Entre sus producciones en México, HBO Max anunció la salida de la serie documental titulada La narcosatánica basada en el caso de Sara María Aldrete Villarreal, acusada de varios homicidios en la década de los 80 relacionados con rituales satánicos y de magia negra como parte de “Los narcosatánicos”.

Esta serie dirigida por Pat Martinez con la producción de Ximena Urrutia y Roberto Garza, se estrenará el próximo 13 de julio de 2023 en el catálogo de HBO Max. Pero antes de verla, por acá les queremos contar un poco de quién es Sara María Aldrete, quiénes estuvieron involucrados en la supuesta secta, cómo los encontraron y más.

Promocional de ‘La narcosatánica’ / Foto: HBO Max

¿Quién es Sara María Aldrete Villarreal?

Sara María Aldrete Villareal nació en la ciudad fronteriza de Matamoros en Tamaulipas en 1964. Parte de su vida escolar la vivió en Estados Unidos, específicamente el estado de Texas y en donde obtuvo una residencia para estudiar en la universidad.

En la década de los 80, Sara Aldrete estudiaba la carrera de Educación Física en el Texas Southmost College en Brownsville, y de acuerdo con varios testimonios, era una mujer amigable y trabajadora, además de ser una “estudiante modelo”.

Sin embargo, en 1989, se reveló la supuesta doble vida de Sara Aldrete, quien por un lado era estudiante, y por el otro formaba parte de un grupo criminal relacionado con el narcotráfico y otras actividades delictivas como secuestro y homicidio.

Retrato de Sara Maria Aldrete conocida como “La narcosatánica” / Foto: Getty Images

Los narcosatánicos

A este grupo, al que decían pertenecía Aldrete, se le conoció como “Los narcosatánicos”. Las investigaciones revelaron que “Los narcosatánicos” no sólo cruzaban droga en la frontera de México con Estados Unidos, sino que también secuestraban personas para torturarlas y sacrificarlas en rituales satánicos (con el objetivo de proteger a sus miembros para continuar con sus actividades delictivas).

Adolfo de Jesús Constanzo se identificó como el líder de “Los narcosatánicos”. Era un estadounidense de ascendencia cubana nacido en Miami pero criado en Puerto Rico al que se le conocía como “El padrino” (como también se les conoce a los santeros) y “El padrino de Matamoros”. Practicaba el Palo Mayombe.

Adolfo, de acuerdo con algunos reportes, trabajó para el Cártel del Golfo comandado por Juan García Abrego. Fundó un grupo sanguinario que como contábamos, movía marihuana de México a Estados Unidos, pero a través de su grupo realizaba sacrificios humanos como ofrendas para crear brebajes que sirvieran como protección para personajes influyentes de la política, el crimen y el espectáculo.

Un ave en una olla como forma de sacrificio en el Rancho Santa Elena de “Los narcosatánicos” / Foto: Getty Images

Se sabe que Adolfo y Sara se conocieron en Matamoros, y unos años después se convirtió en miembro del grupo. Fue así como a Sara Aldrete se le llamó por varios apodos como “La madrina”, “La bruja”, “La sacerdotisa”, “La concubina del diablo”, “La comeniños” y el más popular, “La narcosatánica” (con información de El libro rojo de la Administración de Justicia del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México).

De acuerdo con el testimonio de algunos miembros del grupo, los primeros que fueron arrestados, Sara Aldrete se hacía cargo de distintas actividades que iban desde reclutar nuevos adeptos, hasta “cocinar” las partes de los cuerpos para realizar los trabajos.

También se dijo que Aldrete era amante de Adolfo (pero esto siempre lo ha negado, insistiendo en que sólo eran amigos).

Una olla con sangre, palos, partes animales y humanas de “Los narcosatánicos” / Foto: Getty Images

La desaparición de Mark Kilroy

En marzo de 1989, Mark Kilroy, un joven de 21 años de la Universidad de Texas, comenzó sus vacaciones de spring break junto a algunos de sus amigos también universitarios. Primero se quedaron en un condado de Texas para luego cruzar la frontera entre México y Estados Unidos a pie.

Llegaron a la ciudad de Matamoros donde visitaron algunos bares de la calla Álvaro Obregón. Entre el 13 y 14 de marzo de 1989, cuando iban de regreso, a pie, para cruzar la frontera y regresar a Estados Unidos, Mark Kilroy se separó del grupo, apuntaron sus amigos, para ir al baño. Pero nunca regresó.

Durante el mes de su desaparición, surgieron varios rumores y actualizaciones de su posible paradero, pero nada cercano a lo que realmente había sucedido: fue secuestrado, torturado y asesinado por “Los narcosatánicos”.

Casi un mes después, a mediados de abril, el cuerpo de Mark Kilroy fue hallado en el Rancho Santa Elena. El New York Times reportó que hallaron los cuerpos de más de 10 víctimas, y que las condiciones eran terribles: cuerpos mutilados, órganos humanos y señales de rituales.

Los padres de Mark Kilroy / Foto: Getty Images

¿Cómo cayeron Los narcosatánicos?

A pesar de la presión del país del norte para encontrar a Mark Kilroy, fue una circunstancia ajena a su búsqueda la que ayudó a encontrar su cuerpo, el lugar donde se cometían los crímenes y el paradero de los miembros de “Los narcosatánicos”.

La Policía se encontraba en medio de un operativo antidrogas. Fue así como revisaron el auto de David Serna Valdez, uno de los miembros de “Los narcosatánicos”, y del cual se notificó que encontraron droga y un arma. Algunos medios mencionan la existencia de una olla que tenía sangre y restos humanos, pero no es oficial la información.

Fue así como se supo, de manera oficial, de “Los narcosatánicos”, los delitos que cometían, y el lugar donde todo sucedía: el Rancho Santa Elena, propiedad de la familia de Elio Hernández Rivera, también miembro del grupo delictivo.

Sergio Martinez, miembro de “Los narcosatánicos”, cavando una fosa en el rancho de Matamoros / Foto: Getty Images

Había prisa por encontrar al resto de los responsables, sobre todo a Adolfo y Sara Aldrete, señalados como autores intelectuales del asesinato de Mark Kilroy y el resto de las víctimas. ¿La razón? La brutalidad de los crímenes.

En algunos reportes se lee que el cuerpo de Kilroy no tenía piernas, le faltaba la columna vertebral y le habían extraido el cerebro. Las autoridades de Estados Unidos determinaron que los dos últimos elementos, eran utilizados para crear un brebaje que volvía “invencibles” a los satánicos (el cual también incluía partes de animales como aves, cabras o tortugas).

Una de las fosas en el Rancho Santa Elena de “Los narcosatánicos” / Foto: Getty Images

La detención de Sara Aldrete en la Ciudad de México

El 6 de mayo de 1989, un operativo llegó a un apartamento en la Cuauhtémoc donde se encontraban escondidos Alfonso, Sara Aldrete y otros miembros de “Los narcosatánicos”.

Las autoridades y los criminales se enfrentaron durante más de 45 minutos. Y de acuerdo con el New York Times, Adolfo ordenó su propia muerte al pedirle a uno de sus “ahijados” que lo matara de un tiro (para evitar ir a la cárcel). Sara Aldrete salió viva y fue arrestada junto con otros dos compañeros.

Uno de ellos escapó, otro murió y ella recibió una condena de 60 años que se redujo a 50 cuando también se acortaron los cargos en su contra. Sala Aldrete siempre sostuvo que era inocente y una víctima más de Adolfo, pero las autoridades la condenaron.

Sara Aldrete en la presentación de su libro / Foto: Captura de pantalla video AP

El caso de “Los narcosatánicos” se convirtió en el centro de la película Perdita Durango de Alex de la Iglesia con Rosie Perez y Javier Bardem de 1997. Y su vida en la cárcel influyó en la creación del guion de la serie Capadocia de 2008 sobre una prisión de mujeres.

Durante su estancia en la cárcel, escribió el libro Me dicen la narcostánica para contar su versión de los hechos, reclamar su inocencia, y también denunciar la tortura y violencia sexual que atravesó por parte de las autoriades para que confesara.

Ahora la volveremos a ver y escuchar en la serie La narcosatánica de HBO Max. ¿Qué tanto habrán cambiado las cosas?

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En 2017 entré a Sopitas.com donde soy Coordinadora de SopitasFM. Escribo de música y me toca ir a conciertos y festivales. Pero lo que más me gusta es hablar y recomendar series y películas de todos...

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