Estamos a sólo unos días de la celebración del Día de Muertos, y en esta sección no queríamos dejar que la fecha pasara inadvertida; por eso este Vagando está dedicado a tres de las casas más terroríficas de la Ciudad de México.

Hacer la selección de estos sitios resultó complicado, pues entre más buscábamos lugares en los que hubieran ocurrido hechos extraños o de los que se contaran leyendas interesantes, nos topábamos con un gran mosaico de posibilidades, lo cual nos lleva a la conclusión de que esta ciudad, además de bella, contrastante y caótica, también está embrujada.

El callejón del aguacate, la Casa de Cañitas (la cual visitamos de pasada cuando fuimos al Árbol de la Noche Triste), el Palacio de Lecumberri, la isla de las muñecas en Xochimilco, el callejón del Diablo en Mixcoac, la casa de Don Juan en el Centro Histórico o el Hospital Juárez, por citar sólo algunos ejemplos.

Finalmente nos decidimos por 3 lugares que nos llamaron la atención por el halo de misterio que guardan y las historias de hechos inexplicables que ahí ocurrieron y que siguen sin estar del todo claros; una incluso es una joya arquitectónica cuya rareza ha contribuido a que alrededor de ella se entretejan varias leyendas.

No queremos convencer a nadie de la existencia de fantasmas o fenómenos sobrenaturales, sino simplemente transmitir algunas de las muchas historias de fantasmas que se cuentan en esta Ciudad.

Comenzamos pues, este tour terrorífico:

La Moira

A principios de la década de los años setenta, un niño de ocho años de nombre Marcos entró a una misteriosa casa que decían estaba abandonada. En su interior observó y escuchó muchas cosas raras, sin embargo, la que más le aterró fue ver a un niño de su edad colgado en el techo de una de las habitaciones de la planta alta; esto hizo que Marcos saliera despavorido de aquella casa.

Años después Marcos seguía recordando su experiencia en aquella misteriosa casa, por lo que decidió regresar y comprobar si aquello que vio había sido real o sólo una mala jugada de su mente. Nadie sabe bien qué es lo que ocurrió, pero Marco fue encontrado ahorcado en la misma habitación donde tiempo atrás había visto al niño ahorcado. ¿Suicidio? ¿asesinato?

Tiempo después, esta casa comenzó a ser conocida por las sesiones espiritistas que se realizaban en ella, y donde dicen que incluso hubo posesiones demoníacas. A esta casa se le puso el sobrenombre de “La Moira”, que en lenguaje antiguo significa “Destino”. A inicios del presente siglo, los fines de semana se hacían recorridos nocturnos en su interior, los cuales dejaron de realizarse porque la intensidad de las manifestaciones era tanta, que aquella experiencia se volvió peligrosa.

Luego funcionó como un sensorama para el descubrimiento del potencial sensorial y perceptivo, y años después, como un Centro Cultural abierto a todo tipo de manifestaciones artísticas y cuyas paredes estaban pintadas por diferentes artistas. En ese entonces podía ser visitada por cualquiera, pero de pronto cerró sus puertas.

Una frase alusiva a esta casa dice que “Si estás aquí es porque el destino así lo quiso”. Bajo esa premisa me dirigí hace unas semanas hasta esta vivienda. Al llegar me impidieron el paso diciendo que aquella casa ya no estaba abierta al público. Los días siguientes intenté contactar a los actuales encargados de la Moira para poder agendar una visita y presentarla como parte de esta sección. Varias personas me dieron datos para dar con los propietarios, sin embargo el dueño se encuentra en el extranjero. Hasta la fecha sigo esperando respuesta.

La Moira se encuentra ubicada en José Vasconcelos #125, esq. Juan Escutia Col. San Miguel Chapultepec. Es fácilmente ubicable por la media luna que tiene en su fachada. Se rumora que los recorridos nocturnos han vuelto a ser abiertos, pero como todo lo relacionado con esta casa, nadie tiene una información muy precisa. Si logras entrar, no está de más que tomes medidas “de protección”, pues dicen los que saben que en el lugar aún hay una gran cantidad de carga energética.

A 30 años de la misteriosa muerte de Marcos, esta casa sigue encerrando varios misterios, a tal grado que se dice, es la casa más embrujada de toda la Ciudad de México.

La Casa de las Brujas

Hace unos años, regresaba de una reunión con mis amigos en la colonia Roma y comencé a tomar calles al azar; pasaba de las 3 de la mañana y una niebla brumosa le daban un toque de misterio a las viejas calles de esa colonia. De repente fui a dar a un pequeño parque rodeado por grandes casonas construidas durante el siglo XIX y principios del siglo XX. El sitio me dio curiosidad y bajé (no, no estaba borracho y no me importó si no se veía seguro).

En el centro de aquella plaza había una replica del David de Miguel Ángel, seguí caminando hasta que me topé con una imponente construcción cuya fachada me dejó sin habla: aquel edificio tenía el aspecto de un tétrico castillo que en silencio vigilaba la plaza. Dejé de sentirme cómodo y mejor me marché. Tiempo después supe que aquel sitio es conocido popularmente como “La Casa de las Brujas”.

He vuelto varias veces a esa plaza, sólo que ahora no me provoca miedo sino fascinación. En realidad, aquella construcción sui generis en la capital mexicana es el edificio Río de Janeiro y fue uno de los primeros edificios departamentales de la ciudad.

Este edificio fue construido por el arquitecto e ingeniero británico Regis A. Pigeon en 1908; el inmueble rompe con el afrancesamiento de aquella zona de anchas calles y es símbolo del ocaso de la modernidad que trajo a la ciudad el periodo porfirista. Así lucía ese vecindario hace un siglo (a la derecha de la imagen podemos apreciar la mítica casa).

Las ventanas y techo de la parte posterior forma una especie de rostro de bruja. Como se trató de una de las primeras edificaciones de la manzana, carece de muros de colindancia, por eso tiene ventanas que miran al sur y oriente que ahora están tapadas por los muros de las construcciones cercanas. El tabique aparente de su fachada y sus caprichosas formas hacen que visitar este edificio sea una experiencia imperdible.

En su interior hay un patio en el que confluyen los departamentos. Hacia los años treinta toda la planta baja fue remodelada por el ingeniero Francisco Serrano al estilo art déco y adquirió el nombre de edificio Río de Janeiro.

 

Se dice que ahí vivió “Pachita”, una bruja que era visitada y consultada por muchos famosos y políticos influyentes de la época. Con los años han pululado leyendas sobre distintas manifestaciones sobrenaturales que ocurren en este edificio; incluso hay quienes aseguran haber visto a “Pachita” deambulando por sus pasillos.

Sea cierto o no, este edificio es una de las construcciones más icónicas de la Ciudad de México. En ella han vivido famosos artistas e intelectuales, además de que es mencionado en obras literarias como El desfile del amor, de Sergio Pitol, y La cabeza de Hidra, de Carlos Fuentes.

Esta enigmática casa se encuentra en Plaza Río de Janeiro 56, esquina con Durango, en la colonia Roma Norte.

La Casa de la tía Toña

Más de una veintena de jóvenes han caído durante los últimos años por una barranca de 30 metros ubicada en lo más profundo de la tercera sección del Bosque de Chapultepec. Esta situación se ha repitiendo constantemente e incluso hay personas que han perdido la vida en esa zona de la ciudad. ¿El motivo? Buscaban la casa de la tía Toña.

Hay quienes afirman que no es más que una leyenda, lo cierto es que muchos de quienes han querido aventurarse a ver qué tanto de esta historia es real han sido víctimas de accidentes a veces mortales.

La historia cuenta que en esa sección del Bosque de Chapultepec hay una casa que era habitada únicamente por Toña, una mujer que para mitigar su soledad decidió recoger a los niños en situación de calle que encontraba, y a los que alimentaba y cobijaba. Estas acciones desinteresadas la volvieron muy popular entre los vecinos.

También corría el rumor de que la Tía Toña guardaba en su casa una cantidad de dinero considerable, producto de la herencia que su marido le dejó al morir, y con el que podía llevar a cabo sus obras de caridad. Sabiendo lo anterior, algunos de los muchachos que vivían con ella tomaron la decisión de robarle todo el dinero y huir. Una noche, cuando los demás dormían, estos niños revolvieron los cajones y muebles  buscando el botín. Fue tanto el escándalo que la dueña de la casa despertó y los descubrió buscando el dinero; comenzó a regañarlos y ellos, por temor a ser entregados a la policía, comenzaron a golpear con distintos objetos a la tía Toña; tras causarle la muerte, se dieron a la fuga.

La policía jamás dio con los culpables y una profunda tristeza se apoderó de los habitantes de la colonia. La casa fue abandonada y vaciada de sus pertenencias sin que se supiera si realmente se encontró o no el dinero. Otra variante de la leyenda dice que fue la Tía Toña quien asesinó a los niños y tiró los cuerpos por el bosque, y al darse cuenta de su crimen se encerró en su cuarto y se suicidó.

Con el paso del tiempo comenzaron a ocurrir fenómenos extraños dentro y fuera de la casa, como el avistamiento de la sombra de Doña Toña por las ventanas de la casa. Si alguien intentaba rentar o comprar la propiedad y la visitaba, en su interior se escuchaban ruidos raros, las puertas se abrían y cerraban sin motivo, y algunos objetos caían violentamente, así los posibles compradores terminaban marchándose.

Se dice que esta vivienda se encuentra en Cumbres de Acutzingo cerca del panteón de Dolores, sin embargo, o nadie sabe a bien su dirección o hay fotos de distintos inmuebles que se contradicen entre sí. Una de estas casas puede observarse a lo lejos desde una de las barrancas de la tercera sección del Bosque de Chapultepec. Para llegar hasta esa zona, hay que recorrer un buen trecho de caminos desolados, los cuales son poco seguros y en los que se han presentado robos y violaciones.

Lamentablemente la propagación de esta leyenda en internet ha contribuido a que varios curiosos, muchos de ellos menores de edad, se aventuren en esta zona poniéndose en riesgo; también hay quienes escuchan voces de niños, lamentos de una mujer o sienten presencias extrañas mientras se acercan a esta casa.

Lo cierto es que no hay datos del todo certeros sobre esta casa. Hay rumores que señalan que el terreno en el que se encuentra la casa es un predio que fue expropiado por José López Portillo, entonces presidente de México, quien deseaba construir una mansión para sus familiares y cuyo dinero para hacerlo provino del erario público. Durante la década de los setentas la zona se encontraba fuertemente custodiada por patrullas.

***Foto tomada de Google Maps

Actualmente la casa parece estar habitada aunque nadie sabe por quién.

¿Histeria colectiva? ¿Una casa abandonada y embrujada? ¿La ex casa de un presidente? ¿Un predio ilegal en medio de la tercera sección del Bosque de Chapultepec? Sin duda esta es una de las leyendas más conocidas de la Ciudad de México y cuya verdad aún sigue sin conocerse al 100%.

* * * * *

Por Gabriel Revelo

Si tienes algún sitio interesante y poco conocido de la Ciudad de México que quieras compartir, no dejes de mandar un mail a: gabriel@sopitas.com.

Todo lo que no sabías que necesitas saber lo encuentras en Sopitas.com

Comentarios