“Su muerte ha sido el acto último de su salvaje libertad”, escribe el escritor Héctor Aguilar Camín.
Que Luis González de Alba —quien además de ser un destacado escritor, también es reconocido como uno de los líderes del Movimiento del 68— haya perdido la vida un 2 de octubre, no es casualidad. Su muerte no fue azar: se quitó la vida con una pistola calibre .22, esto según información otorgada por el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses a El Financiero.
Como les informamos ayer, González de Alba fue encontrado sin vida al interior de su domicilio, ubicado en Guadalajara, Jalisco. Aunque confirmada, no se dieron a conocer los detalles de su muerte, pero horas después de ésta acontecer, amigos del escritor comenzaron a informar bajo cuáles circunstancias habría ocurrido el deceso. A través de su cuenta Twitter, Héctor Aguilar Camín así lo dio a conocer.
Se ha quitado la vida Luis González de Alba, uno de los hombres más libres de México. El último acto de su salvaje libertad.
— Héctor Aguilar Camín (@aguilarcamin) 2 de octubre de 2016
González de Alba no habría decidido de un día para otro su partida. De acuerdo con el texto que Aguilar Camín dedica a su amigo, éste desde hace dos meses dio señales de su despedida a través de un texto que escribió desde el 4 de agosto y que se publicó en su columna de Milenio ayer, el día de su muerte:
En ella “anticipa con claridad meridiana que se despediría del mundo ayer, por voluntad propia, en complicidad con el recuerdo obsesionado de su gran amor perdido, y con la media cita del verso que termina el poema Muerte sin fin, de José Gorostiza: “Anda putilla del rubor helado, anda, vámonos al diablo”.
Isla de Poros, Grecia, desde Villa Nikki. Yo esperándote en Poros. אל תעזבני: No me abandones. Salmo de David. https://t.co/shUUfwK66i pic.twitter.com/obIT6BrkGC
— Luis González de A (@LuisGonzlezdeA) 2 de octubre de 2016
En dicha columna titulada “Podemos adivinar el futuro…”, González de Alba lanza críticas contra los jóvenes que, cobijados bajo los lamentables hechos del 2 de octubre (que él vivió en carne propia) salen a las calles para cometer actos vandálicos: son “chavos que no saben qué es lo que ‘no se olvida’ porque ya lo olvidaron o nunca lo han sabido”.
En su despedida, el escritor y periodista no deja de comentar un tema polémico que le valió el reproche de varios sectores de la llamada “intelectualidad” del país: el plagio que Elena Poniatowska realizó para escribir su célebre libro La Noche de Tlatelolco:
“Hoy repiqueteará el teléfono de Elena Poniatowska, devenida experta y abrumada por preguntas que no sabrá responder, pero tendrá para cada una el debido cliché, el redondo lugar común que la hace adorable y linda (…) pregunten y les dirán que Jan [hermano de Poniatowska] murió en Tlatelolco y por eso su hermana, transida de dolor, escribió esa crónica basada en la mía que, sin firma y a máquina, le hizo llegar desde Lecumberri Raúl Álvarez Garín con los abogados”.
Además, González de Alba dedica algunas líneas para señalar cómo incluso entre activistas nunca dejó de existir un estigma en contra de las personas homosexuales, caso suyo… y del hermano de Poniatowska, según el escritor: “entramos a la Plaza para oír, primero estupefactos, al presentador a cargo de anunciar el arribo de cada columna, luego riendo a carcajadas, porque vio la manta sostenida por Juan Jacobo Hernández y los primeros valientes: Frente Homosexual de Acción Revolucionaria, FHAR, y se atragantó: – ¡Y ahora entra el Frente… Frente… gulp, de Acción Revolucionaria”.
González de Alba se encontraba en los arreglos para la cesión de los derechos para la publicación de su obra, esto con su editor, Rafael Pérez Gay. Se prevé la salida de dos libros póstumos de su autoría: “su revisión cabal del 68 y una colección de artículos de divulgación científica”, señala Héctor Aguilar Camín.