En mayo de 2016 fue que se dieron a conocer los planes para realizar un live action de La sirenita basado en el clásico animado de 1989 (a su vez, adaptación del trabajo de Hans Christian Andersen). La noticia, como usualmente sucede con los live action, dividió opiniones.
Por un lado estaban los que se emocionaron con la posibilidad de recrear toda la magia del mundo marino con las nuevas tecnologías. Y del otro lado aquellos que rechazaron la idea de mancillar el clásico animado considerando que algunas otras producciones no habían logrado superar las expectativas de la nostalgia.
Finalmente los planes siguieron su curso con el anuncio de Rob Marshall como director, encargado de algunos de los musicales más icónicos como Nine o Chicago. Y luego el elenco comandado por Halle Bailey como Ariel junto al ganador del Oscar, Javier Bardem, la nominada Melissa McCarthy y algunos elementos más destacados.
Ahora, tras más de seis años de espera, entre algunas controversias algo terribles (que ya está de más platicar), por fin se estrenó el live action de La sirenita. Y si hemos de dar un primer veredicto, uno rápido, diremos que es uno de los mejores que ha hecho Disney. Pero vamos por partes.
El live action de La sirenita
Podríamos decir que no hay ningún cambio significativo entre la versión animada de La sirenita y el live action. Entonces, nuestra protagonista vuelve a ser Ariel, una joven sirena hija del rey de todos los mares llamado Tritón. De todas las hijas de Tritón, es quien más tiene problemas con su padre a partir de que siente curiosidad por las cosas que suceden en la superficie.
Pero en palabras de Tritón, la superficie, el mundo de los humanos, es peligroso. Son seres despiadados, brutales y malos que contaminan las aguas y lastiman a los seres que las habitan. Sin embargo, Ariel cree que hay bondad en ellos a partir de las cosas hermosas que crean (y ella colecciona).
Pero este argumento, ni en 1989 ni este 2023, es suficiente. Por lo que entendemos que Ariel tiene una obsesión con los humanos que la lleva a tomar distintos riesgos, y quizá el más grande al acercarse a un barco comandado por un príncipe llamado Eric.
El barco comienza a incendiarse, y la vida de Eric corre peligro, por lo que Ariel decide salvarlo y llevarlo hasta la costa del reino que un día ha de dirigir. Desde ahí, sus deseos por ser humana aumentan, pero ante las negativas de Tritón, decide ir con Úrsula, una famosa bruja que le pide entregar su voz a cambio de un par de piernas (un plan macabro para apoderarse del reino de Tritón).
Pronto Ariel se convierte en una humana que explora las actividades del mundo de Eric mientras se enamora de él y él de ella. Pero cuando Úrsula se da cuenta que su plan está a punto de irse por la borda, toma acción para evitar que Ariel y Eric estén juntos.
Cambios sutiles pero geniales en La sirenita
Como se dieron cuenta, la historia es casi idéntica. Sin embargo, se hicieron algunos cambios súper sutiles que hacen que este live action se ponga por encima de los demás que Disney ha liberado (quizá con la excepción de El libro de la selva).
Con esos cambios sutiles nos referimos a detalles en su historia que no afectan el curso de la historia como tal y que no representan un problema de acuerdo a los discursos y las luchas actuales. Por ejemplo, ¿se acuerdan que Úrsula le dice a Ariel que no importa si pierde su voz porque a los hombres no les interesa lo que diga una mujer?
Desde luego que esta parte quedó fuera. ¿Cambia el curso de la historia? De ninguna manera. Otra de las sugerencias que el live action de La sirenita hace es explorar un poco más el personaje del príncipe Eric, quien siempre se mantiene ajeno con la audiencia más allá del interés que muestra Ariel por él.
Ahora tenemos oportunidad de conocerlo un poco más y saber cuáles son sus propios conflictos como individuo, incluso nos revelan algo de sus orígenes y por qué pronto se convertirá en el líder de un reino en el Caribe. Esta parte es más importante de lo que parece, y enriquece la historia, pues la tierra que explora Ariel está en esta región, hace que su experiencia sea más musical y diversa. Y es genial.
El “problema” de los live action
No podemos decir que un live action es mejor que la versión animada porque tendríamos que considerar un montón de factores. Si destacamos el live action por encima de la animada, es porque hablamos de la tecnología y los nuevos discursos de diversidad e inclusión (que esta vez no se sienten forzados). Creemos que los títulos siempre corresponden a su tiempo.
Pero si resaltamos la animada, es porque hablamos de originalidad y nostalgia. Y creemos que contra esta última no se puede competir, además de que aquí es donde reside el problema de los live action y la estrategia tipo franquicia que Disney ha implementado para estas producciones.
Reimaginar películas que marcaron la infancia de diversas generaciones, busca una respuesta emocional por parte de la audiencia. Lo malo es que la nostalgia se ha convertido en una fórmula para Hollywood, y esto se traduce en una necesidad meramente económica y no creativa, ni siquiera narrativa.
Si se buscara originalidad a pesar de contar una historia ya conocida, se tomarían más riesgos. Y se nos olvida que esas películas animadas las vimos cuando éramos niños. Es imposible replicar la sensación de aquella época. Lo malo es que tampoco nos ofrecen una nueva más allá del espectáculo visual y sonoro.
El mayor problema que enfrenta el live action de La sirenita es que no puede escapar del legado de sus versiones animadas. Y está bien, pues habla de que la original marcó a diversas generaciones a pesar de entender que no toda su historia era correcta. Pero la estrategia (¿de marketing?) es vender un viaje al pasado que es imposible de realizar.
Lo que de plano no nos gustó del live action de La sirenita
Hay algunas cosas que de plano no nos gustaron en el live action de La sirenita. Primero es el personaje de Úrsula. Es una de las villanas más terribles entre los clásicos animados, pero en esta versión no inspira terror, sino sólo se vuelve parte de un conflicto que ni siquiera es complicado superar.
La Úrsula de la versión animada es muy teatral. Todo el tiempo está exagerando las cosas y construye todo un entorno en el que Ariel crea que es su aliada. Pero ahora no hay nada de eso, y parece ser un personaje muy plano y más secundario de lo que debería. Y ojo, que el problema no es Melissa McCarthy, sino el guion y cómo escribieron al personaje.
Otra de las cosas que nos hicieron ruido son los efectos especiales. No somos expertos, de ninguna manera, en este rubro… pero creemos que al no ser expertos y notar que las cosas andan mal, ya dice mucho. El live action de La sirenita se ve torpe y poco real cuando las cosas suceden debajo del agua.
Y por último, pero no menos importante, la magia de la música. Las secuencias musicales en el live action de La sirenita… Este punto es complicado de explicar, pero la cosa es que en ninguna de las canciones que se repiten de la animada al live action, se siente esa magia. Podría ser culpa de los efectos especiales, por ejemplo, en “Bajo del mar”, pues todo se ve torpe y a pesar de ser una secuencia animada, no es la fantasía que te brinda el tipo de animación tradicional.