Ironías de la vida: los comediantes, esas personas que siempre muestran una sonrisa y la provocan, suelen caer en depresión. Los ejemplos más populares son John Belushi (murió por una sobredosis), Robin Williams (cometió suicidio) y uno de los actores más aclamados, Jim Carrey, quien desde hace más de una década padece la enfermedad.  

Y no sólo estuvo batallando con eso durante muchos años, en 2015, su pareja Cathriona White se suicidó, destapando los problemas que enfrentaban en su relación como enfermedades de transmisión sexual, situación que provocó se sumiera aún más en la depresión.

En 2004, Carrey habló por primera vez sobre el tema con la CBS News. Y ahora, volvió a discutir el tema en una nueva entrevista que reveló un estado emocional más estable, por decirlo de alguna manera: “La he tenido por años, pero ahora, cuando llueve, llueve, pero sé que no es para siempre. No se queda lo suficiente como para ahogarme otra vez”.

El protagonista de The Truman Show también dijo que “a veces es feliz” y que en este punto de su vida no tiene depresión. Todas estas afirmaciones son muy distintas a las que el actor estuvo haciendo durante un par de años a los medios hablando sobre los Illuminati, la nula existencia del Yo, el estado del mundo y cosas similares extrañas que revelaron un estado mental complicado e incomprensible.

Ahora, Jim Carrey se encuentra en medio de su nueva película documental con Netflix en la que habla sobre su método de actuación extremo cuando grabó la película biográfica sobre Andy KaufmanJim & Andy: The Great Beyond. 

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