Un día como hoy pero hace 27 años, la Organización Mundial de la Salud removió que las enfermedades relacionadas con la orientación sexual, sacándolas de sus Clasificación Internacional de Enfermedades.
De esta manera, las miles de personas que argumentaban que los miembros de la comunidad LGBTTTI estaban enfermos, se encontraron con una enorme pared al momento de querer esparcir su mensaje de odio.
Desde ese entonces, hemos visto como cada año nos acercamos cada vez más a la aceptación social de la homosexualidad, bisexualidad, transexualismo y transgenerismo.
De repente, veíamos una mayor representación de la comunidad LGBTTTI en el mundo del entretenimiento. Claro, todavía no se llegaba al punto en el cual veíamos personajes transexuales o transgénero (sobre todo), pero al menos la comunidad homosexual comenzó a ver una mayor inclusión.
Sin embargo, esto no pasaba de un personaje secundario que más que otra cosa, representaba a un estereotipo que rayaba en lo caricaturesco.
Durante casi toda la década de los 90, hubo contados programas en donde un homosexual era el protagonista. Pero esto cambió el 21 de septiembre de 1998.
Ese día, la cadena de televisión NBC transmitió el primer episodio de una de las series más icónicas de finales de los 90 y principio del nuevo milenio.
Protagonizada por Debra Messing y Eric McCormack, Will & Grace se convirtió en una de las series en donde la comunidad LGBTTTI se vio representada como nunca en la historia.
Siguiendo la historia de Will Truman y Grace Adler, esta serie que duro por ocho temporadas nos mostró las vicisitudes de un hombre homosexual al intentar dar a conocer al mundo su verdadera identidad.
Durante las primeras temporadas, vimos como Wiil luchaba por mantener su vida social abiertamente gay (casí toda) y la farsa que mostraba ante sus padres y colegas de trabajo.
Con el tiempo, Will acepta por completo su identidad y deja de esconderla comenzando a vivir una mejor vida para él. Una de las cosas que más llamaron la atención, era la manera en la que se presentaban las relaciones amorosas de Will, siendo estas serias y no la caricatura que la sociedad se había inventado.
Claro, la serie no se vio inmune a la crítica, ya que a pesar de sus intenciones aún mostraba muchos estereotipos sobre la comunidad LGBTTTI.
Estos, quedaban más claros en el personaje de Jack McFarland, interpretado maravillosamente por Sean Hayer, quien abrazaba todos los estereotipos habidos y por haber.
Eso, y que también presentaban ciertos casos un tanto escabrosos sobre la mujer y la necesidad de tener un marido.
Aún así, no se puede negar la importancia histórica de Will & Grace, ya que no sólo era uno de los programas más populares de la NBC, sino que además, fue ganador a muchos premios Emmy.
Estaba claro que el público amaba a estos personajes y que el camino para la aceptación de todas las preferencias sexuales (a falta de un término mejor), se encontraba más abierto que nunca.
Gracias a esta serie, hubo un boom en los programas con protagonistas o temáticas gay en la televisión. Series como Queer as Folk, Queer Eye for the Straight Guy y Boy Meets Boy (sí, no son los mejores ejemplos pero bueno).
Mientras que en el mundo de las Sitcom aún se sigue presentando al estereotipo clásico de la comunidad LGBTTTI, series de drama han empezado a encontrar el balance para presentar personajes así de manera digna.
Sin embargo, no se puede negar la relevancia que Will & Grace ha tenido en la ayuda de la aceptación de la comunidad LGBTTTI. Y con su regreso en una nueva temporada, esta serie tan significativa nos recordará que las preferencias no importan, ya que al final todos somos humanos.