Si piensas en Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo XX, podrás imaginar a un padre de familia recogiendo el periódico mientras su esposa perfecta se despide de él desde la puerta de su casa junto a sus dos hijos, una niña y un niño, vestidos de forma impecable. El padre se sube a su auto, un Cadillac pulido a mano, para ir a su trabajo con un cigarrillo en la boca y la idea de estar viviendo el tan anhelado sueño americano.

Pero también existe la otra parte. Si piensas en Estados Unidos en la misma época, también puedes imaginar a grupos de soldados asustados, la gran mayoría en sus 20, atravesando las junglas vietnamitas bajo lluvias torrenciales y con la seguridad de que en poco tiempo una bomba podría explotar o un ataque por parte del Viet Cong llegaría a matarlos como la historia dictaba que sucediera.

Esas dos caras de la sociedad americana son las que se exponen en la película The Post, pero no con la imaginería que antes describimos, sino a través de la historia de la prensa, la libertad de expresión, el triunfo de la verdad por encima del poder y un Estados Unidos que ya nadie reconoce…

Este filme de Steven Spielberg nominado a un Oscar por Mejor Película, narra la historia de cómo The Washington Post, un periódico local, se convirtió en un medio serio al publicar unos documentos secretos que revelaban 30 años de mentiras por parte del gobierno acerca de la guerra de Vietnam. En otras palabras, esta película intenta presentar cómo por primera vez en la historia de ese país se desafió el poder del gobierno a través de la libertad de prensa para seguir los principios básicos del periodismo.

O al menos en eso termina, porque al principio la cosa pintaba totalmente distinta. The Post, ubicada en 1971, parece un extraño intento de reflejar un Estados Unidos que se ha quedado en el pasado. Y lo único que podemos decir es que es un intento fallido. Esta cinta, de principio a fin, nos recuerda esas historias noventeras en las que salías del cine diciendo “es una gringada” con el mensaje que parece decir “Make America Great Again”.

Al principio, la historia parece estar dirigida a mostrar los celos que un periódico que no hacía periodismo de investigación sentía por un gigante como el Times para después pasar a diversos discursos donde antes del gobierno, está la historia, y antes de esta, la verdad que la gente merece conocer…

The Post no es una mala película, pero está lejos de ser un filme del que se puede hablar después de dejar la sala de cine. La definición “correcta”, o mejor dicho, más acertada, es que es una bomba de moralidad con pocas escenas significantes y otras tantas forzadas para hacer que una historia de más de 40 años encaje en una realidad actual: la lucha por la igualdad de género a pesar de la presencia de un presidente cero tolerante (incluso con la prensa) y conservador.

No es la primera vez que Spielberg nos presenta un drama histórico, pero sí la primera vez que no le sale nada bien. Basta con voltear y recordar Schindler’s List de 1993, un filme que tocaba fibras más sensibles de la Segunda Guerra Mundial, Saving Private Ryan de 1998 junto a Tom Hanks, Lincoln de 2012 con Daniel Day-Lewis, Munich de 2005, e incluso, Bridge of Spies de 2015.

Todos y cada uno de ellos mostraban cierto patriotismo que no llegaba a lo ridículo como en Independence Day o Born on the Fourth of July, pero tampoco dejando de lado que se trataba de un película sobre el país y su corta historia como nación libre (y todo el discurso que conocemos).

¿Una sorpresa en todos los sentidos? Totalmente, sobre todo al saber que los mismos guionistas que participaron en esta cinta fueron los que hicieron de Spotlight en 2015 una película importante que valía la pena ver y disfrutar. La clara diferencia entre las dos, a pesar de que hablan de la verdad, es que en The Post la libertad de expresión bajo tintes patrióticos es el protagonista mientras Spotlight se centraba en la importancia de la historia que se quería publicar.

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En 2017 entré a Sopitas.com donde soy Coordinadora de SopitasFM. Escribo de música y me toca ir a conciertos y festivales. Pero lo que más me gusta es hablar y recomendar series y películas de todos...

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