Por lo general, escribir las notas de la sección Vagando con Sopitas.com nos deja un agradable sabor de boca. Redescubrir algunos de los muchos tesoros que esconde la Ciudad de México y sus alrededores, para compartirlos con nuestros lectores, es algo que nos llena de satisfacción.
En esta ocasión no pudimos repetir esa sensación alegre y festiva, pues nos topamos con una historia triste que en cierta forma refleja la realidad que vive el país.
Entre mitos y verdades
Por mucho tiempo había escuchado el mismo rumor pero con ciertas variantes: En “X lugar” de México hay una construcción realizada por Alexander Gustave Eiffel, el mismísimo ingeniero francés que diseñó la famosa Torre Eiffel de París.
A estos supuestos “hermanos de la Torre Eiffel” se les ha situado en diversos estados de la República Mexicana y aunque se dice que la mayoría no tienen nada que ver con Gustave Eiffel, hay algunos que sí son genuinos. Uno de ellos está en el municipio de Ecatepec, en el Estado de México. Por su cercanía, decidí visitar esa construcción un sábado de Mayo.
El amo del hierro
El 15 de diciembre de 1832, en Dijon, Francia, nació Alexandre Gustave Eiffel. Su abuelo, Jeane Bönickhausen, viajó de Marmagen (Alemania) a Bougirate (Francia) a principios del siglo XVIII. Como en Francia no podían pronunciar bien su apellido, Jeane decidió cambiarlo a Eiffel, haciendo referencia a Eifel, la región alemana donde nació.
Aún así, Gustave fue registrado bajo el apellido Bönickhausen y no lo cambió por Eiffel hasta que cumplió 48 años, por allá de 1880.
Gustave Eiffel estudió ingeniería civil en el École Centrale de París, de donde se graduó en 1855. Al poco tiempo comenzó a trabajar en una empresa de equipos para la industria ferrocarrilera y empezó a construir sus primeras obras. Sus diseños de puentes para la red de ferrocarriles le fueron dando cada vez más renombre en Europa.
Con el auge de la Revolución Industrial se generó una transformación en los ámbitos sociales, económicos y sociales que finalmente se vieron reflejados en la arquitectura. Gustave aprovechó esta tendencia y para 1867 fundó Eiffel et Cie, empresa constructora que alcanzó gran prestigio a nivel mundial por el uso que hacían del hierro como base para la construcción de grandes estructuras.
Su obra cumbre fue la Torre Eiffel, construida con motivo de la Exposición Universal de 1889 en París. Con el paso de los años, esta estructura se volvió el símbolo por excelencia de esa ciudad.
Un legado que llegó a México
Se antoja imposible enumerar todas y cada una de las obras que fueron concebidas por Gustave Eiffel y/o la compañía a su cargo. Especializado en catedrales, iglesias, puentes y viaductos, la huella de sus construcciones se fue extendiendo primero en Europa y luego en el continente Americano. Incluso la estructura interna de la Estatua de la Libertad también corrió a su cargo.
Otros de sus trabajos representativos son el Viaducto de Garabit, el Observatorio de Niza, el cabaret Paradis Latin o el Hotel Hermitage de Monte Carlo, todos ellos en Francia; o el Puente María Pía, en Portugal; y la Catedral de San Marcos de Arica, en Chile.
Basta con googlear “obras de Gustave Eiffel” para toparnos con un montón de construcciones que se le atribuyen. Lamentablemente, seguir el rastro de su autenticidad, sobre todo en el caso de sus supuestas obras en América Latina, no resulta tan sencillo.
¿Y en México?
A finales del siglo XIX, Porfirio Díaz, enamorado de la cultura francesa, le pidió a Gustave Eiffel que diseñara varios planos de estructuras para colocarlas en distintos puntos del país. Una vez delineados, estos encargos fueron realizados por medio de la constructora Le Societe Anonyme des Forges D´Aiseau, que tenía su sede en Bélgica.
Bajo este esquema fue concebido el Palacio de Hierro en Orizaba, que se planeaba sería la sede del Gobierno Municipal. Para reducir costos fue enviado por partes y ensamblado en nuestro país. Actualmente es considerado el único palacio metálico de estilo Art Noveau del mundo.
Un caso similar ocurrió con una construcción de hierro galvanizado, creada para una exposición de Gustave Eiffel en París y que pasó un tiempo almacenada en Bruselas, hasta que en 1895 fue comprada por el general Charles La Forqué, quien la colocó en Baja California Sur, donde estaba instalada su compañía minera de nombre Boleo. Esta estructura es la Iglesia de Santa Bárbara, en la ciudad de Santa Rosalía.
Finalmente está el Puente de Fierro, en Ecatepec…
Puente de Fierro
La información alrededor de él no es muy certera. Se sabe que fue construido en 1870, que está conformado por 90 toneladas de hierro y que tiene una altura de 15 metros.
Al igual que otros diseños de Eiffel con los que se cuenta en México, esta estructura también fue traída en piezas para ser ensamblada en nuestro país. Se desconoce si el propio ingeniero francés vino a supervisar la obra, y si forma parte de una producción de puentes realizados en serie.
Otra de las polémicas entorno a él es el motivo original de su concepción. Para unos fue hecho como parte de una ruta de tren, otros sostienen que formaba parte de la antigua carretera México-Pachuca.
Para la década de 1960 se construyó una avenida más moderna (Hoy Vía Morelos) y el puente diseñado por Eiffel cayó en desuso, la estructura fue tapada con láminas y por mucho tiempo permaneció abandonado.
Puente del Arte
En realidad, lo que me animó a realizar un Vagando sobre el Puente de Fierro fue la impresionante transformación que tuvo este sitio. De ser un inmueble abandonado y poco provechoso, las autoridades decidieron convertirlo en una pujante Casa de la Cultura, conocida como Museo Puente del Arte, que empezó a operar en el año 2000.
En este espacio se ofrecían a la comunidad de Ecatepec y de poblados aledaños, conferencias, talleres y cursos de distintas disciplinas; además se hacían presentaciones y de vez en cuando se exhibían obras de artistas contemporáneos.
Este proyecto, dirigido y coordinado por el artista plástico de Ecatepec, Manuel Bueno Herrera, sin duda era indispensable en una zona donde los niveles de marginación y delincuencia son altísimos. De hecho, en el interior del Museo había un mural de su autoría, donde se describe la historia de este municipio desde la época prehispánica hasta los tiempos modernos.
Un reportaje que encontré en YouTube del programa Central 11, y que data de finales del 2015, reafirmó mis ganas de conocerlo.
Un presente poco luminoso
Ir hasta el Puente de Fierro no fue sencillo. Hice casi hora y media desde el sur de la Ciudad de México hasta mi destino. Además fui al medio día, una mala idea debido a las altas temperaturas que se han estado registrando en mayo de este año. A pesar de ser sábado, el tráfico era intenso, sobre todo conforme iba acercándome a Ecatepec.
Hace menos de un año fuimos a Chimalhuacán para hacer una nota sobre los feminicidios que tienen lugar en ese municipio. En ese texto señalamos que llamó la atención el ambiente enrarecido que se percibía en las calles de esa zona del Estado de México: nadie respeta los altos del semáforo ni las vueltas prohibidas; en varias ocasiones vimos a los conductores mentarse la madre por nada; aventarse el auto a la menor provocación y no respetar a los peatones. De nada servía que hubiera anuncios donde se le pedía a la gente respetar las señales de tránsito, cosa que nadie hacía.
En Ecatepec las cosas no fueron muy diferentes. Constantemente veía autos particulares circular por el carril destinado exclusivamente para el Mexibús. En teoría existe una la multa por este tipo de infracciones, pero eso poco parece importar cuando los policías que veían estas acciones ni siquiera se inmutaban.
Esto me convenció de la importancia de contar con un lugar como el Museo Puente del Arte en un sitio como Ecatepec. Una flor en medio del desierto a la que vale mucho la pena no sólo conocer, sino difundir con la esperanza de que su ejemplo se replique en otras regiones con altos niveles de delincuencia.
Supe que iba llegando a mi destino cuando a lo lejos vi la estructura del puente. Unos metros más adelante me llevé una profunda decepción…
La tristeza del Puente Eiffel
Pasé junto al Museo Puente del Arte y mi primera impresión fue que lucía muy descuidado y algo me dio mala espina. Estacioné el auto en el Museo Casa de Morelos, que se encuentra a unos metros de ahí, y me acerqué a uno de los policías del lugar para preguntarle sobre el estado actual del Puente del Arte.
– Lleva unos meses abandonado. Fue saqueado por unos “ratas” y desde entonces quedó así.
Me entristeció enterarme que la delincuencia había alcanzado un espacio dedicado al disfrute y la difusión del arte. Pedí permiso para dejar ahí mi auto y poder acercarme a pie hasta el puente. El policía cedió aunque me recomendó tener cuidado.
Debido a la cercanía de Vía Morelos por ahí pasan una gran cantidad de autos, aún así me sentí inseguro. Me llamó la atención ver a varios tipos que sin motivo aparente estaban paradas en distintas zonas de la calle observando el entorno de de forma sospechosa.
Las puertas clausuradas y pintarrajeadas, basura amontonada en los costados y el mal olor del río que pasa debajo brindan un escenario que parte el corazón.
Uno de los enrejados que bloqueaba el paso estaba roto, por lo que pude acceder y acercarme hasta la puerta. Uno de los ventanales estaba quebrado, así que aproveché ese pequeño hueco para tomar un par del fotos del interior del museo, en donde salvo algunas macetas ya no había nada.
Aún con todo ese abandono, pude observar la estructura del puente y notar ciertas similitudes arquitectónicas con la Torre Eiffel. Este puente de hierro en realidad es muy bello e imponente, pero el que esté tapado y tan descuidado hace que pase desapercibido ante los ojos de la mayoría.
Manuel Bueno Herrera varias veces se quejó del poco apoyo que recibía tanto de las autoridades estatales y municipales, como de los organismos dedicados al fomento de la cultura. Supuestamente el cierre del museo se dio para darle mantenimiento, pero las instituciones pronto se olvidaron de él.
Le estructura que rodea al puente se ha ido rompiendo, provocando que la lluvia y las inclemencias del ambiente dañen la estructura interior. Esto ha propiciado que en el lugar se presenten actos de vandalismo y asaltos.
¿La debacle del museo se dio por la delincuencia o por el desinterés de las autoridades? Me inclino por pensar que fueron varios los factores.
A mi regreso, el policía me preguntó sobre mi interés en el puente. Le conté que había sido diseñado por el mismo creador de la Torre Eiffel y se mostró sorprendido. Por mucho tiempo ha trabajado ahí y ni idea tenía de su importancia.
En muchas partes del mundo las obras atribuidas a Gustave Eiffel son presumidas y exhibidas. En Ecatepec se han encargado de sepultar ese legado.
Prioridades equivocadas
Toda el área oriente del Estado de México está repleta de publicidad alusiva a las próximas elecciones para elegir a su nuevo gobernador. Entre tantas fotos de candidatos y promesas hechas al aire me pregunté si realmente alguno de ellos tendrá algún plan viable para impulsar la cultura.
Cuando operaba, aún y con todas sus carencias, el Museo Puente del Arte contaba con una significativa afluencia de habitantes que decidieron abrazar a las artes como estilo de vida. Las ciudades que han logrado ser arrebatadas del crimen organizado fueron aquellas donde la gente encontró espacios públicos propicios para el desarrollo humano e intelectual. Lástima que en Ecatepec ocurra lo contrario.
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El Centro Cultural Puente del Arte, o lo que queda de él, se encuentra Vía Morelos, San Juan Acalhuacan, en Ecatepec.