Amedeo Modigliani nació el 12 de julio de 1884 en Livorno, Italia. A edad muy temprana comenzó con su labor artística, y a los 14 empezó a realizar sus primeras obras. Después de una fuerte enfermedad, viajó por varias ciudades de Italia hasta llegar a Florencia en 1902 donde conoció a un colega que le habló de París, la capital del arte.
Cuatro años después, Modigliani viajó a París donde conoció a los artistas más importantes del siglo XX como Picasso, Apollinaire, Max Jacob, Diego Rivera y muchos más. Modigliani es recordado por ser pintor, pero la escultura era donde se concentraba su pasión. Pero el polvo de las piedras afectaba su salud, por lo que la abandonó para dedicarse a la pintura.
El estilo de Modigliani es conocido, principalmente, por haberse inspirado en las máscaras de arte africano que definieron a los objetos de sus cuadros con siluetas alargadas, lo mismo alguna de sus facciones como los ojos.
La vida de Modigliani es interesante por sí misma, un artista que murió a los 35 años por complicaciones en su salud (un 20 de enero de 19209, pero que logró construir un legado artístico del cual podemos ser testigos en el Museo del Palacio de Bellas Artes con la exposición El París de Modigliani y sus contemporáneos.
Esta muestra de la Colección Jonas Netter, curada por Marc Restellini, llega por primera vez a México. Pero hemos decirles que lo fascinante, además de ver algunas obras de Modigliani como Jeanne Hébuterne (1918), el retrato a Léopold Zborowski (1916) o el Retrato a Diego Rivera (s.f.), reside en que nos cuenta las relaciones que el italiano entabló con algunos artistas contemporáneos mexicanos como el mismo Rivera o Alfonso Reyes.
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¿Qué nos cuentan los libros en la exposición de El París de Modigliani y sus contemporáneos?, ¿qué hace una fotografía de Alfonso Reyes y cuál fue su relación con el italiano? y ¿por qué figura el nombre de Frida Kahlo?
Modigliani y Ángel Zárraga
La muestra El París de Modigliani y sus contemporáneos integra en la exhibición dos libros muy particulares: dos elementos fundamentales que desencadenan anécdotas que, además de dar testimonio de dos eventos, abren brecha para las suposiciones y el planteamiento de hipótesis.
Estos permiten ampliar el horizonte de comprensión en la vida de un artista, y en este caso, la relación entre Modigliani y los pintores mexicanos Ángel Zárraga y Diego Rivera.
El primero exhibe, en un peculiar dibujo, la ilustración de la novela Les Montparnos, escrito por el francés Michel Georges-Michel en 1924. El dibujo se inserta justo cerca de la narración sobre el encuentro entre el duranguense (Zárraga) y Modigliani.
Firmado por el propio Zárraga, destaca la figura de un hombre flechado en el pecho, atado a una columna con una montaña al fondo: el monte Parnaso. En la parte inferior, una mujer que porta el gorro frigio, representando la Francia republicana, muestra sus manos en forma de devoción. A un costado se asoma la figura de un hombre, el autorretrato de Zárraga, testificando el martirio del santo romano Sebastián.
Se puede entender cómo un homenaje a Modigliani y destacando los antecedentes de ese dibujo, supone que el modelo del mártir es el propio Modigliani…
En 1997, Paulette Patout publicó en México un ensayo donde afirmó que Modigliani pudo ser el modelo del óleo Exvoto. Martirio de san Sebastián realizado por Zárraga en 1911. A esta afirmación la secundó como probable la reconocida crítica de arte, Raquel Tibol, y como hipótesis por el académico investigador de la UNAM, Fausto Ramírez.
Frida Kahlo y los macarrones
El segundo libro, es peculiar por sus dedicatorias, una de ellas con la intervención de Frida Kahlo. Se trata de una monografía de Modigliani, editada por Maud Dale en 1929. La editora Maud dedicó el libro a Rivera con cierto afecto, el cual fue una provocación para Frida encontrándolas, tal vez, demasiado cariñosas.
La editora escribe al interior de la publicación “For Diego with all my love and admiration. Modigliani” (“Para Diego con todo mi amor y admiración. Modigliani”). Y la segunda leyenda “I hope you like my little book. I did it for you. M. D.” (“Espero que te guste mi librito. Lo hice para ti. M. D.”).
Frida, imitando la tipografía del título, intervino la portadilla con una dedicatoria falsa, complementando el título Modigliani “To Diego with love and macarron” (“Para Diego con amor y macarrones”). Además, agregó al logotipo de la editorial, un perro y un cohete en la cola estallando.
El libro se guarda en la Biblioteca de Diego Rivera en la Casa Azul de Coyoacán, y además de ser testigo de la conexión de aquellos compañeros de viaje en París, guarda la ironía y picardía propia de Kahlo.
Angelina Beloff, pintora rusa y pareja de Rivera, también figura en esta exposición a través de un cuadro, conectando las anécdotas de la amistad que tuvieron ella y Rivera. A través de sus memorias, da testimonio de las miserias que pasaba el artista italiano. También relata cómo Modigliani era recibido en su casa-taller: hablando poco, se sentaba a dibujar bocetos de retratos de Diego.
Estos bocetos tomarían color, en los óleos que ahora se resguardan en una colección en Bruselas y Brasil. De los dibujos, la exposición muestra uno que se conserva en el Museo Frida Kahlo.
Para continuar con la conexión de relatos, Diego recordaría la muerte de su hijo a causa del frío, debido a la escasez de carbón en 1917, y cómo sus amigos recorrieron París buscando carbón. Pero reconoce especialmente el fervor de Severini y el gran Modigliani, por encontrar carbón para ayudar a su hijo.
¿Y Alfonso Reyes?
Las anécdotas se conectan con personajes, tal vez ajenos, a través de la exhibición de una fotografía del escritor mexicano Alfonso Reyes, quien fue presentado a Modigliani (eso creen) por Zárraga y Rivera en 1913. Reyes describió en un relato: “Ángel y Diego andaban muy amigos con un joven italiano, Amedeo Modigliani”. Este testimonio de primera mano, da cuenta de la relación entre los tres artistas.
Finalmente llegó un invitado remoto, el pintor mexicano Benjamín Coria y quien figura como una revelación que se integra en la muestra con tres obras significativas. La conexión entre Coria y Modigliani se debe a un escrito del artista guatemalteco Carlos Mérida, quien declara la amistad entre ambos artistas, los cuales compartieron vivienda en Europa y posiblemente su amistad la consolidó el idioma, ya que el artista veracruzano hablaba italiano.
Al propio Coria se le atribuye una anécdota sobre Modigliani: al tener un arranque, abandonó el estudio que compartían pues decía estaba harto de los franceses. En su salida, el italiano dejó un gran número de obras que resguardó en un baúl. Al abandonar la vivienda, y previniendo que regresaría Modigliani, lo encargó al portero del edificio pero sin guardar un dibujo que diera testimonio de aquella amistad.
El París de Modigliani
El París de Modigliani y sus contemporáneos llegó por primera vez a México a través del Museo del Palacio de Bellas Artes y en los 100 años de la muerte del artista italiano. Esta enorme exposición se amplio para que la vistes hasta el 18 de abril de este 2021. Y créanos cuando les decimos que vale la pena echarle un ojo a algunas obras de Modigliani y artistas que lo acompañan como el mismo Ángel Zárraga, Suzanne Valadon y más. AQUÍ más información.
Ubicación y horarios del Museo del Palacio de Bellas Artes
El Museo del Palacio de Bellas Artes se encuentra en Eje Central Lázaro Cárdenas esquina con Avenida Juárez. Después de un periodo inactivo por la crisis sanitaria, logró abrir sus puertas para continuar con sus distintas actividades, además de servir como un espacio de conversaciones que no podemos perder de vista, sobre todo durante un periodo de incertidumbre como el que vivimos.
Estos son los horarios:
Martes – domingo
11:00 am – 5:00 pm
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La Revolución Mexicana y los muralistas: Esta es la historia del Museo del Palacio de Bellas Artes