Hollywood acapara más de la mitad de la industria del cine y, por ende, también la taquilla. Pero esto no es una novedad. Desde que el séptimo arte dejó de ser mudo, Hollywood se convirtió en la famosa meca del cine con la propagación del star system y una constante producción de filmes llevados por los que ahora son los rostros más icónicos. Sin embargo, la oferta de otros países, con un estilo totalmente distinto y sin pensar en la repercusión comercial, siempre ha estado ahí.
Uno de esos cines es el francés: cargado de dramatismo, pausado, siempre con cierto suspenso, vanguardista e innovador. Jean-Luc Godard, por mencionar a alguien, es el director más reconocido de la popular nouvelle vague, caracterizada por una narrativa “rota” que venía como consecuencia de la libertad en cuanto a técnica.
Actualmente, entrados en el siglo XXI, las cosas no son muy distintas. Hollywood sigue siendo el referente del cine en el mundo, y el cine francés, sigue marcando vanguardia. Por esto, es importante echarle un ojo a las nuevas propuestas que vienen de este país de la mano con reconocidos actores que, para bien o para mal, han triunfado en la meca, pero no dejan de hacer cine en su idioma. El Tour de Cine Francés, reconocido festival de cine, tiene como objetivo presentar estas producciones francesas al público mexicano para que, de vez en cuando, se olvide la fórmula de éxito y entre a un universo cinematográfico más artístico y, por qué no, más elegante.
Para el 22º Tour de Cine Francés, celebrado de septiembre a octubre, los organizadores eligieron las siete cintas más destacadas del año que van desde la comedia de época, el cine policiaco, el drama, hasta el humor negro. Pero nosotros te dejamos nuestras cuatro imperdibles del Tour considerando el elenco y el aplauso del público:
Gauguin: Viaje a Tahití
Gauguin: Voyage de Tahiti
Edouard Deluc eligió a Vincent Cassel para dar vida al famoso pintor postimpresionista, Paul Gauguin. La decisión fue buena. Cassel es el acto francés más popular de la actualidad con su incursión a Hollywood en películas “underground” pero de alto perfil como sus dos colaboraciones con David Cronenberg. Y no sólo eso, Cassel es un gran actor que con cada una de sus películas, desde los noventas con El odio, su paso con Jean Reno en Los ríos de color púrpura, la controversial Irreversible, hasta el Cisne Negro, lo ha demostrado. Por eso, ya era momento que se pusiera el traje de uno de los pintores más afamados de la época en uno de sus periodos más misteriosos y oscuros, pero que al mismo tiempo dieron paso a sus mejores obras.
En la última década del siglo XIX, Gauguin decidió tomar sus pinturas y pinceles e irse a la Polinesia Francesa sin su familia. ¿La razón? “Aquí ya no hay caras o paisajes que valgan la pena ser pintados”, dice Gauguin a sus colegas en París. Y así es como inicia la historia central del filme de 2017, Gauguin: Viaje a Tahití, filmado con mucho cuidado y con la experiencia de un actor como Cassel. Gauguin: Voyage de Tahiti, en su título en francés, está basada en los escritos del mismo Guaguin (esos que también narran el episodio de Van Gogh y su famoso lóbulo). Deluc interpreta la historia al presentar a una nativa del lugar como la compañera obligada de un pintor deprimido y con hambre que, enamorado o empujado por la soledad, se obsesiona con su fidelidad. La película es pausada, pero porque sólo así somos capaces de comprender la soledad del pintor. La fotografía, acompañada de pura naturaleza, entabla una conversación con el protagonista, quien se encuentra perdido entre su capacidad de pintar lo que nunca se ha visto, y las condiciones en las que vive.
Cara de Ángel
Gueule d’ange
Esta podría ser, sin duda, la gran sorpresa de la edición 22 del Tour de Cine Francés, no sólo por la fuerte presencia de Marion Cotillard, actriz nominada al Oscar que ha protagonizado producciones fuera de Europa, sino por el trabajo de la Ayline Akson-Etaix para interpretar a una niña de 8 años obligada a madurar antes de tiempo como consecuencia de una mamá irresponsable. Algo a destacar en Cara de Ángel, es el fuerte dramatismo que Vanesa Filho, la directora, logra con una historia triste que puede tener un final feliz.
Elli se enfrenta a su mamá Marlène, una alcohólica que sólo busca divertirse y encontrar el “amor” en lugares equivocados. Cuando conoce a un hombre, abandona a Elli a su suerte durante semanas, provocando secuelas en la niña que se hacen evidentes cuando a sus 8 años comienza a tomar y es señalada en la escuela de la misma forma en que lo hacen con su madre. Gueule d’ange es algo más que un drama que refleja la dura relación entre una madre y una hija. En realidad, es el relato de la decadencia de dos vidas distintas que dependen una de la otra.
El regreso del héroe
Le retour du héros
En 2011 se estrenó una cinta titulada Amigos que presentó a historia de dos hombres completamente distintos y su improbable amistad. Esta cinta fue todo un éxito y presentó para los que no se encuentran alejados del cine francés, una nueva cara de las producciones que salen de este país. No es cansado, ni abrumador, sino todo lo contrario: es divertido, sumamente entretenido y sensible. A partir de esta cinta, la comedia francesa tomó un poco más de atención.
Por eso, una de las recomendaciones del 22º Tour de Cine Francés para este año, es la cinta El regreso del héroe de Laurent Tirard. Esta comedia de época se sale de la línea que marcan las otras seis producciones y presenta algo más ameno con un formato y rostro conocido. Protagonizada por Melanie Laurent, Le retour du héros sigue la historia de Elisabeth, una mujer irreverente que ante el dolor de su hermana por la partida de su amado, el despreciable capitán Neuville, comienza a escribir y firmar cartas de amor para ella. La última carta revela la muerte del capitán para que Pauline pueda seguir con su vida… Sin embargo, la trama central, y lo divertido, comienza cuando Neuville, supuestamente muerto, regresa a la vida de las hermanas. ¿Un héroe de guerra, un soldado patético sin gloria o un amante con potencial?
Sin dejar huellas
Fleuve Noir
Esta es la segunda película del Tour protagonizada por Vincent Cassel. Como mencionamos, este actor ha cosechado una larga carrera en varios personajes que demuestran sus capacidades. Una de ellas fue el drama negro de 2000, Los ríos de color púrpura, en la que interpreta a un joven detective en busca de preguntas más que respuestas. Con el filme Sin dejar huellas de Erick Zonca, se vuelve a poner el traje de detective, pero esta vez más oscuro, viejo y débil como consecuencia de un matrimonio fallido, una terrible relación con su hijo y un caso de desaparición que pone todo lo que conoce de cabeza. Junto a Cassel aparece el actor Romain Duris como François Visconti y Yan Bellaile, policía alcohólico y un maestro que quieren, o al menos eso parece, encontrar a un adolescente que desapareció sin razón aparente. Al principio, Visconti cree que el caso está relacionado con grupos radicales y extremistas, pero poco a poco va descubriendo la verdad detrás de una historia en la que más personas de lo que parece, están involucradas. Una cinta oscura, literal, que representa la parte más cruda del Tour de Cine Francés.