¿Por qué nos gustan tanto las películas de Rocky? ¿Será a caso por los guamazos o por la sensación de superación personal que nos inspira ver el entrenamiento del protagonista? Lo cierto es que esas son preguntas difíciles de responder, porque cada quien tiene sus razones para amar la franquicia.
Hace 40 largos años, el noble y poderoso boxeador italiano hizo su debut en los cines de México. Después de todo este tiempo, aún podemos decir con seguridad que su popularidad no ha disminuido y la razón es totalmente obvia: no existe ningún otro personaje en el cine capaz de demostrar que siempre podemos levantar la guardia contra nuestros propios miedos.
Sabemos que Sylvester Stallone fue el guionista de esta película, pero pocos saben el verdadero final que él había escrito, porque no, en el suyo, no terminaba ganando Apollo Creed…
Stallone tenía preparado para cerrar con el ciclo de peleas de su personaje, un final que tuvo que descartar para permitir que los productores del filme hicieran su trabajo; por otro lado, uno que también cambió el destino del actor en cuestión.
Digamos que “El Semental Italiano” pudo haber formado parte de otro universo…
El final que lo hubiera cambiado todo
La revelación fue publicada en Classic American Films, un libro escrito por el periodista William Baer, cuyo trabajo era entrevistar a grandes guionistas en el cine. Es importante mencionar que, de haber elegido el curso que Stallone tenía preparado para el encuentro definitivo de su personaje en la primera cinta -que por cierto, fue nominada al Oscar por Mejor Guión-, posiblemente nuestra manera de verla hubiera cambiado para siempre. Ah, y por cierto, este guión lo hizo en tan sólo tres días. Say what?!
Como todos saben, el final que conocemos relata un encuentro muy parejo entre Rocky y Apollo Creed, que concluyó en la victoria del entonces campeón con un margen muy cerrado. Aquel desenlace abrió la continuidad de la franquicia y nos permitió ver una épica revancha en Rocky II, seguido de las otras películas que poco a poco nos contaron cómo Balboa evolucionaba como peleador y al mismo tiempo, como ser humano.
En la versión de Stallone, la idea era presentar la secuencia final con Mickey, su entrenador, quien le daba un discurso que básicamente decía: “Mira chico, el campeón no ha peleado últimamente y si tú entrenas bien, le puedas dar una buena pelea”. Esto puso a Rocky en aprietos, se sentía muy presionado por la idea de no poder reformar su vida y en el momento de la verdad, simplemente optó por a atacar a su rival con toda la fuerza reunida en su ser.
Durante los últimos segundos de la pelea, Balboa se da cuenta de que Creed ya no es capaz de responder con la misma fiereza a sus ataques, así que comienza a desacelerar el ritmo, (léase, le dio chance, PLOP!). Hubo un momento en el que realmente sintió que la victoria era suya, pero fue en esos momentos que comenzó a escuchar palabras de desaliento por parte del público.
No se trataban de abucheos e insultos hacia su persona, sino un montón de palabras llenas de odio y racismo dirigidas a su oponente. Hombres y mujeres se levantaban de las gradas y gritaban furiosamente: “¡Mata a ese negro! ¡Acaba con él!”, “Eeeeeeeeeh, PU….” ah no, ese no.
Así que nuestro querido Rocky se detuvo. Había dado lo mejor de sí mismo y por fin había probado que era capaz de hacer frente al mejor boxeador en Estados Unidos; no quería formar parte de esa turba iracunda que clamaba la sangre de un ser humano, sólo por su color de piel. En el round final, el protagonista toma una navaja que encontró en su esquina del ring y se corta en un lugar del rostro cerca de su ojo, haciendo que el encuentro se detenga y que Apolo obtenga la victoria por decisión.
El héroe de esta historia se retira contento, porque ha encontrado amor, redención y dignidad en su vida. Así es como después del evento, él reúne todo el dinero que ganó y junto con Adrian, compran la tienda de mascotas donde ella solía trabajar y ambos envejecen juntos y felices.
FIN
“Ese era mi final“, le dijo Stallone a Baer, asegurando que la historia de su personaje habría terminado desde la primera película y que eso lo dejaría satisfecho.
¿Nuestra conclusión? Honestamente no nos arrepentimos de haber vivido con la saga de filmes de Rocky que tantas veces han logrado ponernos la piel chinita. Al mismo tiempo, la curiosidad nos hace preguntarnos qué hubiera ocurrido con la franquicia si el boxeador hubiera colgado los guantes tras su primera pelea.
¿Ustedes qué opinan?