No son pocas las personas que me han dicho de su indiferencia al cine de Woody Allen: “no me gusta la comedia de pastelazo”, aseguran. Bah… ellos se lo pierden. Seguramente sólo vieron alguna de sus películas iniciales y no quisieron (o pudieron) ver más allá de los chistes simplones que a veces se revienta. Quizás Bananas, ésa en la que Silvester Stallone hace una pequeñísima participación. Mientras Rocky hacía sus pininos, Allen ya se pitorreaba de los ciegos seguidores de líderes tropicales.

Tal vez no han visto Annie Hall, esa cinta que cuenta la historia del amor tormentoso entre un comediante judío y una chica snob. Simple, pero los detractores del neoyeorquino han de haber quedado con la boca abierta con las intensas reflexiones y críticas que permean en las actuaciones de la guapota de Diane Keaton y el propio Allen. Cuántos no se han quedado con cara de “¡qué diablos!” con el monólogo final:

“…fue magnifico volver a ver a Annie. Me di cuenta de lo maravillosa que era y de lo divertido que era tratarla, y recordé aquel viejo chiste, aquel del tipo que va al psiquiatra y le dice: ‘Doctor, mi hermano está loco, cree que es una gallina’. El doctor contesta: ‘Lo ha llevado a un médico?’ y el tipo le dice: ‘Lo haría, pero necesito los huevos’. Pues eso, más o menos es lo que pienso sobre las relaciones humanas, ¿saben? Son totalmente irracionales y locas, y absurdas, pero… supongo que continuamos manteniéndolas porque, la mayoría, necesitamos los huevos.

“No, es que no me gusta cómo pinta una sociedad mamona, elitista”. Bueno en eso podrían tener razón. Las intensas pláticas intelectuales que en muchas de sus películas se presentan no hacen sino hacerme sentir como un completo ignorante: ¿hablar de Proust, Freud, Shakespeare, Aristóteles, Bergman, mientras se echan el cigarrito Godínez? Así de intenso es el buen Woody… pero véanlo así: sirve como entrada para esos pensadores y artistas de alto nivel y darnos cuenta que la mayoría de quienes hablan de ellos no tienen ni la menor idea de lo que dicen.

 

Sólo conociendo a esos uno disfruta más del otro. Así uno puede notar que en Deconstructing Harry, Woody hace un homenaje a su ídolo Ingman Berman. La historia del hombre que va a su antigua universidad para ser homenajeado y en el camino hace una que otra reflexión sobre la vida, muerte y sentido de la existencia, es la misma que el sueco hizo en Fresas Salvajes, una de las primeras “road movie” de la historia… o para intentar interpretar las relaciones que sus películas tienen con tragedias griegas: Melinda & Melinda, Cassandra’s Dream, Mighty Aphrodite (por cierto, en esta última, esa Mira Sorvino sí que prende).

Sí, creo que (nada) secretamente también me gustan las películas de Allen por sus “musas”. Bastante buen ojo que tiene ese señor: Diane Keaton, Mariel Hemingway, Helent Hunt, Téa Leoni y, ya muy reciente, Scarlett Johansson. Tssss, nada más. A final de cuentas hasta el más intelectual tiene sus debilidades. Dicen que las del director son más del tipo incestuoso y pedófilo… otro argumento en contra del creador de Sweet and lowdown, pero así como en este falso documental (fregonamente estelarizado por Sean Penn), hay que aprender a separar al hombre del arte. Hasta el más arrogante y despreciable tiene la capacidad de conmover un corazón. Tal vez digo esto para no privarme de joyas como Zelig, Hollywood Ending, Match Point, You will meet a tall dark stranger y Bullets over Broadway.

A final de cuentas, si ya vieron una de sus películas y no les gustó, difícilmente se tragaran las otras. En el caso de Allen, todas sus cintas tienen el sello de casa: desde los temas, actores, música (Django Reinhardt… muchas cosas que enseña ese Allen), actores hasta la tipografía de los créditos. Todo tiene la evidente mano del director. Bueno, creo que ya escribí demasiado y no dije nada. Denme chance, hoy Woody Allen cumple 81 años y había que hablar algo, aunque sea un poco de él.

Todo lo que no sabías que necesitas saber lo encuentras en Sopitas.com

Hola, soy Álvaro. Estoy en sopitas.com desde hace algunos años. Todo ha sido diversión, incluso las críticas de los lectores. La mejor de todas: "Álvaro Cortés, córtate las manos".

Comentarios