Lo que necesitas saber:

La nueva película de Fernando Frías se estrenó en el FICM como parte de la sección Largometraje Mexicano y llegará pronto a Netflix. Aquí nuestra reseña.

Los conceptos de lo ‘absurdo’ y lo ‘improbable’ no son tan distintos. Y si los combinas con una buena dosis de drama criminal, romance, comedia y tragedia, la cosa se pone bastante buena… La prueba está en No voy a pedirle a nadie que me crea de Fernando Frías.

El director sabe que no fue una tarea fácil llevar la novela de Juan Pablo Villalobos al cine. “No hay una fórmula para adaptar algo. El material de origen dicta el camino“, dijo el cineasta mexicano en conferencia de prensa durante el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).

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Imagen ilustrativa. Foto: Netflix.

Fernando cuenta que la idea de hacer la película le llegó justo cuando estaba filmando Ya no estoy aquí, otra de sus cintas más reconocidas. Mientras esperaban la autorización de la visa de Juan Daniel García Treviño, él se sentía en un momento de estrés por no poder avanzar en su trabajo.

Pero se encontró con el libro de Villalobos (publicado en el 2016) y de alguna manera, eso aligeró la ansiedad del momento. Y no es para menos pues a pesar de que la historia apela a la incredulidad, no deja de atraparnos en la red de estos acontecimientos que parecieran un sinsentido interminable.

‘No voy a pedirle a nadie que me crea’ de Fernando Frías

En la nueva película de Fernando Frías, conocemos a un joven llamado Juan Pablo (Darío Yazbek) que está listo para continuar sus estudios en Literatura en Barcelona. Todo es emoción para él y su novia Valentina (Natalia Solián, a quien seguro recuerdan por Huesera), pues ya están a nadita de lanzarse a tierras europeas.

La pareja no la debe ni la teme… Pero así, prácticamente de la nada, Juan Pablo recibe la llamada de un primo que le insiste en un negocio del que este último suena bastante entusiasta y quiere presentarle a sus socios. Hasta ahí, el asunto parece nada fuera de lo común, más allá de un familiar alucinado con ambiciones de emprendimiento.

Pero resulta que el primo está metido en un problemón con un grupo criminal liderado por el Licenciado (Alexis Ayala)… y bueno, nuestro protagonista termina embarrado en un lío que debe solucionar si no quiere que a sus seres queridos les pase lo peor.

Desde luego, Juan Pablo debe mantener en secreto su vínculo con el Licenciado, además de que tiene que obedecer sus minuciosas y fríamente calculadas órdenes sobre el negocio que está tramando.

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Alexis Ayala interpreta al Licenciado en la película. Foto: Netflix.

Por si fuera poco, nuestro aspirante a escritor, quien batalla personalmente para encontrar inspiración y escribir su propia novela en medio de esta crisis, ni siquiera sabe de qué demonios va el negocio que maneja este mafioso

Así, ve su vida cambiar según los deseos del criminal, afectando prácticamente cada aspecto como su relación con Valentina (quien experimenta su propio calvario aparte), sus aspiraciones académicas, sus convicciones morales y éticas.

Y de la manera más random posible, termina involucrado en este asunto junto a un chino, un pakistaní, un okupa italiano casi indigente, un argentino y su extraña hija pequeña que sabe de poesía, un poderoso miembro de un partido político, una estudiante de literatura de ideales feministas, un dealer buena onda…

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Imagen ilustrativa de la película. Foto: Netflix.

Eso sí, Juan Pablo sabe que con su viaje a Barcelona, por primera vez en su vida le están ocurriendo cosas que le ayudan a escribir la novela que siempre quiso, aún cuando en su mente él es consciente de que “no voy a pedirle a nadie que me crea” si sale bien librado de esta.

Tragedia y comedia llevadas de la mano…

Como dijimos antes, No voy a pedirle a nadie que me crea de Fernando Frías rescata lo mejor de novela de Juan Pablo Villalobos: mostrarnos una historia llena de tragedias con una dosis de sátira, humor y surrealismo importantes.

De entrada, uno no puede creer cómo un sujeto tan inofensivo (con cierto grado de inocencia) como el protagonista, puede terminar en un problema de ese tamaño.

La poca malicia de Juan Pablo –el protagonista– es notoria, y todo en su vida se desmorona a medida que su vínculo secreto e inesperado con el Licenciado se hace más grande. El director de la película dice que darle vida a un personaje que guarda un secreto es difícil, pero en su adaptación se siente bien.

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Darío Yazbek en el tráiler de ‘No voy a pedirle a nadie que me crea’. Foto: Netflix.

La comedia y la tragedia también se combinan con comentarios hilarantes en situaciones extremas, con comentarios sociales chuscos, con personajes que rompen estereotipos y otros más que lo llevan al extremo, algo de sátira sobre diferentes ideologías, la idea de que algo no puede salir peor y sí sale peor, la incredulidad de algunos personajes ante lo que pasa.

Uno de los valores de la película es ese: entender el humor como un acto para sobrellevar lo trágico de la vida, esto a través de una historia que no teme en hacerse cada vez más extraña.

Valentina se desprende un poco del alivio cómico

En medio de la extrañeza y el humor ácido que maneja la nueva película de Fernando Frías, tenemos al personaje de Valentina interpretado por la genial Natalia Solián. Y no, ella no se desprende de la dinámica cómica de la película, porque también tiene sus momentos de humor imperdibles.

Pero lejos de la intensa y divertida trama del bobo aspirante a escritor involucrado en un crimen, el arco argumental de la novia le aporta algo más a la cinta; ese toque de drama personal de alguien que se siente perdida.

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Natalia Solián como Valentina. Foto: Netflix.

Mientras Juan Pablo intenta sobrevivir a su situación con el Licenciado, su pareja busca sobrevivir en un lugar donde a pesar de tener uno que otro conocido, se siente sola, derrotada, lista para rendirse.

Entonces, No voy a pedirle a nadie que me crea logra que nos interesemos en estas dos historias que si bien van de la mano, en un tramo de la película se pueden sentir independientes una de otra.

Reiteramos: esta película de Fernando Frías nos demuestra que los conceptos de lo absurdo y lo improbable, con una dosis de drama criminal, romance y comedia, pueden funcionar de gran manera. No les vamos pedir que nos crean; mejor prepárense que la peli llega pronto a Netflix para que la calen.

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Editor de Música en Sopitas.com; a veces escribo y hablo de otras cosas. Egresado de FES Aragón UNAM. Los gatos y la música son necesidad absoluta.

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