Cuando descubrimos la música y comenzamos a delinear lo que nos gusta escuchar, sin duda emerge la pasión por lograr algo como lo que hacen nuestros ídolos con sus instrumentos. Así, comienza el sueño de formar una banda, lo cual no es fácil por diferentes factores… pero de que vale la pena intentarlo, de eso no hay duda. Si alguna vez pasaron por ello, entonces seguro pasarán un buen rato viendo Metal Lords.
Esta película llegó a Netflix recientemente y en apenas un par de semanas, se encuentra en el top de lo más popular de la plataforma. Y no es para menos pues se trata de una historia entretenida que a muchos, con seguridad, les traerá nostalgia de aquella época en la que rockear duro con los amigos lo era todo. ¿Ya la vieron? ¿Aún no? Entonces, acá les diremos por qué deben darle (o no) un chance.
El mensaje sobre la amistad en ‘Metal Lords’e
Sí, Metal Lords tiene finalmente un mensaje sobre la verdadera amistad que quizá hemos visto antes en un sinfín de películas… pero el mensaje es más emotivo de lo que aparenta. Primero, porque nos muestra a dos chicos marginados de una escuela secundaria que como cualquiera a esa edad, lidian con todo lo que conlleva no ser populares.
Al mismo tiempo, parece que ambos son bastante diferentes entre sí, pero ser los outsiders de la escuela los une como amigos. Y su relación también es complicada porque Hunter (Adrian Greensmith) es un acérrimo metalero en toda la regla, de caracter difícil y con ambiciones que incluso parecen imposibles. Por otro lado, Kevin (Jaeden Martell) es más calmado, reservado, pensante y centrado, con la diferencia de que él no es un amante del metal completamente como su amigo.
Sin embargo, al final se complementa, con Hunter aprendiendo a no ser un cretino y a ser más amable, mientras que Kevin agarra el gusto por el metal y descubre que es un habilidoso baterista. Su extraña amistad termina provocando que dejen de ser unos desconocidos bulleados e incluso en el terreno personal de cada uno, su aventura rumbo a ganar la batalla de las bandas de la escuela hace que Kevin conozca el amor y que Hunter se acerque más a su distante y burlón padre.
La nostalgia sobre descubrir quiénes somos en la adolescencia
Si aman la música, Metal Lords será un recordatorio nostálgico y genial de aquella época en la que buscábamos identificarnos con un estilo musical o una ‘tribu urbana’. Mucha gente (no se hagan) pasó su adolescencia aferrándose al punk, al heavy metal, al emotional hardcore (lo emo pues), a la escena gótica, a la estética grunge, a la divertida escena de los rude boys y rude girls en el ska…. en fin, a aquello que nos hiciera sentir parte de una comunidad ligada a la música.
Inconscientemente, aunque no es del todo una ultra seria, esta película remarca lo importante que es la música en nuestro desarrollo como personas cuando nos hacemos melómanos; cómo se convierte en nuestro refugio personal. Y eso lo deja muy claro, por ejemplo, cuando se nos muestra que Hunter encontró en el metal una manera de desahogar su enojo debido a que su madre abandonó a su familia cuando era pequeño.
O por ejemplo, cuando Emily se nos muestra como una chica con un trastorno psicológico que de cierta manera, sobrelleva gracias a que toca el violoncello como una verdadera crack. Lo único que quizá hubiera sido un tremendo plus es que estos problemas personales se hubieran tocado más a fondo para darle un toque más dramático y serio a la cinta. Pero funciona bien incluso en esa parte.
Además, seguro que muchos recordarán esas experiencias adolescentes de enamorarse por primera vez, de ir a tu primera fiesta, si eres amante del rock recordarás cuando quisiste hacer tu primera banda… hay un montón de nostalgia en lo que vemos en pantalla.
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Un soundtrack metalero muy cool en ‘Metal Lords’
Más allá de la trama de la Metal Lords, el mensaje sobre la amistad y todo lo que ello conlleva, la banda sonora por sí sola es una carta de amor al heavy metal y su amplio espectro de subgéneros. ¿Por qué? Pues solo por el hecho de que está conformada por algunas de las canciones más icónicas de algunas de las mejores bandas de todos los tiempos.
Pocas veces en películas con temática metalera, se tiene el placer de escuchar en una sola sentada canciones de Black Sabbath, Judas Priest, Metallica, Pantera, Iron Maiden, Mastodon, Guns N’ Roses y más. Lo mejor es que cada canción, encaja perfectamente con el momento en el que aparecen. Una joya para aquellos seguidores del metal que aman un poco de todo lo que el género ha entregado en diferentes épocas.
Invitados especiales geniales
La gente detrás de Metal Lords, encabezados por el director Peter Sollett (Nick & Norah’s Infinite Playlist) y D.B. Weiss (Game Of Thrones) jugó al máximo con la nostalgia metalera no solo en lo que respecta a la banda sonora y al montón de referencias visuales sobre icónicos exponentes del metal.
Hay un momento de la cinta donde aparecen invitados especiales de la talla de Scott Ian de Anthrax, Kirk Hammet de Metallica, Rob Halford de Judas Priest y Tom Morello de Rage Against the Machine. Y lo lindo del asunto es que aparecen para darle una lección muy chida a uno de nuestros protagonistas. Es bastante épico ver juntas a todas estas leyendas.
El humor, las referencias a los clichés del heavy metal y el valor de la música
La gran ventaja de Metal Lords es que es una película divertida, de esas que sirven para pasar un muy buen rato. Y lo hacen incluso riéndose ‘de uno mismo’. Es interesante ver cómo Hunter, con todo lo que ama el metal, es consciente de que el género ya no es tan popular como antes y por ahí hay un momento donde se hace un chiste sobre ello. O cuando el chico menciona qué estilo de metal toca su banda, intenta explicar un género de esos que luego ni existen pero que te hacen ver como ‘un verdadero conocedor’.
También hay instantes geniales en el que se señalan los clichés del metal, como cuando Kevin pide a Hunter que Emily se una a la banda. ALERTA DE SPOILER: Hunter enseguida dice que una chica que toca el violoncello sería lo menos metalero del mundo y que sería algo ‘gay’. Y de pronto, no dudan en hacer énfasis en que ese argumento es absolutamente irracional (por no decir estúpido) cuando en el metal hay leyendas de la talla de Rob Halford que es abiertamente homosexual o Lita Ford, que es una de las grandes exponentes femeninas del hard rock.
Eso sí, al final la lección sobre la trascendencia del heavy metal será algo que muchos fans del género abrazarán sin duda, además de esa lección para tu tío o tu amigo metalero insoportable sobre lo respetable que es darle su lugar a toda la música.