque aquí se vienen algunos spoilers…

Creemos que es el tercer episodio de Adolescencia el que nos lleva a la base o el centro de todo lo que representa la serie. El tercer capítulo es una charla extensa entre Jamie y la última psicóloga que lo visita hasta ese momento. Es la quinta vez que va a verlo con el objetivo de evaluar a Jamie y, como les contamos, determinar qué tanto comprende las cosas.

Ella no es la primera en evaluarlo, pero parece que sí es la primera en establecer una dinámica más activa con Jamie respecto de los anteriores. La psicóloga llega al centro de entrenamiento y se encuentra con uno de los guardias del lugar en el cuarto de vigilancia.

Él, un hombre evidentemente mayor a ella, la ve constantemente y le habla de Jamie, de lo que él ha visto. También cuestiona si lo que le dice pueda servirle en su evaluación. Le cuenta que el anterior psicólogo fue tres veces, a lo que ella reacciona diciéndole que no puede saber nada de las personas que evaluaron a Jamie para evitar llegar a conclusiones que no sean propias.

El guardia se disculpa por ser un idiota. Ella, más calmada y con una ligera sonrisa, le dice que es su forma de trabajar. Antes de irse a la sala, la psicóloga pasa a una máquina para compararle un chocolate caliente a Jamie, al cual le pone malvaviscos.

El guardia permanece a su lado, mirándola fijamente, le sonríe. Ella le devuelve la sonrisa, incomoda, y continúa. Al terminar de servir el chocolate, el guardia le cuenta un chiste sobre los gritos que se escuchan en el lugar, y se dirige al cuarto donde ya está Jamie esperándola. Comienza la charla.

La charla entre la psicóloga y Jamie, al inicio, va sobre lo que el niño comprende como “masculino”, dirigiendo la plática hacia lo que Jamie ve que hace su abuelo paterno y su papá.

Jamie está a la defensiva porque piensa que ella lo quiere engañar para hablar mal de su padre, quien asegura es un hombre cariñoso y amable. Y sí, dice que se enoja como una persona normal, y que una vez rompió un cobertizo, pero no es una mala persona.

La psicóloga le pregunta si a su padre le gusta su trabajo. “Arreglar inodoros. ¿Qué piensas de eso?”, le contesta Jamie. También le dice que trabaja mucho, y que le gustan todos los deportes a diferencia de él.

En algún punto de la conversación, Jamie se enoja, grita, avienta el vaso con chocolate y la sesión se pausa. La psicóloga sale del cuarto y dice que irá por una taza de té. Pero lo único que quiere es salir a respirar, y lo hace junto a las máquinas de café y chocolate.

El guardia va a buscarla, y le pregunta si el niño le está causando problemas. Ella lo ve, respira, y pasa a su lado para dirigirse de nueva cuenta al cuarto con Jamie. Pero antes, le pide al guardia ver las cámaras para observar a Jamie mientras espera que ella regrese.

Mi casa es tu casa“, le dice el hombre, sonriendo. Llegan al cuarto, y ella se pone frente al televisor. Inmediatamente, el guardia se pone detrás de ella y empieza a cuestionar qué es lo que busca, sólo que el hombre está muy cerca. Sigue hablando mientras ella observa. Incluso, se mueve tan cerca de ella, que cuando vuelve hablar, la espanta.

Y cada vez se acerca más. Le dice que Jamie podría estar ocultando cosas que descubriría con su lenguaje corporal. Quizá dicen la verdad con los cuerpos. Con los rostros“. Y él, después de ver la cámara, la observa a ella otra vez. Le dice que no podría hacer el trabajo que ella hace y que odia su trabajo.

Ella le responde, intentando ser amable, pero sin intención de continuar la plática. Sale del cuarto y él se queda observándola desde la puerta del lugar hasta que ya no lo vemos. Entra al cuarto con Jamie y continúan con la plática.

¿Por qué esas interacciones habrían de ser importantes para la lectura de la serie?

Las interacciones de la psicóloga con el guardia resultan más reveladoras de lo que parecen. Nos lleva directamente a la palabra clave en esta historia: consentimiento.

Cuando hablamos de violencia, solemos pensar en las expresiones más atroces porque, finalmente, esas son las que se cubren en las noticias. Cada vez más, aunque no siempre, reconocemos que la violencia también se expresa en formas sutiles o que esas forman son una antesala. Hay acciones que podrían convertirse en algo más grave.

Y esto es lo que sucede en Adolescencia con el caso de Jamie, a quien vemos reflejado, de una manera muy singular, en el guardia. A primera vista, hablamos de la posible inocencia de Jamie porque es dócil, es un niño de 13 años que está asustado, se hace pipí, que pregunta por sus padres, que llora.

Pero la realidad es que una niña que fue asesinada tras varias puñaladas de las que se asume Jamie es responsable. ¿En verdad un niño que se ve y escucha así, es capaz de cometer un crimen tan atroz? La triste respuesta es que sí.

El guardia parece ser amable, sólo quiere ser chistoso con la psicóloga. Pero la incomodidad es evidente a diferencia de las intenciones, buenas o malas, del guardia. Y podríamos pensar, de nueva cuenta, que sólo es amable de la misma manera en la que Jamie tuvo su acercamiento a Katie, la víctima.

Pero muchas veces la amabilidad está disfrazada de poder: el poder que Jamie creía tener respecto a Katie tras la publicación de sus fotos íntimas. El rechazo de la interacción y la negación del poder, es lo que muchas veces ha llevado a jóvenes, mayormente hombres, a cometer crímenes contra mujeres.

La posibilidad del diálogo no existía en función de cumplir las reglas asignadas hacia los roles de género. Y de hecho, hasta la fecha, a algunas mujeres todavía les dicen qué tienen que hacer con sus cuerpos, con quiénes se deben de casar, cuándo se deben embarazar y demás.

Mientras a los hombres también les asignan espacios muy específicos que se miden a partir de sus posesiones. Y la historia nos indica que las mujeres califican como parte de esas posesiones. Por lo que el rechazo de una mujer hacia un hombre que ha crecido dentro de ese sistema, es imposible de asimilar. Y es lo que ha dado paso a la violencia.

Volviendo al guardia… podemos interpretarlo como alguien amable, pero la realidad es que está tan seguro del lugar que ocupa dentro de ese sistema, que puede invadir el espacio de la psicóloga, todo el tiempo. Y ese es el mismo poder que asume Jamie.

La psicóloga no rechaza al guardia, sino que responde de manera amable a partir de la incomodidad porque la historia le ha dicho que el rechazo directo se puede traducir en violencia. Y eso es lo que hace tan trágica a Adolescente tanto para Katie como para Jamie, ambos víctimas de la estructura que obliga a cada una de las partes a comportarse de cierta manera y obtener ciertas cosas.

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