El Día de Muertos siempre ha sido una de las tradiciones más bonitas y festejadas en nuestro país, la cual ha trascendido las barreras geográficas, para llegar a otros países como un icono de México. Desde tiempos prehispánicos la relación con la muerte ha sido cercana, y el 1 y 2 de noviembre lo celebramos con altares, yendo a los panteones y hasta disfrazándonos de Catrina.
Esta figura es la que ha retomado fuerza en los últimos años, pues ha dejado de ser un simple dibujo, para ser adoptado por chicos y grandes como disfraz, casi como la imagen oficial de Día de Muertos y una forma bella de representar a la muerte. Pero ¿de dónde surgió? ¿quién dibujo la primera Catrina? ¿por qué? Aquí les contamos una pequeña historia del surgimiento de La Catrina.
Durante el siglo XIX en nuestro país se vivieron momentos intensos en cuestiones políticas (como ahora), guerras, reelecciones, intervenciones extranjeras, lograr la estabilidad económica, política y social era complicado. Gracias a esto los grabadores, ilustradores y caricaturistas mexicanos de esa época tomaron los conflictos del país y se burlaron de los mismos, comenzando así los periódicos de “combate”, como El Hijo del Ahuizotle.
José Guadalupe Posada era uno de estos grabadores, que durante la época de Benito Juárez, Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz, participó en periódicos como El Ahuizote, con diferentes caricaturas de crítica social a las clases altas y a la miseria que se vivía en el país, pero sus dibujos tenían una característica especial: todas eran calaveras vestidas con ropa elegante, en fiestas; incluso a la gente del pueblo y clases bajas las representaba así.
La primera mención que se tiene de La Catrina, cuyo nombre original fue “La Calavera Garbancera”, lo presentó Posada en un grabado de metal en 1973 para criticar a los garbanceros, que eran aquellas personas de origen indígena pero que pretendían ser europeos, algo así como los malinchitas, que reniegan su cultura, tradiciones y sobretodo sus raíces. La Calavera solo tenía un sombrero, no estaba vestida, burlandose de quienes buscaban ostentar el estilo de vida europeo, aunque fueran de clase baja.
«…en los huesos pero con sombrero francés con sus plumas de avestruz» José Guadalupe Posada.
Sería hasta 1947 cuando Diego Rivera le diera el atuendo que hoy todos conocemos, con el icónico sombrero de plumas, convirtiéndola así en La Catrina, como sinónimo de “Catrín”, que se definía como hombre elegante y bien vestido. Rivera la presentó en su mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”.
En el mural se encuentra La Catrina al centro, a su derecha una representación de José Guadalupe Poasada, a la izquierda una versión infantil de Rivera y atrás Frida Kahlo.
Desde La Calavera Garbancera y hasta su evolución en La Catrina, estas ilustraciones estuvieron acompañadas de calaveras literarias o calaveritas, que en un tono satirico, se burlan tanto de vivos y muertos, seguramente en la primaria les dejaron hacer alguna de un personaje en específico. Esta es una escrita por Posada:
Quien quiera gozar de veras
y divertirse un ratón,
venga con las calaveras
a gozar en el panteón.Literatos distinguidos
en la hediondez encontré
en gusanos confundidos,
sin ellos saber porqué.Y en gran tropel apiñados
Los vendedores corrían
contentos y entusiasmados
por el negocio que hacían.Cereros de sacristía
que roban la cera al rato,
que con mucha sangre fría
se echan el sufragio al plato.
En la actualidad la figura de La Catrina es la imagen más representativa del Día de Muertos, retomó tanta importancia que hoy en día es uno de los disfraces más utilizados y dejó de ser el simple dibujo de una calavera, para traspasar los límites del papel y ser parte de la cultura mexicana de una manera viva, así una vez más el mexicano se acerca a la muerte y la hace parte de su vida, juega y se divierte con ella.