Como escenario, el Teatro de la Ciudad impone, es un enorme espacio donde más o menos mil personas llegan ávidas de ser sorprendidas con el acto que esté anunciado, que este pasado viernes se trataba del documental The Lovesong Of R. Buckminster Fuller, un espectáculo que marca el final de la gira de documentales Ambulante por la Ciudad de México.
Por la mañana en conferencia de prensa, el director de este proyecto Sam Green, platicaba que de alguna manera sentía que la gente ya no acude a las salas de cine o teatro porque todo lo puede ver a través de una pantalla en su casa gracias a Internet, y que este tipo de espectáculos sirve un poco para motivar al público a que vea algo es único e irrepetible, pero además los invita a salir de sus casas y regresar a vivir la experiencia en vivo de ver una película en una butaca.
Y vaya que logra su cometido. Para empezar, mucha gente ya venía por el simple hecho de ver a Yo La Tengo, ya que escuchar al grupo de New Jersey en vivo ya es algo que vale mucho la pena, y este formato documental-palabra hablada-música en vivo también es muy atractiva. Y lo fue. Lo más sorprendente de esta experiencia, en lo particular para quien escribe esto, es la precisión. La música de Yo La Tengo se escucha tan nítida y acompaña tan bien al documental, que hasta nos hace pensar que todo está grabado, sino fuera porque estamos viendo a Ira Kaplan y compañía tocar arriba del escenario, viendo hacia la pantalla para no perder detalle de la sincronía.
Lo mismo pasa con Sam Green. Uno pensaría que lee un guión, pero lo está narrando de memoria. Se sabe cada palabra y en qué momento debe de decirlo, y le ayuda mucho su tono de voz, parece hecho para narrar documentales. El hecho de ser en vivo, da la oportunidad para agregarle cosas que, si fuera una película tradicional, no se le podría hacer, por ejemplo mencionó que Buckminster Fuller llegó a dar conferencias en la Ciudad de México. La improvisación sin duda, es un elemento que le da el hecho de ser único.
Ya hablando sobre el documental, la manera en que nos muestran la vida de Buckminster Fuller, es a la vez tierna y utópica. Un hombre tan inteligente que venció un sinnúmero de adversidades, y que siempre trató de que sus ideas ayudarán a que la humanidad tuviera un mejor estilo de vida, todo lo que él creó tenía esa intención, mezclado con un poco de humor. Y justo Green mencionaba esto, que “Fuller es divertido y hasta a veces ridículo. Pero me movió sus ideales a veces utópicos, cómo él era capaz de tener una inocencia en tratar de cambiar completamente el mundo. Él era muy concreto y de hecho la película se burla un poco de su utopía pero me gustaba la esperanza que tenía”.
Por último, toda esta unión es una mezcla de música y cine, lo hace una experiencia muy orgánica, donde todo se une para rendir tributo a Fuller. Kaplan decía en la mañana que al inicio de este proyecto fue raro, porque ellos hicieron una primera propuesta musical un poco a la defensiva, pero al final fue Green el que les dijo que se dejaran llevar por su vida, por las imágenes, y definitivamente lo lograron. Y así explica Kaplan este proyecto que definitivamente para entenderlo, hay que salir de casa y verlo en vivo, algo que internet nunca nos podrá otorgar.
“Algo que me gusta acerca de las películas en vivo es que los músicos y directores trabajan muy de la mano. Es más orgánico, más colaborativo porque les debe de gustar, no es como el soundtrack que se mandan todo por correo, se estrena la película y adiós. Me gusta la relación que hay dentro de esta colaboración. Sam tenía diferentes ideas y nosotros queríamos expresar lo que él quería decir, porque final es su película. Hemos hecho otros soundtracks, pero aquí creo que aquí tiene que ver más la personalidad del director”.