“Una vez que te comprometes con un formato de televisión, estarías haciendo una película para la televisión”, dijo Steven Spielberg en entrevista sobre la posibilidad de que las producciones de plataformas de streaming, puedan competir por los máximos galardones en los premios Oscar. De alguna manera, tiene razón. Existe un abismo de diferencia entre un filme con todos sus elementos tradicionales y una cinta adaptada a la pantalla chica que, tiene como primer y último fin, entretener a las masas.
Sin embargo, los proyectos fílmicos “para televisión” –y cualquier otro dispositivo– realizados por empresas como Netflix o Amazon, tienen su encanto y en muchos casos, las cualidades suficientes para destacar de entre las miles de producciones que hay al año, incluidos los filmes hechos para la pantalla grande que no deberían siquiera denominarse como películas…
Parte del encanto de las cintas de Netflix, la plataforma más importante, es que se adaptan a las cualidad de la sociedad, pues pueden verse desde cualquier dispositivo. Además, es una realidad que le dan la oportunidad a cineastas independientes de mostrar su talento y las historias que pueden contar. Desde que la empresa comenzó con sus famosas producciones originales, ha mezclado las formas de producción y promoción tradicionales, con las más innovadoras del cine independiente. Y eso representa una enorme ventaja tanto para directores como todo aquel involucrado en la industria.
También hay unos cuantos argumentos que le dan la razón a directores como Spielberg o Pedro Almodóvar. La primera y más importante, es que Netflix no ofrece a las audiencias la oportunidad de ver el cine en todo su esplendor y de la forma en que fue concebido. Estas producciones alejan al público de las salas de cine, uno de los lugares en los que el cine se diferencia de la televisión a pesar de que, al final, los dos son una forma de entretenimiento.
En algunos casos podrían considerarse una especie de híbrido entre una película y una serie de televisión bien hecha, y para lo cual, Netflix tiene poca competencia.
El director de Cannes, Thierry Frémaux dijo que este año las películas de streaming no podrían competir por la Palma de Oro. Para poder hacerlo, los filmes deben tener un estreno en salas de cine en Francia, y la ley francesa dice que una película puede estrenarse vía streaming 36 meses después del estreno en salas de cine… lo que hace prácticamente imposible que las producciones de Netflix o Amazon puedan entrar a la contienda.
Para ser justos con las dos partes, la decisión de Frémaux es más política que artística y atiende las necesidades de una tradición que se ve obligada a cambiar totalmente. También es comprensible la presión que Cannes ha de sentir conforme alguien nuevo entra y otro, un amigo de siempre, sale. Entonces, ¿quién tiene la razón? Ted Sarandos, director de contenido de Netflix, al decir que Cannes, con la prohibición de las producciones, atiende más a las necesidades de distribuidores que al arte mismo, o Frémaux, quien reconoce la importancia de Netflix pero también la de las primeras características del cine…
La realidad es que Cannes ya había proyectado dos películas de Netflix el año pasado. Okja, del director surcoreano Bong Joon-ho, y el drama The Meyerowitz Stories de Noah Baumbach fueron a Francia para recibir buenas críticas. Sin embargo, en cuanto se anunció que Cannes le daría la bienvenida a las películas de las plataformas de streaming, comenzaron las críticas por parte de los distribuidores más tradicionales que controlan la industria fílmica francesa. Asimismo, algunos cineastas como Almodóvar, un viejo conocido del festival, dijo que las cosas no debían ser así.
Entre que son peras y son manzanas, lo más afectados ni siquiera es el público, los organizadores del festival o las ganancias de Netflix, sino los creadores. En cuanto se hizo el anuncio, Netflix amenazó con sacar los cinco filmes que iban a entrar al programa para, finalmente, sacarlos. Dos de los filmes afectados por esta decisión fue Roma del mexicano Alfonso Cuarón, un filme que el mismo Frémaux esperaba que compitiera por la Palma de Oro.
El segundo es The Other Side of the Wind de Orson Welles, una película coescrita entre Welles y Oja Kodar que comenzó a filmarse en 1970 y quedó inconclusa. Este 2018 parecía ser el año en que, finalmente, se le daría un cierre y una proyección como hace 40 años se hubiera dado, pero no será así. Beatrice, hija del creador de Citizen Kane, considerada la más grande película de todos los tiempos, habló en nombre de su padre para pedir que Netflix reconsiderara su decisión de dejar fuera esta cinta.
Orson Welles siempre tuvo una relación buena con Cannes desde antes que se creara el máximo galardón de la Palma de Oro. En 1952, Welles se llevó un reconocimiento por Othello, y en 1959, se llevó otro por su actuación en Compulsion.
“Estaba muy molesta y preocupada cuando leí en los periódicos el conflicto con el Festival de Cine de Cannes. Tengo que hablar en nombre de mi padre. Vi cómo enormes productoras destruyeron su vida, su trabajo y de paso lo poco del hombre que quedaba y que amaba tanto. Odiaría tanto ver a Netflix ser otra de esas compañías. Por favor, reconsideren su decisión y dejen que el trabajo de mi padre sea en puente que termina con la brecha entre Netflix y Cannes”.
¿Qué hay de Welles y su legado, del trabajo de edición de Bob Murawski, de la participación del productor polaco Filip Jan Rymsza detrás de The Other Side of the Wind? Este último dijo lo que nadie ha querido entender: que en esta pelea, “todo mundo pierde”, sobre todo el cine mismo. Welles es uno de los directores más importantes de la historia que dictó las bases de una gran parte del cine. Revivir este filme significa mucho para el arte cinematográfico. De alguna manera, cuando Netflix adquirió los derechos de la cinta para financiar su finalización, participó en una tarea necesaria que, al final, no va a ver la luz como debía ser…
Finalmente, es importante considerar que las películas “tradicionales” no pueden competir con lo que hace Netflix ni llegar a las audiencias a las es que esta llega, y viceversa.