Lo que necesitas saber:

'El Eco', nuevo documental de Tatiana Huezo, forma parte de la competencia oficial de la edición 21 del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM). Aquí nuestra entrevista con la directora.

Una pequeña localidad poblana y sus poco más de 100 habitantes son el eje en el que se enfoca Tatiana Huezo para su nuevo documental. Ese lugar tan misterioso como recóndito, es conocido como El Eco.

Ahí, la actividad campesina es el pan de cada día para niños y adultos prácticamente por igual. “Esta película había que contarla en el campo porque en el campo los niños se hacen adultos muy rápido, nos cuenta Tatiana en entrevista desde el 21 Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), donde su material compite dentro de la categoría de Documental Mexicano.

Imagen ilustrativa del documental. Foto: Pimienta Films.

La afirmación de la también directora de Noche de fuego, es notoria cuando uno ve la cinta. Y no solo por el trabajo que realizan en el campo; también porque muchos de estos menores se preparan para darle clases a otros niños.

“Mi punto de partida era intentar hablar de lo que significa crecer, de la fragilidad que hay en este momento en la vida, menciona Tatiana Huezo sobre sus motivaciones para armar esta cinta. “También del pulso, de la energía de descubrir el mundo a través de los ojos de un niño”, agrega.

Si bien El Eco tiene como principal motor ese enfoque, hay más detalles que hacen de ese poblado en el documental algo especial. Nos sentamos a platicar con la cineasta en el marco de la proyección de su documental en el FICM, y nos cuenta cómo dio con ese lugar, que la marcó pasando el tiempo ahí, entre otras cosas.

Entrevista con Tatiana Huezo: Su llegada al pueblo

Explorar la perspectiva de las infancias y la juventud es algo que Tatiana Huezo ha tenido en mente en su trabajo desde hace algún tiempo. Lo hemos visto en la ya mencionada Noche de fuego, y aquí estaba dispuesta a retomar un poco ese elemento nuevamente.

Tatiana fue a dar con el poblado de El Eco gracias a una búsqueda que emprendió en escuelas rurales apoyándose en la base de datos del Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE). Según cuenta la directora, fue un trabajo arduo y estuvo a punto de renunciar a su búsqueda… al menos hasta que se encontró con esta localidad campesina.

“Me acerqué a la CONAFE y son ellos quienes me ayudaron a llegar a El Eco.. Iba de pueblo en pueblo, de comunidad en comunidad buscando algo que me hablara, una imagen, un paisaje….

“Entonces me salté 20 pueblos y fuimos directamente al Eco y empezaron a brotar las señales, las imágenes, los momentos. Desde el primer día que llegué, me tocó ver a Luzma, que es la niña que cuida a las ovejas… Iba a dar la primera tutoría de su vida. O sea, iba a enseñarle un tema a otro niño. Me tocó presenciar ese momento y desde que lo vi, pensé en que quería que eso estuviera en la película”.

Tatiana Huezo triunfó en la Berlinale 2023 con ‘El Eco’/Fotos: Getty Images/Radiola Films

¿Por qué le dicen ‘El Eco’ a ese poblado?

Una vez que encontró el lugar donde quería filmar el documental, Tatiana Huezo empezó a escuchar las historias de la gente. Y es que a pesar de su baja densidad de población, El Eco tiene una esencia muy ancestral.

Las leyendas sobre cómo se estableció el pueblo no faltan y algunas incluso abrazan el misticismo. Se habla de brujas, de algunos seres misteriosos de repente, y todo este imaginario enriquece la mitología de un lugar pequeño pero encantador. Eso sí, a pesar de que no le revelaron en concreto a la cineasta por qué se llama así el poblado, hay una idea llena mística para interpretarlo.

“Un día comimos en la casa de una abuelita del lugar, yo le pregunté a esta señora por qué se llamaba así el pueblo y realmente no me supo explicar. Yo le dije: ‘Oiga, ¿hay algún lugar de aquí de esta zona donde se escuche la voz del eco?

“Y ella me decía: ‘Mire, lo que yo sí le puedo decir es que cuando el viento arrecia, cuando el viento sopla muy fuerte, agarra las voces de la gente y se las lleva a pasear por los cerros. Entonces, aquí nos enteramos de todo. Tiene que tener mucho cuidado con lo que dice, porque aquí todos sabemos todo'”.

Imagen ilustrativa del documental. Foto: Pimienta Films.

La autopreservación a través de la educación; crecer a pasos agigantados

Como decíamos al inicio, los niños de El Eco se han visto en la necesidad de crecer a pasos agigantados. Conocen lo que es el trabajo pesado y muchos de ellos se preparan para continuar la tradición campesina del lugar. Hay un sentido de autopreservación latente en la película, pero no solo en se sentido…

Una de las lecturas que se aprecian en el nuevo documental de Tatiana Huezo, es este detalle sobre los niños que imparten tutorías/clases a otros niños. Lo hacen con elocuencia, de una manera clara y bien explicada. Entonces, también hay un sentido importante de la autopreservación desde la educación.

Imagen ilustrativa del documental. Foto: Pimienta Films.

Estos niños crecen a pasos agigantados debido a su duro entorno, y sin duda eso los empuja a ser más precisos en sus ideas a la hora de darle clases a otros pequeños. ¿Y de dónde viene esa elocuencia y esta dinámica de que un menor le dé una clase básica de –por ejemplo– ciencias naturales a otro? Tatiana Huezo nos detalla cómo se dan las cosas…

“La forma de vida en el campo es muy ruda. Siento que es un ámbito en donde los niños adquieren muchos conocimientos desde muy pequeños para su propia sobrevivencia. Pienso que es el conocimiento y la conciencia que tienen los niños campesinos de que en la tierra está la vida y de que la vida de ellos depende de eso; de la tierra y del cuidado de los animales.

“[Sobre como un niño le da clases a otro] este es un sistema de la CONAFE conocido como el modelo ABCD… Un niño aprende un tema, lo adquiere por sí mismo, es autodidacta.

“Hay un maestro que le da seguimiento, pero el niño aprende con los libros que hay en la escuela; también le pregunta a sus abuelos y le pregunta a sus papás. Cuando domina ese tema, se lo enseña a otro niño. Y hay una enorme responsabilidad que ellos sienten frente a eso”.

Imagen ilustrativa del documental. Foto: Pimienta Films.

‘El Eco’ de Tatiana Huezo y el elemento generacional del documental

Al inicio de la película, una pequeña llamada Luzma le pregunta a su mamá sobre por qué se casó tan joven. Y lo que parecería una pregunta llena de inocencia, desencadena una conversación importante sobre aprovechar la vida y no atarse a las costumbres del matrimonio siendo tan joven.

Es una pregunta “que le sale del alma a la niña”, asegura Tatiana Huezo. La directora nos revela que, de hecho, fue ella misma quien incentivó a que Luzma le preguntara a su mamá sobre qué hacía de pequeña. Pero fue esta curiosa niña quien al final formuló la pregunta sobre el matrimonio de su madre.

Al mismo tiempo, la respuesta de la mamá de Luzma es una seña de cómo ella misma quiere romper este ciclo generacional del rol que se acostumbra darle a la mujer. La señora no quiere que su hija corra la misma suerte que le tocó vivir.

Eso es solo uno de los tantos detalles y elementos generacionales que se pueden ver en El Eco de Tatiana Huezo. Y no solo son los niños son quienes marcan la pauta en ese sentido para este documental.

Imagen ilustrativa del documental. Foto: Pimienta Films.

En uno de los momentos más emotivos de la película, conocemos a una abuelita descrita como ‘una de las primeras habitantes del poblado’. La señora se mueve con dificultad, es honesta y dice que le cuesta trabajo recordar canciones, por ejemplo…

Esta es sus últimos momentos de vida en los que ella misma dice que “ya no sirvo para nada”. Pero no es verdad. Ella es este elemento ancestral y generacional de identidad que une a los habitantes… Tatiana Huezo la recuerda, explicándonos cómo la marcó convivir con ella durante varios años.

“La abuelita para mi fue uno de los pilares de esta película. También fue alguien que llegó a mi vida y que dejó una semilla muy grande guardada en mí. Fueron cuatro años de estar vinculada a ella.

“Me dejó una sensación de la enorme dignidad y el enorme cariño que en los pueblos hay por la gente mayor; del respeto profundo que hay por los abuelos. Pero también veo a esta mujer que ya vivió la vida… La abuela era una rebelde
entrañable; era una mujer con un gran carácter que me dejó sentir cómo una matrona de ese tamaño tiene la certeza de haber recorrido una vida”.

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Editor de Música en Sopitas.com; a veces escribo y hablo de otras cosas. Egresado de FES Aragón UNAM. Los gatos y la música son necesidad absoluta.

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