Cuando hablamos de películas basadas en videojuegos, no hay ni para donde voltear. En el mejor de los casos, tenemos filmes mediocres que llegan a raspar parte del espíritu del material original, pero por una u otra razón, siempre se quedan cortos.
¿En el peor de los casos? Tenemos barbaridades como la película de Super Mario Bros.
Claro, el disgusto por esta película ha ido decayendo con el tiempo. Ya que al ser la primera película de su tipo, no podemos ser tan exigentes (sí, si podemos).
Sin embargo, esta excusa no sirve para la película de la que vamos a hablar hoy.
Corría el año de 1991, época en la cual, Nintendo se encontraba en la cima del mundo. Pero para aquellos que no tenían esta consola o la de su rival, Sega, las maquinitas eran la opción para adentrarse al mundo de los botonazos.
Y fue en este mismo año, que uno de los títulos más importantes de la industria apareció. Fungiendo como la verdadera secuela del clásico Street Fighter (Final Fight fue descartado como su continuación), Street Fighter 2 llegó para convertirse en el amo y señor de las salas de arcades.
Por los siguientes tres años, este título recibió una oleada de actualizaciones. Cambios en el balance de los personajes, aumento en la velocidad y para su cuarta versión, nuevos personajes.
A pesar de que la película de Super Mario Bros. fue todo un fracaso tanto a nivel crítica como financiero, gracias a la labia del productor Edward Pressman, Capcom se interesó en su propuesta de hacer una película basada en su mayor éxito.
Con la aprobación de la compañía japonesa, era tiempo de encontrar a un director y a un escritor… Steve De Souza entra a escena.
Durante toda una década (1982-1992), De Souza se había colocado como uno de los mejores escritores del género de acción. Con filmes como Commando, The Running Man, 48 Hours y las primeras dos entradas de Die Hard; no había un mejor escritor para realizar el guión de Street Fighter: La Película.
Sin embargo, las ambiciones de De Souza iban más lejos que sólo hacer un guión. Oh no, para el escritor, era tiempo de hacer su debut –y casi despedida– como director de una película hollywoodense.
Algunos pensarían que esto sería un error por parte de Pressman, pero De Souza contaba con algunos créditos dirigiendo algunos episodios de series como Cuentos desde la Cripta.
Con guión en mano y director puesto y dispuesto, era hora de empezar a convocar a los actores que protagonizarían la película, ¿pero quién podría ser la estrella que llevará a la gloria a esta película?
Si hoy en día, el poner a un actor de una nacionalidad minoritaria en un espectáculo hollywoodense es un riesgo, imagínense a principios de los 90 cómo era la situación.
Teniendo en cuenta que el protagonista de los juegos era un hombre japonés, todos creerían que Ryu sería el protagonista principal, pero…
En su reunión con Capcom, De Souza llegó al acuerdo de hacer una película similar a los filmes de James Bond. Claro, con escenas de peleas al mero estilo de los juegos encontrados en las maquinitas.
Viendo que la intención original de Capcom para con Bison, era la de convertirlo en un tirano megalómano, De Souza tomaría al “Halcón Americano”, William Guile par ser el protagonista, valiéndose de la historia entre ambos personajes.
Y es aquí en donde la caída en espiral del proyecto inició. Mientras que De Souza aún no tenía claro a quien llamar para hacer del musculoso oficial de la fuerza aérea, en Capcom tenían más que claro a quien querían como su protagonista… el belga más famoso del mundo: Jean Claude Van Damme.
Gracias a filmes como Contacto Sangriento y Kickboxer, Van Damme había no solo demostrado sus aptitudes en las artes marciales, sino también, que tenía el suficiente carisma para llevar una película.
¿El problema? El tipo era toda una diva.
Pero este no sería el mayor de sus problemas, oh no. Para ese entonces, el elenco de personajes llegaba a una docena. Desde los clásicos Ryu, Ken y Chun-Li, hasta los recién llegados Fei-Long, Cammy y Dee Jay.
Y lo que Capcom quería era que la gran mayoría de estos personajes apareciera de una u otra manera.
En palabras de De Souza:
“Hay una razón por la cual sólo son siete enanos. Hay una razón de que solo sean las Siete Maravillas del Mundo. Hay una razón para los Siete Magníficos, que es un remake de la película japonesa, Los Siete Samuráis. Siete, es el número de personajes que la audiencia puede recordar en todo momento.
Con esto, De Souza empezó la ardua tarea de buscar a casi 12 actores de diferentes nacionalidades, sin importar si estos eran capaces de pelear o no.
Esto, lo llevó a contratar a nombres como Kylie Minogue, quien acabaría interpretando a la británica Cammy White (Minogue es australiana, pero casi), a quien por pura suerte descubrió en una revista en su vuelo hacia Tailandia, país donde se filmaría casi toda la película.
Sí, uno de sus personajes principales fue casteado a horas de llegar al set. Por fortuna para él, Minogue aprendió rápidamente todos los diálogos… claro, si tan sólo hubiera sabido actuar.
Pero tal vez en una de las decisiones más extrañas y hasta cierto punto, celebradas durante la producción de esta película, fue la integración del increíble Raul Julia como M. Bison.
¿Por qué demonios aceptó semejante papel? Simple, su hijo era fanático de Street Fighter:
Con todos los demás elementos preparados (elenco, dobles de riesgo, director de coreografía) inició una de las producciones más accidentadas, desafortunadas y extrañas de la historia del cine.
Para empezar, Raul Julia había sido diagnosticado con cáncer en el estómago, lo que lo mando tres meses al hospital, atrasando todo el rodaje. Aún así, uno de los mejores recuerdos de todos los involucrados en esta película, fue el de poder trabajar con Julia, quien siempre se encontraba dispuesto y con una sonrisa en el rostro (a pesar de su inmenso dolor).
Por lo mismo, Charlie Percini, director de coreografía y escenas de acción, tuvo que recorrer muchas de las escenas que tenía planeadas, ya que la producción desconocía la situación de Julia.
Esto hizo que la preparación para las peleas fuera…, bastante mediocre.
Pero esto no fue nada, ya que la gran estrella de la película, que además era un peleador serio, se encontraba en una batalla con una fuerte adicción a las drogas; mismas que arruinaron su exitosa carrera.
Mientras que Raul Julia debía de tomar fuertes medicamentos, Van Damme se pasaba los días hundiendo su nariz en polvo blanco, mismo que compartía con los demás miembros del equipo.
Eso, y que muchos de los actores y parte del equipo de producción, nunca creyeron que el clima caluroso y húmedo de Tailandia fuera tan difícil de llevar… ni hablar de la comida exótica.
¿Cómo liberas tensión?… Con masajes eróticos por supuesto. Sí, todos los días y gracias a lo barato de la vida en Tailandia, gran parte del equipo se hizo adicto a los… masajes.
Por si eso no fuera poco, varios miembros de la producción sufrieron accidentes que fueron desde alergias, hasta un paro cardiaco.
Pero aún así, De Souza no se rindió y continuó con su apresurado itinerario, llegando a Australia tan solo después de tres semanas de los supuestos dos meses de filmación en Tailandia.
Con 15 días de filmación por recuperar, Capcom le negó su petición ya que esperaban que la película saliera para la época decembrinas, buscando vender miles de juguetes basados en la películas.
Después de varias peleas internas y de regrabar escenas enteras, Street Fighter: The Movie llegó a las salas de cines un día antes de Navidad en 1994 y… uuufff…
Un desastre. Van Damme no sabe actuar. Es una lástima que esta sea la última película de Raul Julia, entre muchas otras cosas, la crítica destrozó a Street Fighter: The Movie.
Mientras que escuchar esto es una pesadilla para cualquier producción, el trágico fallecimiento de Raul Julia el 24 de octubre, tenía a todos los involucrados con el ánimo decaído.
A pesar de la crítica, Street Fighter: The Movie recaudo más de 99 millones de dólares en taquilla, ganando tres veces más que su presupuesto de 33 millones.
Pero tanto niños como adultos, la consideraron como todo un bodrio. En especial los pequeñines quienes esperaban ver a Ryu lanzando al menos un Hadouken (bueno, se podría decir que esto si pasó).
Fuera del nombre y el look de sus personajes, esta película no tenía nada que ver con el juego, lo que hizo que todo mundo se sintiera decepcionado.
Sin embargo, no se puede negar que todos los involucrados (incluso Van Damme) tenían pasión por el proyecto. Realmente intentaron hacer una película decente.
Pero las exigencias absurdas de Capcom, la enfermedad de Julia y las cosas que no podían controlar como el clima de Tailandia y los arrebatos de diva de Van Damme, convirtieron esta producción en un infierno y en uno de los mayores fracasos de las películas basadas en un videojuego.
En lo personal, considero a Street Fighter: The Movie como una película sumamente divertida, gracias a su absurda premisa, actuaciones exageradas y a Raul Julia.
Háganse un favor y vean la película, les aseguró que se divertirán de lo lindo.