En el 2000, el estudio británico de animación Aardman convirtió a Pollitos en fuga en la película de stop motion más exitosa de la historia. Después de 18 años, ninguna otra película ha podido quitarle el título. Por eso, no es de extrañarse que una segunda parte, a pesar de todo el tiempo, ya esté en proceso.
Los guionistas originales de la primera cinta, Karey Kirkpatrick y John O’Farrell, volverán a las andadas para contar más historia de gallinas, no pollitos, y algunas aventuras que giren alrededor de ellas. En el 2000, después de una historia de animación que Pixar comenzaba a escribir, llegó una cinta completamente nueva, dirigida por Nick Park, que logró reunir en todo el mundo un total aproximado de 225 millones de dólares.
Todo comenzó con la idea de un grupo de gallinas que quieren escapar de la muerte cuando su terrible y diabólica dueña, la señora Tweedy, en su total avaricia, quiere ganar más dinero al convertir a las gallinas en deliciosos pasteles de pollo. En esta primera parte participaron actores como Mel Gibson y obtuvo excelentes críticas, así como nominaciones a los premios BAFTA y los Golden Globes.
Desde hace mucho, una segunda parte que retomara la idea –nihilista totalmente– de unas gallinas con la posibilidad de orquestar planes para sobrevivir a toda costa, estuvo en pláticas no sólo por enorme éxito o una técnica poco utilizada a la fecha, el stop motion, sino por la profundidad de la historia y la premisa que venía con ella: la forma en que una plastilina animada dejó de ser exclusiva de los niños, y una lucha brutal por sobrevivir y la aceptación al principio de una muerte.
Sin embargo, y a pesar de que es una buena noticia, existe un posible obstáculo. Primero, habrá casi 20 años de diferencia entre una y otra. Las personas que disfrutaron de Pollitos en fuga ya no son unos niños. Aardman debe apostarle a una nueva generación inmersa en un tipo de animación que no está relacionado al stop motion.
