En 1985, el francés Claude Lanzmann liberó la película Shoah, el más grande filme documental que se haya hecho sobre el Holocausto y cualquier tema de la era moderna que presente la realidad de la poca humanidad de algunas personas. Y con este trabajo, Lanzmann no sólo dictaminó las bases de una forma documental que va más allá de sí misma, sino también mostró la posibilidad de que la belleza y el horror se encuentran en un mismo punto.

Shoah dura aproximadamente nueve horas de voces e imágenes profundas, íntimas y de gran belleza que representan el horror de la guerra y la violencia, pero no de la muerte. Lanzmann se fue por un viaje de 11 años de grabaciones en 14 países distintos con el objetivo de decirle al mundo que las consecuencias de esos actos a mediados del siglo XX, nunca serán borrados… al igual que la presencia del mismo Lanzmann en el mundo de las bellas artes y el periodismo.

Imagen del Holocausto / Getty Images

Hoy, 5 de julio de 2018, el director murió en París a los 92 años de edad bajo el recuerdo de una memoria histórica mucho más complicada que el olvido, según sus mismas palabras. Nació a las afueras de la capital francesa en 1925 en el seno de una familia judía que nunca le enseñó la religión ni los preceptos de una ideología que, antes, durante y después de su infancia, era violentada y, por no decir menos, asesinada.

En su autobiografía La liebre de Patagonia, Lanzmann confesó que nunca sintió rencor por el abandono de su madre: finalmente, para el creador, era un pionera al dejar a su marido en la primera mitad del siglo XX con todo y sus hijos. Después de su niñez, se convirtió en uno más dentro de las filas de la resistencia comunista al mover armas de forma ilegal que, después lo llevó a estudiar Filosofía en Tubinga, Alemania.

Sus trabajos periodísticos, que iban desde páginas en la revista ELLE hasta Le Monde, lo llevaron a Jean-Paul Sartre, la revista del existencialista y, por ende, al amor de su vida: la feminista Simone de Beauvoir con quien vivió a pesar de que él no era el amor de Simone, sino el mismo Sartre.

Y con esta relación que duró siete años, entre trabajos, uniones intelectuales, sexo, amor y otros en discordia, Lanzmann se podría convertir en el amante de la catástrofe en un triángulo amoroso que terminó cuando se enamoró de otra mujer; y director, literal, de la misma. Shoah –shoá–significa holocausto, destrucción, catástrofe…

Shoah, se alejó del pasado visible y de los hechos históricos de los libros, un proceso similar al comportamiento de la memoria –la cual reconstruye, no reproduce–, para dar paso a una enorme serie de entrevistas que e imágenes originales de los lugares que determinan la forma en que el cine documental y personal se hace para romper con las barreras del tiempo y decirle a la humanidad, de frente, que hay vergüenza en el pasado pero muchas más oportunidades en el futuro.

En 1994, llegó a los cines de París el filme La lista de Schindler de Steven Spielberg, una de las mayores películas sobre la Segunda Guerra Mundial y el episodio del Holocausto. Cuando llegó la cinta, Lanzmann la rechazó por el hecho de tratarse de una ficción sobre un asunto que supera el sentido de humanidad. “La ficción es una transgrecsión”, dijo ese mismo año en Le Monde. Prohibida la representación desde esta línea para evitar que las lágrimas derramadas por las audiencias, sirvan para limpiar una culpa compartida que a la fecha, sigue dejando víctimas en todo el mundo.

Todo lo que no sabías que necesitas saber lo encuentras en Sopitas.com

En 2017 entré a Sopitas.com donde soy Coordinadora de SopitasFM. Escribo de música y me toca ir a conciertos y festivales. Pero lo que más me gusta es hablar y recomendar series y películas de todos...

Comentarios