Al ser una de las metrópolis más importantes del mundo, la Ciudad de México cuenta con varios recintos deportivos históricos de gran trascendencia, cuya trascendencia muchas veces va más allá del ámbito las para las que fueron erigidos.

Uno de ellos es el Frontón México, que por años fue el máximo escenario para la práctica y exhibición de la Pelota Vasca en nuestro país, y que además, se arraigó profundamente en la sociedad capitalina del siglo XX.

En este Vagando con Sopitas.com quisimos no sólo dar un pequeño repaso en la historia de este edificio emblemático, sino también lanzarnos a vivir la experiencia de ver un partido de Jai Alai en el Palacio de la Pelota.

La fiesta alegre

Los documentos más antiguos que hacen referencia a las raíces de la Pelota Vasca datan del siglo XIII, y hablan del Jeu de Paume, considerada la evolución de un arcaico juego de pelota que llegó a territorio francés gracias al avance del Imperio Romano.

Comenzó a jugarse, pero al poco tiempo también era disfrutado por aristócratas y burgueses. Poco a poco se fue extendiendo del sur de Francia al norte de España.

De esta práctica comenzarían a surgir diferentes modalidades, por ejemplo, los deportes de raqueta, la valenciana y la Pelota Vasca. Precisamente esta última, está integrada por distintas modalidades, una de ellas es la cesta punta o Jai Alai (“fiesta alegre” en el país vasco). Este deporte se juega con una cesta que puede ser tejida con plástico o mimbre a modo de guante, con una cavidad de 15 cm que sirve para atrapar la pelota y volverla a lanzar contra la pared del frontón.

La pelota, por otro lado, tiene una base de goma de caucho cubierta por hilo de lana y dos capas de piel de cabra. Aún y con lo pesada que es, en algunas jugadas pueden alcanzar hasta 300 km/h.

Habitualmente el Jai Alai se juega de forma individual o en parejas, y las naciones que se destacan más en su práctica son España, Francia, Filipinas, Estados Unidos y México.

Relatos de una época llena de glamour

Quienes llegaron a conocerlo en sus tiempos de mayor esplendor, cuentan que ir al Frontón México era todo una experiencia, misma que no estaba destinada para todos.

Partidos legendarios entre los mejores exponentes del Jai Alai a nivel mundial, un ambiente glamoroso, apuestas en grande y visitantes distinguidos, todo eso y más se vivía durante las noches en las que operó el Frontón México, ubicado en la Colonia Tabacalera, a unos metros del Monumento a la Revolución.

IMAGEN “fronton_mexico_antano_” (con el pie de página: Imagen de Frontón México)

Después de más de medio siglo este recinto se vio obligado a cerrar sus puertas. Como nunca tuve la oportunidad de ir, y al crecer no me quedó de otra más que hacerme a la idea de lo que era vivir un partido de Jai Alai en un edificio que al menos desde fuera lucía portentoso.

Por eso, en cuanto se anunció que el Frontón México sería remodelado y abriría sus puertas, me prometí que esta vez no me perdería la experiencia.

El templo pelotari

Aunque no hay registros certeros sobre la llegada de la Pelota Vasca a México, se sabe que el primer recinto para su práctica en la Ciudad de México fue el Eder Jai. Tanto éxito tuvo el Jai Alai entre la afición, que fue necesario abrir un nuevo espacio: El Frontón Nacional, ubicado en Allende, en el primer cuadro de la ciudad.

Además de poder presenciar encuentros de alta calidad, los asistentes a estos sitios podían realizar apuestas relacionadas a los partidos. Sin embargo, cuando el gobierno empezó a regular las apuestas sólo el Frontón Nacional pudo mantenerse abierto.

Se tiene documentada la existencia de otros escenarios destinados a la práctica del Jai Alai, como el Frontón Hispano-Mexicano, que comenzó a funcionar en 1923 y que se encontraba en las calles de Colón y Balderas (posteriormente sería el Real Cinema); también estaban el Euzkalduna, en la calle Lucerna en la Colonia Juárez y El Estudiante, en Donato Guerra y Reforma.

A la par también hicieron su aparición otros frontones populares o de barrio, en colonias como Polanco, Azcapotzalco, Mixcoac, Cuauhtémoc y Tacubaya. En ese entonces, la Ciudad de México era la que tenía más canchas de pelota vasca en el mundo.

No obstante, ninguno de estos fue tan espectacular ni alcanzó la trascendencia del Frontón México, cuyo edificio Art Decó fue diseñado por los arquitectos Joaquín Capilla y Teodoro Kinhard. Fue inaugurado por Emilio Portes Gil, entonces presidente de México, el 10 de mayo de 1929. Sin duda, se trató del primer escenario techado de la Ciudad de México, destinado a la exhibición a gran escala de eventos deportivos.

Por cierto, el frontis o Pared Frontal de la cancha se hizo con piedra de chiluca, aunque otros aseguran que se empleó el mármol que sobró de la construcción del Palacio de Bellas Artes.

Aquellos gloriosos años dorados

No pasó mucho tiempo antes de que el Frontón México se volviera uno de los lugares favoritos de la sociedad élite de la Ciudad de México.

Por un lado, estaban los partidos protagonizados por las grandes figuras del momento, como el gran Aquiles Elorduy; por el otro, las fuertes apuestas que se realizaban dentro de sus instalaciones (hasta 1991, aún se ponían en juego alrededor de 400 millones de pesos -de aquel entonces- al día).

Este combo hizo que para mediados de siglo fuera visitado por destacadas figuras de la cultura, el espectáculo o la política, como Mario Moreno “Cantinflas”, Ernest Hemingway, María Felix, Orson Welles y Agustín Lara. Una de las normas para permitir el acceso, era que los hombres vistieran con riguroso saco y corbata. En caso de acudir sin esta indumentaria, ahí mismo podían rentar esas prendas.

En el ámbito deportivo, este inmueble fue sede de las pruebas de frontón en los Juegos Olímpicos de México 68, así como de campeonatos mundiales de Jai Alai.

Otros eventos sobresalientes que ocurrieron ahí son la fundación del Partido Acción Nacional en 1939; y la despedida multitudinaria al poeta chileno Pablo Neruda que en agosto de 1943 dejaba su cargo como cónsul en México.

El Frontón México incluso aparece en gran parte del filme La Noche Avanza, del director Roberto Gavaldón. Esta cinta perteneciente al género del cine negro y su historia gira alrededor de un pelotari.

El ocaso del gigante

En octubre de 1996, después de varios conflictos entre dueños y concesionarios, y la consecuente falta de pago a los casi quinientos trabajadores con los que contaba, el Frontón México debió irse a huelga para evitar la quiebra. Lo que en un principio se pensaba como una medida temporal, se prolongó por años, mientras las instalaciones paulatinamente se fueron deteriorando.

Para el 2009 en la Cámara de Diputados se llevó a un acuerdo para promover la apertura de este inmueble para el 2010, algo que finalmente no sucedió. La pasión por el Jai Alai en la Ciudad de México pareció congelarse y toda una generación se quedó sin la oportunidad de poder vivir la emoción que genera este deporte.

Imagen de Graham C99

La experiencia en pleno 2017

Para darme una idea de lo que era presenciar un partido de Jai Alai durante la época dorada del Frontón México, decidí ir un jueves (los partidos comienzan a partir de las 19:30 horas, de jueves a domingo).

Al encontrarse relativamente cerca de la zona centro de la ciudad, hay varios sistemas de transporte que pasan por ahí. En mi caso legué hasta la estación Revolución, que por cierto acaba de ser remodelada y luce muy bien.

De ahí caminé un par de calles hasta la Plaza de la República. Si no han tenido la oportunidad de recorrerla en los últimos años, bien vale la pena que lo hagan, pues a raíz de los festejos por el Bicentenario de la Independencia, todo este espacio fue reestructurado y nuevamente se ha vuelto un destino muy frecuentado tanto por turistas como por la población en general.

Caía el sol cuando divisé el legendario edificio del Frontón México. Faltaban 15 minutos para que iniciaran los partidos, así que no perdí más el tiempo y me dirigí hacia la entrada principal donde ya había un buen número de personas reunidas. .

El renacimiento del Frontón México

Más de 20 años después de haber cerrado sus puertas por una huelga, y tras varios intentos poco fortuitos, en marzo del 2017 el Frontón volvió a entrar en funcionamiento, no son antes realizarle remodelaciones y adecuaciones para devolverle el brillo de antaño. Si bien ni la cancha ni la estructura sufrieron grandes afectaciones por el abandono, otras áreas se encontraban en un estado casi deplorable.

El proyecto de renovación lo transformó en un espacio multifuncional, capaz de albergar no sólo partidos de Jai Alai, sino otro tipo de eventos: Su estructura se reforzó para ser capaz de soportar cargas de hasta 70 toneladas; se acondicionó la acústica; y gracias a su disposición, su capacidad de 1,700 lugares puede ampliarse hasta 4,200, dependiendo de las necesidades del evento. 

El edificio además cuenta con un casino de tres niveles, un restaurante bar y un Sky Lounge capaz de recibir hasta 800 personas.

Imagen de Frontón México

Momento de Jai-Alai

Desde que uno entra al edificio y se dirige a las taquillas, es posible percibir un ambiente muy peculiar. Por un lado, aunque el código de vestimenta ya no es tan estricto como en antaño, si me percaté de que la mayoría de los asistentes van con atuendos que tienden a lo formal.

En un par de minutos adquirí mi boleto e ingresé al vestíbulo, un espacio de amplias dimensiones en donde se encuentran dos locales, uno destinado para venta de bebidas, y otro para los alimentos.

Por cierto, los precios de este sitio no son los más accesibles. Además de pagar entre 160 y 270 pesos por boleto de entrada, dentro los costos son más elevados que los de otros espectáculos deportivos o musicales.

El primer contacto visual que tuve al ingresar a las butacas fue impactante. Y es que por sus dimensiones, la cancha del Frontón México es una de las más grandes del mundo.

Poco a poco fueron llegando más personas, muchos de ellos con un marcado acento vasco. Me gustó toparme con gente de toda las edades, desde niños de cinco años hasta octogenarios entusiastas.

Entonces aparecieron los pelotaris que participarían en primer partido de la velada. Aunque no tenía ni idea de las reglas de este deporte, me bastaron unos minutos para entender tanto la dinámica del juego y de la tribuna.

Mientras la cancha la pelota iba y venía a un ritmo vertiginoso, entre el público los “corredores” (a quienes se les puede identificar por su vestimenta y los gritos que dan) invitaban a la gente a realizar apuestas mientras transcurría el encuentro.

Conforme avanzó el partido la gente comenzó a meterse más en las jugadas, festejando los puntos a favor de su pareja favorita, aplaudiendo las jugadas más espectaculares y lamentando cuando la fortuna dejaba de sonreírles; todo esto mientras un narrador con un estilo muy peculiar va describiendo las incidencias.

El espectáculo mejoró aún más en el segundo juego, donde Laduche (Fra) y López (Esp), se enfrentaron a Olharan (Fra) e Inza (Fra). Estos cuatro pelotaris son de los mejores del mundo y eso quedó claro de inmediato. El enfrentamiento pactado a 30 puntos fue de ida y vuelta, con volteretas vertiginosas en el marcador.

En el momento menos pensado me sorprendí emocionado, aplaudiendo las jugadas y conteniendo la respiración con la disputa de cada punto. Como si fuera un aficionado con años de experiencia me conmoví cuando la partida se puso 29 a 29 y todo dependió de una última jugada. El público estaba vuelto loco, se realizaban las últimas apuestas y el narrador del sonido local no ocultaba su fascinación por el partidazo que tenía lugar en la cancha. Yo simplemente quería que ese último tanto fuera eterno.

Fue en ese momento cuando entendí la fascinación por este deporte y la importancia que un recinto así tiene en la ciudad. Adentro del Palacio de la Pelota todo era un manicomio, afuera la noche acariciaba la fachada de este hermoso edificio.

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El Frontón México se encuentra en Plaza de la República 17, en la colonia Tabacalera. La temporada de juegos es de marzo a julio de 2017.

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