Al igual que la mayoría de los capitalinos, crecí con la idea generalizada de que la Ciudad de México sólo cuenta con dos zoológicos: El de Chapultepec (que visitamos hace menos de un año para hacer una nota sobre los osos panda) y el de Aragón.

No hace mucho me enteré de la existencia de un tercer zoológico que permanece un tanto oculto el entorno citadino. Andando por el rumbo de Miramontes o Calzada La Virgen a veces me encontraba con su rastro al descubrir letreros que señalaba la proximidad de un sitio llamado Zoológico de Los Coyotes.

¿Cómo es ese zoológico? ¿Qué especies exhibirán? o ¿Valdrá la pena visitarlo?, era algunas de las preguntas que me hacía cada que veía esos anuncios viales que por desidia no seguía.

No hace mucho me di el tiempo de encontrar las respuestas a mis cuestionamientos y descubrí que, para bien o para mal (eso ya lo juzgará el lector), el zoológico de Los Coyotes es muy distinto a los demás. Ésta es parte de su historia…

1. La Escuela Ecológica

Hasta hace unas décadas, la colonia Ex Ejido San Pablo Tepetlapa era parte de la zona chinampera que conformaban el lago de Xochimilco. Después, como su nombre lo índica, se volvió un ejido.

Tiempo después, entre 1982 y 1984 en esa demarcación se construyó la Escuela Ecológica Comunitaria, aunque nunca funcionó como tal. Además de la escuela, las instalaciones se componían por dos lagos artificiales, invernaderos, un aviario y un pequeño zoológico, todo bajo la tutela de la Universidad Autónoma Metropolitana de Xochimilco.

Un año después de su inauguración, el sismo de 1985 provocó que uno de sus lagos, que sin duda era de sus mayores atractivos, resultara dañado por una fuga que hizo que el agua se fugara hacia el subsuelo.

Ese fue el inicio de la debacle. Poco a poco sus instalaciones se fueron deteriorando, y aunque de 1995 a 1997 fungió como Centro de Decomiso de Fauna Silvestre de la SEDUE (hoy SEMARNAT), el parque terminó por caer en el abandono. Llegó hasta ser usado como depósito de basura, convirtiéndose en un sitio inseguro y sucio.

2. Flora y fauna endémica

Por contradictorio que parezca, la Ciudad de México concentra una cantidad importante de flora y fauna. A pesar de que el 40% de su territorio es de uso urbano, la cuenca del Valle de México cuenta con un 33% de bosques templados, matorrales y pastizales.

Esta región es tan rica que alberga el 2% de la biodiversidad del país, con 2,254 especies registradas. Algunas de ellas son la víbora de cascabel, el mapache, el coyote, el venado cola blanca, el lobo mexicanos o el tlacuache. Además se encuentran especies en peligro de extinción como el cacomixtle, el teporingo, y el mítico y enigmático ajolote, nativo de los lagos de Tláhuac y Xochimilco.

Imagen de sedema.cdmx.gob.mx

Ver al Valle de México a partir de su riqueza animal -casi siempre desapercibida- hace que entendamos la necesidad de contar con un lugar dedicado al estudio y preservación de estos ejemplares. Pues bien, esa precisamente es la función del Zoológico de los Coyotes.

3. Zoológico de los Coyotes

Tras el abandono de un año, la Unidad de Zoológicos de la Ciudad de México presentó un proyecto para convertir al descuidado parque en un zoológico regional, mismo que fue aprobado.

La Dirección de Zoológicos de la ciudad recibió el terreno e inmediatamente comenzó a trabajar en su rescate con labores de limpieza y restauración tanto de sus áreas verdes como de sus instalaciones. Paulatinamente más espacios del parque fueron adaptados para permitir la exhibición y atención de distintas especies. El zoológico de Los Coyotes fue oficialmente inaugurado el 2 de febrero de 1999.

La colección de animales que permanecía en el lugar aumentó con la llegada de nuevos ejemplares que llegaron desde el zoológico de San Juan de Aragón.

Si el zoológico de Chapultepec exhibe animales de todo el mundo y el de Aragón se concentra en especies de todo el país, el de Los Coyotes se especializó en la fauna nativa y endémica del Valle de México.

4. Mi primera impresión

Un lunes por la tarde quise ver con mis propios ojos el Zoológico de Los Coyotes que por años fue un misterio para mí. Revisando los comentarios en internet descubrí que más que un zoológico es un parque multifuncional donde también pueden practicarse distintos deportes.

Ubicado en Avenida. H. Escuela Naval Militar, este zoológico cuenta con un estacionamiento que entre semana siempre tiene lugares. Aunque varios vecinos me contaron que los fines de semana suele llenarse muy rápido.

El exterior del zoológico me dio un adelanto de su dualidad. Por ejemplo, la explanada exterior lucía limpia pero era notable que a la fachada le hacía falta un retoque de pintura.

Entré y me sorprendió que hubiera tanta afluencia de personas. Lo primero que vi fueron las oficinas del zoológico donde actualmente hay una sencilla pero interesante exposición sobre el cuidado a la naturaleza, y un área especial dedicada a los murciélagos.

El parque suele ser visitado por deportistas. Cuenta con una pista de 1,200 metros que está dividida en arcilla y asfalto, y que resulta perfecta para los ciclistas, patinadores y para quienes practican el running. Además hay varias áreas con aparatos para ejercitarse e incluso un gimnasio muy sencillo.

Me sorprendió gratamente la limpieza en general y los muchos elementos de seguridad repartidos a lo largo del parque.

En cuanto los espacios destinados a los animales, estos se encuentran dispersos a lo largo y ancho del parque. Durante el recorrido puedes toparte con venados cola blanca…

Teporingos…

o linces…

Lamentablemente los lobos mexicanos están en temporada reproductiva y de momento el terreno que ocupan se encuentra bloqueado.

En mi visita tuve sentimientos encontrados. Aunque los animales se encuentran bien cuidados y resguardados en instalaciones aceptables que intentan reproducir su hábitat natural, es imposible no percatarse de que este parque-zoológico seguramente tuvo tiempos mejores.

Ver el estanque y los canales vacíos donde se supone corría el agua me hizo sentir nostalgia por un paisaje que por ahora se encuentra perdido en el imaginario colectivo.

5. Un espacio inacabado

Durante la narración he intercalado indistintamente las palabras “parques” y “zoológico”, esto porque en realidad este complejo es una suerte de híbrido. Por ejemplo, hay áreas de juegos infantiles y cuatriciclos que los fines de semana son rentados a los visitantes para recorrer de forma más sencilla el zoológico.

O incluso hay palapas que pueden reservarse por $298.87 pesos para fiestas o reuniones familiares.

A su vez este parque-zoológico cuenta con ejemplares fascinantes, como los ajolotes, un anfibio endémico del valle de México que forma parte de la cultura mexicana. Es indispensable precisar que este zoológico tiene programas de investigación y conservación para especies que se encuentran amenazadas.

No es ningún secreto, pues se nota a simple vista, que el zoológico carece de los recursos óptimos para su funcionamiento. No faltará quienes se quejen de que hay pocos animales o de que las instalaciones son más bien modestas.

Aún con tantas limitaciones en este zoológico se hace un gran esfuerzo no sólo por el cuidado y estudio de los animales, sino también por implementar programas de educación ambiental a la comunidad. Para valorar este lugar debe entenderse que su orientación es distinta a la de otros zoológicos convencionales que están centrados en otro tipo de fauna.

Es justo aclarar que en el zoológico se siguen realizando obras para mejorar tanto las condiciones de los animales como la imagen y facilidades para los visitantes. El objetivo es darle ese brillo que quizá nunca ha tenido y de una vez por todas quitarle la sensación de espacio inacabado.

En contraparte hay espacios bien logrados como el aviario, donde el visitante puede pasar una tarde apacible observando a distintas aves como el cardenal rojo, el pinzón mexicano, el colorín, la lechuza y hasta una imponente águila real.

Por supuesto, también hay lugar dedicado a las plantas medicinales y cactáceas.

El destino quiso que el último punto de mi recorrido fuera el perímetro reservado para los coyotes y que uno de ellos se acercara hasta donde yo estaba y se quedará ahí unos minutos.

Nunca había estado tan cerca de uno de estos ejemplares y por ese momento valió la pena toda la experiencia de escribir este Vagando. Finalmente me encontraba en el reino del coyote.

* * * * *

Salí con la sensación de haber descubierto un espacio como hay pocos en la ciudad, donde se puede practicar deporte, convivir con la familia, pasar un rato de tranquilidad y observar a los animales representativos del área central de nuestro país.

Me detuve junto al Monumento Naval Militar que se encuentra justo enfrente del zoológico para mirar el panorama: Había una gran cantidad de niños y jóvenes jugando o recorriendo el lugar con su familia. Si algo nos hace falta es que más cuadros así se repliquen en todo el país.

El zoológico de Los Coyotes se encuentra abierto de lunes a domingo en un horario de 6:00 a 17:30 hrs. Se encuentra en Avenida. H. Escuela Naval Militar, esquina con Calzada de la Virgen, en la colonia Ex Ejido San Pablo Tepetlapa de la Delegación Coyoacán.

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