Tal vez el espacio sea uno de los temas más fascinantes de los que podamos leer, o por lo menos para algunas personas sí lo es. Este lugar desconocido plagado de estrellas, planetas, cometas, elementos fusionándose y creando nuevos mundo a millones de kilómetros de distancia de nosotros, nos hace reflexionar sobre lo pequeños que realmente somos, pero lo afortunados que somos de poder disfrutar la vida.

Si hay vida en otros planetas es algo que se especula desde hace décadas y el contacto extraterrestre es algo con lo que soñamos desde que hemos visto viajes intergalácticos en cintas como Star Wars, Star Trek, o incluso Alien. La ciencia ficción ha alimentado esta ilusión de viajar en el espacio, de conocer otras galaxias, de comprender al universo que tantos secretos alberga y que realmente muy pocos pueden comprender. En The Martian no vemos situaciones imposibles, somos testigos de algo que puede ser realidad y que en este momento está siendo desarrollado por la NASA como parte de sus misiones a Marte. 

The Martian, o Misión Rescate como fue llamada en México, plantea un futuro en el 2030 donde las misiones al planeta rojo ya son realizadas por seres humanos, se ha logrado establecer un hábitat donde los astronautas pueden vivir mientras realizan experimentos y conocer mejor el medio ambiente de Marte.

Ares III es la misión encargada de permanecer 31 días en este hábitat, tomando muestras de tierra para hacer sus investigaciones, entre otras cosas. El equipo está integrado por seis astronautas: Mark Watney (Matt Damon), la comandante Melissa Lewis (Jessica Chastain), Rick Martínez (Michael Peña), Beth Johansen (Kate Mara), Chris Beck (Sebastian  Stan) y Alex Vogel (Aksel Hennie). Después de un aviso de tormenta, deciden que la mejor opción es evacuar y regresar a la nave principal, Hermes, que flota en la órbita de Marte. El problema surge cuando Watney es alcanzado por una antena y arrojado lejos de sus compañeros en medio de la tormenta, al no tener registros de su traje, es dado por muerto. 

Aquí es cuando el verdadero reto comienza, Watney está vivo y no sólo debe sobrevivir en un planeta que jamás ha sido habitado por humanos, sino que debe hacer cuentas para las raciones de comida, enfrentarse a las inclemencias del planeta y lo más importante, hacerle saber a la NASA que está vivo y que no quiere morir en Marte.

Es así como Mark Watney comienza a trazar el camino que le permitirá sobrevivir hasta que logre establecer comunicación con la tierra: racionar la comida, crear un invernadero (es botánico), recuperarse de la herida que le causó la tormenta y, sobretodo, no dejarse vencer por la soledad, la desesperación e incluso la resignación que en algunos momentos muestra, al ver que todos los esfuerzos por sobrevivir podrían no ser suficientes.

Podríamos hablar y hablar de la trama, pero no se trata de llenarlos de spoilers y que no vayan a verla, al contrario, The Martian logra lo que muy pocas películas hacen: que quieras salir corriendo a decirle a tus amigos y a todo aquel que no la haya visto, que se siente a disfrutarla.

La cinta no está llena de cuestiones científicas que no podamos entender, el guión logra balancear perfectamente la ciencia con el lenguaje cotidiano, así como introducir frases cómicas (no porque estar aislado en un planeta sea divertido) sino porque la situación de esperanza y soledad se combinan para  alivianar un poco la sensación de tensión que se vive a lo largo de dos horas.

Lo que se podría considerar como una película que crea a un héroe o una historia más de “sobreviví a…”, se convierte en un relato íntimo y humano, llena de emociones con las que todos nos podemos identificar: la soledad, la desesperación, la esperanza, el miedo, la incertidumbre, la gratitud; no necesitas estar abandonado en un planeta para sentir eso, es algo todos hemos experimentado en nuestra vida y es justo esto lo que la hace increíble, tanto la línea narrativa como la actuación de Matt Damon nos dan un paseo por una gama de emociones donde vas de la risa, al nerviosismo y llegas al punto del nudo en la garganta.

Visualmente Riddley Scott logra una vez más una estética impresionante, con efectos impecables, una fotografía que resalta las maravillas del espacio y de Marte, nos sumerge totalmente en un mundo que no conocemos, pero que quisiéramos pisar alguna vez. The Martian es una garantía y una de las películas que definitivamente tienen que ver este fin de semana.

 

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