¿Dónde se marca la delgada línea entre la inspiración y el plagio? Una cosa es cuando un artista o músico toma como inspiración una obra pasada para componer o crear algo nuevo. Y es totalmente válido mientras se justifique el nuevo concepto de la segunda creación. Sin embargo, algo totalmente distinto es cuando retoman toda la esencia de esa primera pieza y se presenta en algo que, al final, no ofrece nada nuevo aunque las circunstancias sean distintas. De este modo, no estaríamos hablando de una obra original, sino de una reinterpretación.
Aunque hay varios puntos a favor o en contra de cualquiera de las dos partes, el debate sigue siendo complicado y muchos creadores se han visto envueltos en disputas legales por plagio, por no mencionar de dónde tomaron la idea o por derechos de autor. El mundo de la música es uno de los más propensos a entrar en este tipo de dilemas. Grandes nombres dentro de la industria de la música y el entretenimiento como George Harrison, Radiohead, Guillermo del Toro, Led Zeppelin y más, han estado en medio de la controversia por casos así.
Y ahora, uno que se suma a la lista –o en realidad ya estaba pero suma otro caso de plagio a su historial– es el artista estadounidense, Jeff Koons. Él es uno de los máximos representantes del kitsch, el cual se caracteriza por su ostentación, magnificencia y sentido vulgar. Las obras de Koons son grandes, con colores sumamente llamativos, materiales metálicos y conocidas en todo el mundo. Pero, a pesar de su fama, Koons ha sido señalado en más de una ocasión por robar ideas y plagiar otras obras.
La acusación de esta vez se dio por la escultura “Fait d’hiver” creada por Koons en 1988 y con un valor de 4 millones de dólares hasta 2017. En ella podemos ver a una mujer recostada en la nieve junto a un puerco que la huele. Es una de las piezas más conocidas del artista americano, pero al parecer, no es tan original como muchos pensaban. Franck Davidovici, en 1985, trabajó en un anuncio publicitario para Naf Naf en la que aparece una mujer recostada en la nieve junto a un puerco…
Por supuesto, hay diferencias claras entre ambas obras. La de Koons es una escultura a color donde la mujer tiene unos lentes en la frente con forma de huevo estrellado y el puerco trae un collar de rosas. También aparece un pingüino junto al cerdo. En cuanto al trabajo de Davidovici, la mujer no tiene lentes, trae ropa invernal y el puerco carga una especie de barril en el cuello. Además, se trata de una imagen en blanco y negro.
¿Por qué después de tantos años es que se “dieron cuenta” que se podría tratar de un plagio? De acuerdo con el New York Times, en 2014, Franck Davidovici estaba viendo un catálogo de las obras más importantes de Koons como parte de una retrospectiva que se presentaría en el Centre Pompidou de París, uno de los museos más importantes de Francia. Entre las obras apareció “Fait d’hiver”, y un año después, decidió emprender acciones legales contra Koons.
Ahora, la corte parisina a determinado que Jeff Koons cometió plagio, obligando al artista, la compañía Jeff Koons L.L.C., el museo Pompidou y la editorial del catálogo, ha pagar 170 mil dólares por plagio y los daños que pudieron haber causado. La defensa de Koons se respaldó con “libertad de expresión artística”, el hecho de que en tanto tiempo no se había puesto una queja relacionada a la obra y que se trataba más de una parodia.
Koons ya lleva varias similares. Fue acusado en 1988 por su escultura “String of Puppies” donde una pareja sostiene perros. Esta obra fue señalada por su parecido con el trabajo fotográfico de Art Rogers donde una pareja también sostiene ocho cachorros de pastor alemán. Lo mismo sucedió con una obra donde salen dos niños desnudos sosteniendo flores y el uso sin derechos de Odie, la perrita de Garfield, para un trabajo.