– “Aquí cerca hay un panteón en donde están enterrados varios mexicanos que fueron importantes para la historia del país, un día de estos podemos ir a conocerlo, es un lugar lleno de solemnidad”.

Eso solía decirme mi papá algunos domingos cuando íbamos a pasear a la segunda sección del Bosque de Chapultepec. Por desgracia el tiempo fue pasando y ese fin de semana jamás llegó. Mi papá murió y aquel plan poco a poco se fue quedando en el olvido.

El lugar al que se refería era a la entonces llamada “Rotonda de los hombres ilustres”, ubicada en el interior del Panteón Civil de Dolores. Este Vagando con Sopitas.com surgió por el deseo de cumplir esa visita que pospuse por décadas.

Imagen de Wikipedia

La promesa que se volvió cementerio

Como ocurre con casi todas las historias sobre sitios peculiares y/o valiosos de la Ciudad de México, para entender la importancia del Panteón de Dolores es necesario remontarnos varios siglos atrás, para ser más específicos a 1835, año en el que un inglés adinerado de nombre William Benfield llegó a México buscando que el clima de nuestro país ayudara a mejorar la salud de su esposa.

Para su mala suerte, al poco tiempo de llegar, su hija falleció y al querer enterrarla en el atrio de una iglesia se le impidió pues su familia profesaba la fe anglicana. Aquí es importante señalar que por aquellos tiempos la Iglesia Católica y sus órdenes religiosas tenían bajo su control a los servicios funerarios y a los registros civiles de la ciudad.

William entonces prometió que construiría un cementerio civil, algo que logró con la llegada de las leyes civiles de Reforma. Así, a partir de 1859 la administración funeraria pasó a manos de las autoridades, que a su vez permitieron que particulares operaran cementerios de índole civil.

Uno de estos permisos fue otorgado a la Sociedad Benfield, Brecker y Co, quienes construyeron un cementerio en las afueras de la ciudad, en unos terrenos que formaban parte del Rancho Coscacoaco, conocidos como la Tabla de Dolores, donde se vendía carne de res destazada. Esa empresa había sido fundada por Juan Manuel Benfield, hijo de William, quien cumplió la promesa que su padre había hecho años atrás.

El panteón, basado en un proyecto triangular con avenidas y calles, fue inaugurado el 13 de diciembre de 1875. Gracias a esta apertura, cementerios como el de Santa Paula o el de San Fernando, que se encontraban en el centro de la ciudad, cerraron sus puertas.

Cinco años después fue vendido al Ayuntamiento de la Ciudad de México. Así nació el Panteón Dolores, que actualmente es uno de los más grandes y antiguos de la Ciudad de México, y el único autorizado para tener una fosa común.

La fiesta que ofendió a toda una nación

Normalmente el Panteón Dolores cierra sus puertas a los visitantes a las 5 de la tarde. Por eso nadie se percató que la noche del viernes 13 de junio de 2014, unas 100 personas se reunieron en la Rotonda de las Personas Ilustres, que se encuentra en el corazón de este camposanto.

Fue hasta más de un mes después, el 24 de junio para ser exactos, cuando unas fotografías publicadas por la revista TVNotas indignaron a la opinión pública. En ellas se puede ver a varios miembros de la farándula mexicana celebrando una fiesta entre las tumbas y monumentos donde se encuentran los restos de algunos de los mexicanos más sobresalientes en distintos campos.

Foto tomada de la revista TVNotas

De hecho, una enorme carpa estaba colocada en el centro de la Rotonda, justo en donde se encuentra una lámpara votiva que suele encenderse a modo de homenaje para los próceres del país.

Foto tomada de la revista TVNotas

El motivo del evento era celebrar el cumpleaños de la actriz Claudia Cervantes, que formaba parte de un programa de fomento a la cultura de la Delegación Miguel Hidalgo.

De acuerdo a TVNotas, la Delegación autorizó el evento –aún y cuando en la Ciudad de México está prohibido realizar fiestas en los panteones– con la condición de que las instalaciones no se maltrataran. Por otro lado, al tratarse de monumentos históricos y artísticos, los organismos encargados de autorizar su uso deberían haber sido los institutos nacionales de Antropología e Historia, y de Bellas Artes.

Al final, las fotos demostraban que los invitados participaron en un rally, comieron y bebieron entre las tumbas, y se tomaron selfies junto a los mausoleos sin mostrar respeto alguno.

Foto tomada de la revista TVNotas

Por días el tema fue trending topic en las redes sociales y la polémica estalló. Cervantes cambió la versión de lo ocurrido, señalando que no se trató de una fiesta sino de la filmación de un comercial.

Y después ocurrió lo de siempre, el hecho quedó en el anecdotario de la ciudad, aunque en cierta medida sirvió para que muchos mexicanos se enteraran de la existencia de una Rotonda dedicada a los y las connacionales ilustres.

Una visita siempre inquietante

Fue un lunes soleado y caluroso, alrededor de las 3 de la tarde, cuando acudí al Panteón Dolores para conocer la famosa Rotonda de las Personas Ilustres.

Como el cementerio se encuentra sobre Ave. Constituyentes, dejé el auto en el estacionamiento que está frente al Museo de Historia Natural, en la segunda sección del Bosque de Chapultepec, y caminé unos cuantos metros hasta entrar por uno de los accesos ubicados sobre Avenida Bosques.

A lo largo del panteón es posible toparse con alguno de los 23 lotes exclusivos. Entre los más famosos están el del Sindicato de Panaderos, el de las Águilas Caídas del Escuadrón 201, el de la comunidad alemana, el de los actores de la ANDA o el de la comunidad italiana.

Como todo panteón viejo, este lugar guarda un encanto especial. Uno puede pasarse un largo rato caminando entre las miles de tumbas del lugar, admirando el diseño artístico o exótico de algunas lápidas, o bien, saboreando la melancolía provocada por el abandono en el que se encuentran muchos mausoleos. Todo eso mientras un silencio abrumador nos envuelve casi hipnóticamente.

¿Cuántas historias podrían contarse si siguiéramos el rastro de cada una de esas tumbas?

Y ni qué decir de las muchas leyendas que se han entretejido entorno a este panteón, como la del niño que suele aparecerse pidiéndole ayuda a los visitantes porque se siente solo y no encuentra a su mamá; los lamentos de niños y mujeres que dicen se escuchan cerca de la zona de hornos; o bien, la visión que varios aseguran haber tenido de Diego Rivera pintando entre los sepulcros.

Todas estas historias no hacen más que hacer aún más enigmático este lugar que, aunque en apariencia está deteriorado y obsoleto, todo habitante de la capital debería darse un tiempo de conocer pues en sus entrañas guarda el recuerdo vivo de varios siglos.

Sigo caminando por las avenidas trazadas hasta que me topo con un señalamiento que me indica que estoy por llegar a mi destino.

La Rotonda

La originalmente llamada “Rotonda de los Hombres Ilustres”, fue creada en 1872 a iniciativa del presidente Sebastián Lerdo de Tejada.

Fue el propio Manuel Benfield quien le propuso a Lerdo de Tejada disponer del mejor lugar del Panteón Dolores un lugar para honrar los restos de los mexicanos más ilustres y perpetuar su memoria.

La Rotonda es una plaza circular en cuyo centro se encuentra una lámpara votiva. La primer persona que fue sepultada en la rotonda fue el militar Pedro Letechipia el 21 de marzo de 1876. Letechipia participó en la Primera Intervención estadounidense, en la Revolución de Ayutla y en la Segunda Intervención francesa.

Además de los restos de mexicanos de gran trascendencia para la historia, el valor de este espacio radica en que varios mausoleos son considerados por el INAH como monumentos históricos pues su construcción data de los siglos XVI al XIX.

Cada lápida de la rotonda representan el talento u ocupación de la persona en cuestión, elaboradas bajo estilos tan variados como el cubista, abstracto, art déco, etc. Por ejemplo, el mausoleo de David Alfaro Siqueiros está inspirada en su obra Prometeo.

El 26 de febrero de 2003, el presidente Vicente Fox emitió un decreto para cambiar el nombre de la Rotonda de los Hombres Ilustres por Rotonda de las Personas Ilustres, para promover la equidad de género.

La encargada de decidir quienes merecen el honor de ser sepultados ahí es la Secretaría de Gobernación. Hay espacio para 145 personas, hasta el momento se han ocupado poco más de 110 plazas.

Solemnidad y belleza

En cuanto uno cruza las puertas de la Rotonda de las Personas Ilustres se percibe un ambiente de solemnidad y patriotismo. Sin caer en ninguna exageración, es justo decir que el lugar es hermoso.

Fue el pasado 9 de junio cuando la Rotonda de las Personas Ilustres fue reabierta, luego de siete meses de obras de restauración y eso se nota. El césped verde y bien cortado, el piso limpio y los mausoleos en perfectas condiciones, cual si se tratara de un gran museo al aire libre.

Con la bandera nacional ondeando en uno de los costados, hay tantos monumentos alrededor que cuesta trabajo decidir por dónde comenzar. Cuando finalmente se comienza el recorrido, cada tumba va sorprendiéndonos por partida doble: Primero por el diseño de la lápida, y segundo, al ver el nombre del mexicano a la que ésta es dedicada.

Algunos de ellos son:

– David Alfaro Siqueiros, muralista.

-Amado Nervo, poeta y diplomático.

– Ignacio Manuel Altamirano, escritor.

-Jaime Nunó y Francisco González Bocanegra, autores de la música y letra del Himno Nacional Mexicano.

-Juan O’Gorman, muralista y arquitecto.

– José Clemente Orozco, muralista.

-Mariano Azuela, escritor.

– Carlos Pellicer, poeta y museólogo.

– Ángela Peralta, cantante de ópera.

-Rosario Castellanos, escritora y diplomática.

-Carlos Chávez, músico y compositor.

– Silvestre Revueltas, músico y compositor.

-Dolores del Río, actriz.

– José María Pino Suárez, vicepresidente y escritor.

-Diego Rivera, pintor muralista.

– Virginia Fábregas, actriz.

-Agustín Lara, músico y compositor.

– Agustín Yáñez, escritor y político.

– José Pablo Moncayo, músico y compositor.

-María Izquierdo, pintora.

Mientras recorro el lugar, veo que a lo lejos hay un par de personas encargadas de resguardar la Rotonda, algo que se agradece a fin de evitar actos de vandalismo o faltas de respeto.

Sería ocioso narrar con lujo de detalles lo que vi en cada uno de estos mausoleos. Basta decir que visitar esta rotonda invita a revalorar la enorme riqueza histórica de México y el aporte de estas personas para poner el nombre de nuestro país muy en alto. Estuve más de una hora ahí, conmovido y con el corazón latiendo de orgullo.

Antes de marcharme vi a lo lejos la lámpara votiva, epicentro de esta rotonda, que termina por coronar el paisaje.

Qué grato que existan lugares así, qué lástima que todavía sea tan poco frecuentado por los mexicanos.

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La Rotonda de las Personas Ilustres puede ser visitada de Lunes a Domingo de 8 a 17 horas.

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