“La descarga inmensa de prejuicios, intolerancia y odio, es algo inconcebible a estas alturas del avance científico, la implantación creciente de los derechos humanos y el conocimiento de las leyes”
Este es un fragmento de un texto que Carlos Monsiváis escribió en 2010 para Nexos, en el que condenaba y reprochaba la homofobia. Seis años después de la publicación de este texto parece que en vez de disminuir, la homofobia ha aumentado y como prueba está el reciente ataque a un bar gay en Orlando. Quisimos recordar al escritor mexicano por su activismo LGBT, a seis años de su muerte.
Fue un 19 de junio cuando uno de los exponentes más importantes de la literatura contemporánea mexicana murió. Fue un día triste para México, pues además de su excelente pluma, Monsiváis era una de las voces más reconocidas en el ámbito cultural hispánico y uno de los personajes fundamentales de la Ciudad de México.
Además de libros como “Días de Guardar” (1971) “Los rituales del caos” (1995) y “Cultura y sociedad en América Latina” (2000), gran parte del trabajo de Monsiváis quedó registrado en periódicos, revistas y suplementos culturales. Su humor ácido, la sátira política y la ironía que manejaba en sus textos, marcaron un estilo característico que dio como resultado grandes galardones que recibió a lo largo de su carrera, entre ellos el Premio Nacional de Periodismo, el Premio Xavier Villaurrutia, y el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo.
A la par de ejercer la crítica social, Monsiváis siempre se dedicó a promover los derechos de las minorías sociales. Apoyó la despenalizacicón del aborto, los derechos de los animales y se declaró abiertamente a favor de la lucha por la diversidad sexual.
Una de las obras en las que manifestó su apoyo a la comunidad LGTB fue “Que se abra esa puerta: crónicas y ensayos sobre diversidad sexual”, donde hace varias reflexiones sobre la homofobia en México que, de acuerdo con el autor, va de la mano de la misoginia.
“Un homosexual se degrada voluntariamente al asemejarse a las mujeres, y la condena machista es el registro público y privado de esa degradación”.
Según Monsiváis, este problema comenzó y maduró durante los primeros cuarenta años siguientes a la Revolución Mexicana, cuando la gran coartada cultural para justificar la homofobia y la misoginia fue amparada bajo el escudo del nacionalismo.
En el texto citado al principio, Monsiváis hace una referencia a los crímenes de odio, señalándolos como “una campaña permanente contra la disidencia sexual” en donde, ni el Ministerio Público, ni las familias afectadas, en muchas ocasiones, lo consideran un delito grave y lo califican como una reivindicación moral, justificándolo con frase como ‘fue un crimen pasional de homosexuales’.
Lo que menciona Monsiváis sobre los crímenes de odio se pudo ver claramente en algunas de las reacciones sobre el atentado en el PULSE de Orlando, que, por tratarse de un bar gay, muchos minimizaron el hecho o incluso lo celebraron, como Jesús Mamzo Corona, ex funcionario de Jalisco, que a modo de burla dijo “lástima que fueron 50 y no 100”. Estos comentarios nos hacen darnos cuenta de que en vez de avanzar estamos estancados como sociedad en ideas retrógradas y machistas.
Monsiváis usó lo que mejor dominaba para promover su activismo en pro de la comunidad LGTB: su escritura. Ella es con lo que lo recordaremos hoy y con lo que pasará a la historia para siempre. Se necesitan más mentes como las de él y menos como las del atacante de Orlando.