El 21 de septiembre se liberó en la plataforma de Netflix la serie Maniac del reconocido director Cary Joji Fukunaga, la cual escribió junto a Patrick Somerville como una adaptación de una producción noruega del mismo nombre. Fukunaga, antes de que todo tomara forma, contactó a Emma Stone para platicar sobre el proyecto y ver qué ángulo le iban a dar, o al menos uno que no estuviera tan apegado a la historia original.
Fukunaga eligió a Stone y Jonah Hill como sus protagonistas principales no sin antes haber comenzado el guión con Somerville, conocido por su trabajo escrito en The Bridge y The Leftlovers, ambas, al igual que Maniac, llevadas por el trauma, la soledad y los problemas que, ante la falta de definición, nunca se van a resolver solos. Estos cuatro nombres como parte de Maniac, podrían representan la clave del éxito de la serie, o al menos en la teoría. Antes de que se estrenará, ya había generado la suficiente expectativa para entrar en esa categoría de la plataforma de “Tendencias” y “Favoritas”.
Ahora bien. Como mencionamos, se trata de la teoría, no de la práctica y Maniac a pesar de Stone, Hill y su química en pantalla, podría fallar de la peor manera. No en números ni reproducciones, sino en el hecho de que pocas personas van a llegar al décimo capítulo si no se dan un respiro en los primeros. En otras palabras, se trata de una historia complicada, lenta, de deducciones, palabras poco conocidas, pero una de las mejores historias de amor que han habido en los últimos años…
Annie Landberg es una chica solitaria y negativa. Todo el tiempo está molesta y mandando al carajo a quien se atreva a romper su rutina de silencio y furia. Ante una pérdida representada a través de su madre, Annie niega la realidad en la que vive, o al menos eso es lo que se dice constantemente: esto no es lo que sucedió. Owen Milgrim, hijo de un empresario millonario, fue diagnosticado con esquizofrenia a los 10 años y está obligado a testificar a favor de su hermano en un caso de abuso sexual y violación. Pero la pregunta es: ¿sabe diferenciar entre la realidad y la fantasía?, ¿será un buen testigo?
Ellos dos, atraídos por la adicción a una droga y la necesidad de curar el dolor, respectivamente, se convierten en sujetos de prueba para un moderno experimento farmacológico liderado por el doctor El doctor Robert Muramoto que promete curar el dolor con la ingesta de tres pastillas y las tres etapas simuladas con cada una a partir de una mega máquina llamada Gertie. Después de la inesperada muerte de Muramoto, entra en el experimento el doctor James K. Mantleray, autor del tratamiento e hijo de Greta Mantleray, una gurú de la terapia, autora de libros de superación, terapeuta de celebridades y responsable de programas de radio para personas de clase media con problemas maritales y de seguridad.
Mientras Mantleray estaba fuera del proyecto, comenzaron a detectar un problema entre la máquina y los sujetos de prueba: Gertie no entendía sus emociones ni la capacidad del humano para retener el dolor como si se tratara de una satisfacción a largo plazo, así que la doctora Azumi Fujita insertó los primeros estudios de Greta en el núcleo de la máquina. ¿El resultado? Una máquina con emociones que se deprime ante la idea de perder a su amor, el doctor Muramoto.
La tristeza de la máquina influye de forma directa en las realidades alternas que experimentan los sujetos del experimento, sobre todo Annie y Owen, quienes se reúnen en sus sueños como pareja, pero cuyo romance alterno nunca atraviesa la barrera de la realidad.
Este fue el punto que hizo que Stone accediera a interpretar a Annie y que, en realidad, hace tan grande Maniac: el amor no siempre viene de pareja, el amor a un amigo y hacia uno mismo, se trata de aceptar las cosas que sucedieron, de tomar la responsabilidad y seguir adelante. De primera vista y con palabras tan injustas para una experiencia visual y violenta de 10 episodios, parece una serie más con enseñanza de vida detrás; sin embargo, Maniac es un análisis del todo que va desde la responsabilidad individual de aceptar los errores y que la vida no siempre es como la planeamos, los recovecos de las terapias actuales, hasta los límites de la ciencia frente a la máquina más poderosa del mundo: la mente.
En una de las mejores escenas de la serie, aparece un mesera llamada Olivia con Owen (en una de las realidades alternas) mientras estudian historia. Ella le dice que “La gente se pasa la vida fingiendo que las cosas no sucedieron, Si no, tendrían que admitir que tienen la culpa por todo lo malo de sus vidas”. Y Owen responde que la culpa a veces es tan grande que resulta insoportable. ¿Cuál es la culpa de una niña que sufrió abandono y un esquizofrénico rechazado por su propia familia?
Y ante la una culpa así, ¿cuáles son las posibilidades de que un ser humano niegue su realidad para poder seguir sintiendo dolor? A través de Annie percibimos ese rechazo a la muerte y la responsabilidad de cargar con la vida de alguien más. Y con Owen, aún más complejo, se presenta el rechazo de la realidad para entrar en un mundo de fantasías que nunca será. De este modo, nosotros los espectadores, estamos en el mismo lugar que Owen y con la misma condición de esquizofrenia: alucinamos cosas, nos sabemos qué es real para él y que es real para la historia.
Sumado a una historia sin un final feliz, pero lleno de esperanza, se encuentra al experiencia visual relacionada a las posibilidades de un sueño; un futuro no muy lejano, pero cargado de nostalgia; y la ciencia como un compañero que se puede poner en nuestra contra. En cada uno de los episodios, a un nivel superficial, se encuentra un detalle que define el final de la serie (totalmente inesperado por su sencillez) como las maquetas, que de forma metafórica representan la estructura de la mente y nuestra participación como muñecos en las situaciones que ésta analiza y define.
Maniac es un experimento en sí mismo tanto en la construcción de su narrativa, la estructura de los personas y los aspectos visuales que la componen. Como la prueba farmacéutica, con realidades alternas, esta serie presenta diversos temas dentro de una misma historia (persona) y sobre todo, las idea de no cambiar el pasado ni el presente, pero hacerlo lo más ligero posible.