No hay nada mejor que ir al teatro para reírte un poco mientras recibes una dosis virtual de realidad y de eso se trata Privacidad.
Esta obra es uno de esos proyectos comerciales que prometen un enorme éxito por su elenco, que incluye a Luis Gerardo Méndez y Diego Luna, y algo más. Ese plus, ese elemento que marca la diferencia frente a otras propuestas teatrales en México, es el tema, que más que un pretexto para ver a estos actores en su estado natural, es una necesidad.
Privacidad habla a través de un personaje que cree, después de un acontecimiento importante en su vida, que las señales no existen. Sin embargo, poco a poco cae en cuenta que no siempre se trata de esas señales amorosas y cursis que todos creemos experimentar en algún momento, sino de las señales de WiFi que nos desconectan al momento de conectarnos… Khé?!
Para que nos entiendan, el meollo del asunto involucra a las redes sociales de una forma innovadora –como si fuera teatro documental– y la constante necesidad de exhibirse por voluntad propia en el universo del internet (donde nada, absolutamente nada se borra) para luego exigir un poco de privacidad.
Y la cosa no queda ahí. Las consecuencias de exhibirse así todos los días durante muchos años, van mucho más allá de la vergüenza –unos años o bendiciones después– de una foto en el baño de la casa de tu abuelita. Los escritores de la obra quieren que entiendas de una vez por todas que las verdaderas consecuencias son la venta de información y datos privados por parte de las grandes compañías.
Con eso, Privacidad demuestra, entre risas y momentos de seriedad, que somos un producto en venta en el momento en que tú decides subir tu vida a internet. Que googlear “¿está mal que mi novio me toque los senos?” o “¿qué pasa si mi media naranja es toronja?” en busca de una respuesta desesperada, borra el límite entre lo público y lo privado.
¿Que si debes ir con la mente y las redes abiertas? Totalmente.
¿Que si corres el riesgo de ser “expuesto”? Totalmente
¿Que si te vas a asustar? Totalmente.
¿Que si tienes un teléfono chafa y qué oso? Totalmente.
¿Que si vale la pena esta obra?… TOTALMENTE.