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El genocidio es reconocido como un crimen de gravedad excepcional, una forma agravada de crimen contra la humanidad. Se entiende por “genocidio” o “crímenes en contra de la humanidad”, a una serie de actos perpetrados con la intención del exterminio sistemático, total o parcial, de un grupo social de personas. La motivación fundamental son las diferencias étnicas, de nacionalidad, raza o religión.

El término “genocidio” fue acuñado por Raphael Lemkin en 1944 para calificar las atrocidades cometidas por el régimen nazi contra millones de judíos y gitanos (el Holocausto es, quizá, el genocidio más conocido en el mundo y uno de los más devastadores).

Raphael Lemkin / Foto: Getty Images

Sin embargo, y de manera desafortunada, el término es relativamente nuevo pero las acciones cometidas no. La intención de destruir pueblos enteros existió en las conquistas de la antigüedad, en las guerras de religión medievales o en las guerras de ocupación colonial del siglo XVI. Pero con el tiempo, y las labores de reconocer los derechos fundamentales de los seres humanos, es que se han registrado distintos actos de la historia como genocidios.

Por lo mismo, y por su importancia en la conversación sobre las violencias y la forma de erradicarlas a través de  la tolerancia, es que el Museo Memoria y Tolerancia tiene una exposición permanente donde se revelan los genocidios perpetrados durante el siglo XX y XXI, o que están en proceso de ser reconocidos como tal por tribunales o comisiones de la verdad.

Una de las salas del MMyT sobre uno de los genocidios reconocidos del siglo XX. / Foto: Cortesía Museo Memoria y Tolerancia

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El Holocausto, la gota que derramó el vaso

Durante el juicio de Nüremberg contra los dirigentes nazis al término de la II Guerra Mundial, se tomó conciencia de que existen delitos que por su naturaleza particular, exigen responsabilidad.

Aunque en el Estatuto del Tribunal Militar de Nüremberg no esta presente el término “genocidio”, el contenido de la idea (exterminio, asesinato o deportación por razones políticas, raciales o religiosas) sí quedó recogido en otro concepto contemplado: el de crimen contra la humanidad.

Fue en 1946 que en la Asamblea General de las Naciones Unidas, se adoptó por unanimidad la Resolución 96 en la que se pedía al Consejo Económico y Social de la ONU (ECOSOC) que preparara un borrador de Convención sobre el crimen de genocidio. Esta fue aprobada sin abstenciones, por lo que el 9 de diciembre de 1948, nació también “La Declaratoria Universal de los Derechos Humanos” (en vigor a partir de 19519.

La Convención para la prevención y el castigo del crimen de genocidio pretendía evitar que se repitieran atrocidades como el exterminio de seis millones de judíos durante la Segunda Guerra Guerra Mundial.

Víctimas recién ingresadas a un campo de concentración. / Foto: Getty Images

Genocidio armenio

Este genocidio se cometió en 1915. Los armenios fueron el primer pueblo cristiano en el mundo y junto con otros grupos, formaban parte del Imperio Otomano. Durante la Primera Guerra Mundial, un grupo de armenios buscó su independencia. Esto fue considerado como alta traición por el Imperio Otomano. Así que, para castigarlos, ordenó la deportación masiva de todos los armenios.

Familias enteras tuvieron que abandonar sus hogares y caminar en el desierto, sin agua y sin alimento. Un millón y medio de armenios fueron asesinados durante estos trayectos conocidos como “caravanas de la muerte”.

ARMENIA: Siria, Alepo. Mujer armenia arrodillada junto a un niño muerto en el campo. Crédito: United States Library Congress, EUA. Dominio Público. / Foto: Cortesía Museo Memoria y Tolerancia

Ruanda

En 1994, el presidente de Ruanda murió en un accidente aéreo y el gobierno hutu culpó a los tutsis por el incidente. Esa misma noche, a través de la radio, se llamó a que la población saliera de sus casas para que matara a los tutsis: hombres, mujeres, niños y niñas. La población hutu, tras años de discursos de odio, respondió al llamado. Se armó con machetes, palos con clavos y cualquier objeto se convirtió en un arma.

En tres meses, más de 800 mil tutsis fueron asesinados en las calles, escuelas y hasta en las iglesias. Se estima que más de 200 mil hutus decidieron no participar en el genocidio, por lo que también fueron asesinados. El caso de Ruanda nos muestra que el genocidio surgió entre dos grupos en los que ambos son negros, católicos, ruandeses.

Hombre portando un radio mediante el cual se incitaba a los ataques. Crédito: Kigali Memorial Centre. / Foto: Cortesía Museo Memoria y Tolerancia

Ex Yugoslavia

En 1995, un año después de Ruanda, ocurrió otro genocidio pero ahora en Europa: Yugoslavia, un país que hoy ya no existe, pero que poseía una gran diversidad cultural, étnica y religiosa. A pesar de sus diferencias, habían logrado convivir armónicamente unidos bajo un mismo gobierno liderado por Josip Broz, conocido como Tito.

Con la muerte de su líder, la caída del comunismo y la crisis económica, Yugoslavia comenzó a desintegrarse, y a principios de los 90, cada uno de los grupos que conformaban al país buscó su independencia, desatando una guerra.

Serbia buscaba establecer la Gran Serbia, una nación conformada por todos los serbios que se encontraban en Yugoslavia, y para lograrlo, inició una “limpieza étnica”. Estas muertes fueron provocadas por la guerra, sí, pero los serbios cometieron un genocidio contra la población bosnia musulmana. Específicamente en Srebrenica, una región protegida por la ONU en la que supuestamente los bosnios falsamente protegidos

Las fuerzas serbias atacaron a la población asesinando a los hombres y violando a las mujeres y niñas. En menos de una semana, exterminaron a 8 mil bosnios musulmanes, y fueron desaparecidas 14 mil personas.

Una mujer bosnia camina a lado de una barricada hecha de morteros, autobuses y autos dañados por balas, mientras atraviesa el vecindario de primera linea de Dobrinja en Sarajevo, el domingo 13 de noviembre de 1994. Crédito: Foto AP/Jaqueline Arzt
/ Foto: Cortesía Museo Memoria y Tolerancia

Guatemala

Durante décadas, Guatemala fue gobernada por dictaduras militares que llevaron al país a vivir pobreza extrema y marginación, donde los más afectados fueron los indígenas mayas, quienes representaban más de la mitad de la población.

En medio de una guerra civil, surgieron movimientos guerrilleros que buscaban acabar con la opresión, pero fueron reprimidos violentamente por el gobierno y el ejército.

El gobierno consideraba que los indígenas mayas como personas ignorantes y fáciles de manipular , quienes se sumarían fácilmente a la guerrilla, por lo que atacaron a la población a través de una política de exterminio conocida como “tierra arrasada”, la cual que consistía en eliminar totalmente a cada comunidad indígena.

Quemaron las aldeas, destruyeron las cosechas, violaban a las mujeres y envenenaban los pozos de agua, todo esto para impedir que volvieran a vivir ahí. Un total de 623 comunidades fueron masacradas. Ninguno de los dos principales responsables enfrentó un castigo por sus crímenes. El gobierno reconoció el genocidio a cambio de que no se llevara a ningún responsable ante la justicia.

Joven sostiene la foto de su padre desaparecido. Crédito: Jonás Moller.
/ Foto: Cortesía Museo Memoria y Tolerancia

Camboya

Entre 1975 y 1979, Camboya estuvo gobernada por un grupo extremista llamado “Jemer Rojo”, el cual consideraba que todos los males del país eran culpa del progreso y la modernidad. Así, desconfiaban de la cultura, las religiones, las profesiones, la sociedad urbana y lo extranjero.

Cuando tomaron el poder, evacuaron las ciudades. Millones de camboyanos fueron desplazados a campos de cultivo donde eran sometidos a trabajos forzados. Algo tan simple como tener estudios superiores, saber un idioma extranjero o usar lentes, podía ser motivo de muerte.

El nuevo régimen estableció más de 200 cárceles en donde torturaban y asesinaban a los prisioneros. La más emblemática se llamó S-21, donde aproximadamente, 14 mil personas fueron asesinadas.

Niño soldado del Khmer Rouge. Crédito: Documentation Center of Cambodia
/ Foto: Cortesía Museo Memoria y Tolerancia

Darfur

Darfur es un territorio que se encuentra en Sudán, país ubicado al norte de África. A diferencia de los anteriores genocidios, en Darfur se siguen llevando a cabo actos de exterminio. Sudán está habitado, mayormente, por árabes musulmanes en el norte y grupos tribales que se encuentran en el sur.

Las tribus negras han sufrido décadas de opresión y marginación por parte de los grupos árabes que tienen el control político del país. En 2003, un grupo de tribus negras se rebeló ante la opresión y la desigualdad en contra del gobierno de Sudán, y éste respondió con una política de exterminio.

A través de grupos de milicias árabes, llamadas janjaweed que significa “diablo a caballo”, en complicidad con el ejército, llevan años torturando y asesinando a la población, violando a las mujeres, destruyendo y quemando aldeas. A pesar de las evidencias, el gobierno niega sus crímenes.

Desde 2003, el gobierno ha asesinado a más de 450 mil africanos negros y 3 millones de personas han sido desplazadas.

Las mujeres lloran después del robo de sus cabras en una redada matutina. El allanamiento de ganado es un problema persistente que ha aumentado la tensión entre las diversas tribus y ha llevado a la pérdida de muchas vidas en Sudán. Crédito: Tim McKulka/UN Photo / Foto: Cortesía Museo Memoria y Tolerancia

Galería de las salas del Museo Memoria y Tolerancia sobre los genocidios

ARMENIA / Foto: Cortesía Museo Memoria y Tolerancia
CAMBOYA / Foto: Cortesía Museo Memoria y Tolerancia
EX YUGOSLAVIA / Foto: Cortesía Museo Memoria y Tolerancia
RUANDA / Foto: Cortesía Museo Memoria y Tolerancia
GUATEMALA / Foto: Cortesía Museo Memoria y Tolerancia
DARFUR / Foto: Cortesía Museo Memoria y Tolerancia

Ubicación y horarios del Museo Memoria y Tolerancia

El Museo Memoria y Tolerancia se encuentra en Plaza Juárez en el Centro Histórico, frente a Hemiciclo a Juárez en la Alameda (a un costado de la Secretaría de Relaciones Exteriores). Después de un periodo inactivo por la crisis sanitaria, logró abrir sus puertas para continuar con sus distintas actividades, además de servir como un espacio de conversaciones que no podemos perder de vista, sobre todo durante un periodo de incertidumbre como el que vivimos.

Estos son los horarios: 

Viernes – domingo

10 am – 5 pm 

Para más información sobre horarios, visitas guiadas, colecciones, exposiciones actuales y próximas, y más, accede a este ENLACE.

10 años: ¿Cómo y por qué nació el Museo Memoria y Tolerancia?

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