Existió una mujer llamada, Hilde Krüger (o Hilda Krüger) era una actriz alemana que interpretó algunos papeles en películas de la Época del Cine de Oro Mexicano, pero detrás de su rostro angelical y su acento raro, también era una espía nazi enviada a México bajo las órdenes del mismísimo Joseph Goebbels, su amante y jefe.
La espía llegó a tierras mexicanas en febrero de 1941, después de fracasar en Hollywood. Entre sus talentos estaba relacionarse con las altas esferas de la socialité, ya que era una gran seductora y tenía un sonrisa destellante que le encantaba a los hombres poderosos.
Por su parte, su misión como espía era ayudar a los nazis a apoderarse del petróleo mexicano, vigilar los movimientos de los estadounidenses en nuestro país, infiltrar información y conseguir apoyo para invadir a la entonces Unión Soviética. Eran tiempos difíciles.
La carrera artística de la espía
Esta rubia despampanante nació en 1912 en Colonia, Alemania y desde los 22 años se abrió camino en el mundo de la actuación en el cine de su país. Su primer papel importante sería en la película de comedia de 1935 Sie und die Drei, exportada a Norteamérica con el título She and the three.
Esta película le permitió darse a conoce. Pronto, su belleza llamó la atención del ministro Goebbels, a quien no tardaría en seducir para convertirse en su amante. Y es que el cine alemán de la época estaba estrictamente controlado por el ministerio de propaganda nazi.
La espía nazi sale de Alemania
Para 1939, Hilda se casó en su país con un alemán al que después abandonó debido a que los antepasados de él tenían sangre judía, todo un problema para la época.
Tras esta separación, la actriz-espía saldría de Alemania con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, primero con destino a Londres, después a Nueva York y a Los Ángeles para incursionar en el mundo de Hollywood y al mismo tiempo tejer su red de espionaje.
Se dice que fue expulsada de Alemania porque Magda Goebbels descubrió los amoríos que mantenía con su esposo. Para 1940, en Hollywood sólo consiguió papeles secundarios por su falta de dominio del idioma. Ahí se volvió amante de dos multimillonarios, un poderoso petrolero y uno de los dueños de la cervecería Budweiser.
Hilde Krüger en México
En 1941 fue solicitada por los servicios de inteligencia alemanes para colaborar en labores de espionaje en México. Trabajar para el régimen nacionalista era uno de sus principales deseos, así que llegó a nuestro país con varias misiones relacionadas con el petróleo, el espionaje industrial y la vigilancia de los movimientos del ejército norteamericano.
En nuestro país no tardaría en relacionarse con personalidades de las esferas políticas. Así, se convirtió en amante del entonces subsecretario de Hacienda, Ramón Beteta, seguramente para obtener información importante para los nazis.
También sedujo a Miguel Alemán antes de que llegara a la presidencia y tuvo amoríos con otras tantas personalidades, incluido el Mimo de México, Mario Moreno “Cantinflas”.
La agente es descubierta
Finalmente el servicio de contraespionaje de los Estados Unidos, que sabía de sus amoríos con Goebbels, descubrió a Hilde. La encarcelaron por un tiempo, pero el mismo Miguel Alemán la ayudó arreglándole un matrimonio con Ignacio de la Torre, nieto de Porfirio Díaz.
Así, al terminar la guerra la declararon inocente por falta de pruebas en su contra y dejó el espionaje. Hilde Krüger continuaría con sus amoríos, ahora con varios productores de cine que le dieron papeles en algunas películas mexicanas.
De espía a estrella del Cine de Oro
Las películas mexicanas en las que participó Hilde (que entonces cambió su nombre a Hilda para las carteleras nacionales) fueron: Casa de mujeres (La historia de siete pecadoras) de 1942, dirigida por Gabriel Soria, Adulterio, de José Díaz Morales, Bartolo toca la flauta dirigida por Miguel Contreras Torres y El que murió de amor, de Miguel Morayta. Las últimas tres estrenadas en 1945.
En estos filmes compartió la pantalla con actores como Katy Jurado, Roberto Cañedo, Freddy Fernández, Manuel Medel, Shilinsky, Anita Blanch, Julián Soler y Manolo Fábregas, entre otros. Siempre en papeles secundarios, pero al fin y al cabo era otra actriz de nuestro Cine de Oro
Se apaga la carrera de la actriz seductora
A finales de los años 50 regresó a su país y filmó otras películas. Más tarde regresó a México para buscar más oportunidades en la pantalla grande sin conseguir éxito alguno y así terminó su carrera artística. Hilda, la actriz espía, murió en 1991, en Lichtenfels, ciudad de su natal Alemania.