Sin duda, las plataformas de streaming nos están presentando series espectaculares que logran llamar nuestra atención desde las primeras escenas. Hay muchos ejemplos de esto, pero hablando de las producciones de Hulu/Star Plus, en este punto debemos mencionar a Only Murders in the Building, que en cuestión de tiempo logró atrapar a millones de personas que tenían ganas de ver una trama de misterio y humor negro en la comodidad de sus sillones.
Fue en 2021 cuando se estrenó esta serie escrita y protagonizada por Steve Martin, junto a Martin Short y Selena Gomez. Aquí seguimos a tres desconocidos, quienes comparten una obsesión por los true crimes y de la nada, se ven envueltos en el asesinato de un joven, convirtiéndose en ‘detectives’ aficionados con un podcast. La historia se desarrolla en el edificio Arconia de Nueva York, pero en realidad, este no es el nombre de este sitio, el cual tiene una historia bastante curiosa.
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La verdadera historia del edificio de ‘Only Murders in the Building’
El verdadero nombre del edificio que vemos en Only Murders in the Building es Belnord. Este enorme complejo de 175 departamentos fue diseñados por el arquitecto H. Hobart Weekes, se terminó en 1909 y desde entonces, se convirtió en uno de los lugares más espectaculares de Nueva York, pues cubre prácticamente una cuadra completa de la ciudad desde la calle West 86th y Broadway. Sin embargo, llamó la atención de todos los habitantes porque era un espacio donde llegaron a vivir algunas de las personas más ricas de Estados Unidos.
El Belnord era sinónimo de lujo y modernidad, pues fueron de los primeros en contar con una lavandería privada (con todo y máquinas) y hasta refrigeradores, pero también tenían un enorme patio en donde los niños podían jugar a sus anchas. Para no hacerles el cuento más largo, era un espacio en el que muy pocos podían vivir o simplemente entrar era imposible, pero con el tiempo las cosas cambiaron por completo, porque el edificio perdió su estatus como uno de los más grandes y ostentosos del mundo.
Durante la década de los 70, el Belnord se estaba cayendo a pedazos, debido a muchos años en donde dejó de recibir el mantenimiento que merecía. Literalmente, los techos se venían a abajo, se habían formado estalactitas en el sótano, la fuente había estado rota durante años, el jardín era una jungla cercada fuera del alcance de los residentes y las rentas eran sumamente baratas por la condición del lugar.
El cambio de administración y la huelga histórica del Belnord
Prácticamente parecía como un complejo abandonado y todo esto sucedió cuando Lilian Seril se convirtió en la dueña de la construcción. Esta señora se ganó la nada agradable distinción por ser una de las peores propietarias de Nueva York, pues se negaba a solucionar los problemas más simples del edificio, además llegó a demandar no solo a sus inquilinos sino también la asociación de propietarios que la echó por no pagar sus cuotas. Para no hacerles el cuento más largo, era lo que menos necesitaba el Belnord para volver a ser un lugar importante en la Gran Manzana.
Pero las cosas se salieron de control en 1978, pues en aquel año comenzó lo que sería la huelga de rentas más larga en la historia de la ciudad, cuando los habitantes del Belnord, cansados de los tratos por parte de la señora Seril y su forma de dirigir el edificio, se rebelaron en su contra. Durante los 16 años que duró la batalla, fue tan polémica que un juez de un tribunal de vivienda se lavó las manos y dejó que la bronca se hiciera aún más grande.
La llegada de Gary Barnett y la remodelación del lugar
A pesar de que en abril de 1980, el Belnord adquirió el estatus de edificio histórico al ser incluido en Registro Nacional de Lugares Históricos de los Estados Unidos, Lilian Seril y los inquilinos siguieron en guerra hasta que en 1994 apareció alguien muy importante que terminó con el conflicto: el desarrollador Gary Barnett. Junto a un grupo de inversionistas, en aquella época compró el edificio por 15 millones de dólares, aunque librarse de Seril no sería algo sencillo, pues como parte del trato insistió en quedarse con un departamento y tener control de renta para ella (se dice que hasta su muerte en 2004, la mujer pagaba 450 por seguir viviendo en este lugar).
Después de todo esto, Barnett se dispuso a remodelar el Belnord para convertirlo una vez más en uno de los complejos más vistosos e importantes de Nueva York. Invirtió 100 millones de dólares en el proyecto, pero se dice que fue mucho más, ya que desembolsó mucha lana tratando de convencer a los inquilinos de vender sus propiedades. The New York Times menciona que Gary le compró una casa en los suburbios de Nueva Jersey a un rabino y su familia, mientras que a otro le dio una casa con alberca en Las Vegas. Aunque la gran mayoría aceptó que les bajaran la renta con la condición de mudarse a lugares más pequeños.
Los nuevos dueños le devolvieron la majestuosidad a este complejo
Las cosas se mantuvieron relativamente normales con el Belnord desde entonces, pero parece que este edificio no puede vivir para siempre en paz. En 2015, Gary Barnett lo vendió, pero no se acabaron los problemas, pues durante un tiempo, después de que dejó de hacer los pagos del préstamo que venían incluidos en los términos de la hipoteca, la ciudad clasificó la propiedad como “en dificultades”.
Sin embargo, a pesar de todas las broncas, hubo muchas personas interesadas en tomar este lugar. Muchos inversionistas quisieron meterle lana al Bernord para convertirlo una vez más en un sitio lujoso. Afortunadamente, el HFZ Capital Group compró las residencias en un acuerdo por 575 millones de dólares. El arquitecto Robert Stern fue elegido para remodelar los 95 departamentos del edificio, mientras que Hollander Design renovó el patio central, devolviéndole la majestuosidad que siempre lo caracterizó.
‘Only Murders in the Building’ vino para recordar lo maravilloso que es este edificio
En la actualidad, el Belnord es un complejo de departamentos y enfrente hay un hotel que lleva su nombre y que le rinde homenaje. Sin embargo, recobró popularidad gracias a Only Murders in the Building, pues los creadores de la serie querían que este complejo no solo fuera el escenario de la historia, también buscaban que se convirtiera en un personaje más y que así, el mundo se enamore de su arquitectura… a pesar de cambiarle el nombre a Arconia.
“Para nuestra historia y nuestro Arconia ficticio, sabía que necesitábamos un lugar que llevara suficiente historia y elegancia para albergar un mundo de misterio e intriga, y que también pudiese servir como un escenario digno de nuestro legendario elenco (…) Estaba obsesionado, sabía que podíamos hacer algo tan elevado como ese asombroso edificio. Es un cliché decir que el edificio en sí es un personaje, pero me gusta el desafío de ir un poco más allá de ese cliché”, declaró John Hoffman, cocreador de la producción.