El 16 de julio de 2010, Christopher Nolan y Warner Bros. estrenaron Inception protagonizada por Leonardo DiCaprio como un sujeto que roba (extracción) y planta ideas. Después de 10 años, sigue siendo un clásico…
Absolutamente todo es memoria. El presente, la forma en la que actuamos en el aquí y en el ahora, son un producto de lo que recordamos ser. Somos el producto de varias acciones que nos construyen, pero esas acciones en cuanto suceden, se convierten en pasado. Y por lo tanto, nuestro yo de ahora, es un ejercicio de memoria de lo que fuimos y aprendimos. Lo que queremos ser.
Es un tema sumamente subjetivo, pero lo que resulta innegable para cualquiera, es que el tiempo constantemente nos convierte en pasado, y lo que consideramos presente o nuestra realidad inmediata, se esfuma en cuanto es. Por eso nos atrevemos a decir que todo es memoria.
Ya en alguna ocasión, mencionamos que la “memoria se inventa, atiende al tiempo en el que se crea el recuerdo y el que se intenta revivir, y por si fuera poco, afecta la identidad“. Acá les dejamos el texto completo.
Pero aquí entra otro término al juego: la creatividad. Cuando recordamos, no somos fieles a aquello que sucedió. Con base en las emociones que recordamos se generaron en el momento que ya es pasado, es que interpretamos esas memorias. Recordamos episodios sumamente tristes de nuestras vidas con mayor ímpetu, con algunas dosis de más de tragedia porque de lo único que tenemos certeza es que nos dolió mucho, como nunca antes.
O bien, resulta más interesante cuando construimos un recuerdo que nunca fue, que nunca sucedió. Con el tiempo, recopilamos datos e información de nuestra vida y nuestras emociones, que construyen un momento preciso e importante. Por ejemplo, en un evento traumático de la sociedad, estamos casi seguros que vivimos algo relacionado cuando en realidad no estuvimos ni cerca.
Nolan y la memoria
Y si no están completamente convencidos, sólo hace falta echarle un ojo a la filmografía de Christopher Nolan, un director que se ha encargado de hacer representaciones visuales de lo que es la memoria en el tiempo y en el espacio. Cada una de sus historias, desde The Prestige hasta Dunkirk, son expresiones no de cómo funciona la memoria, sino qué hacemos con ella.
Basta con ver la más obvia de todas, Memento, para comprender cómo la memoria funciona en estos dos conceptos a partir de la identidad, la moralidad y la idea de venganza. Y todo a partir de que el protagonista despierta sin recuerdos y sin la capacidad de crear nuevos. Como mencionamos, es la referencia más obvia, pero no la única.
Su remake de Insomnia en 2002, es sobre un hombre, un detective para ser específicos, que comete un terrible accidente: mata a su compañero durante una investigación. Todo el caos se potencia por falta de sueño y alucinaciones, las cuales surgen por un pasado que lo atormenta. ¿Y qué es el pasado? Lo que recordamos de días, semanas, meses y años anteriores.
Un ejemplo más. Dunkirk de 2017, es una representación de la memoria pero no individual, sino colectiva. Independientemente de los elementos que siempre forman parte de las películas sobre guerra, como el patriotismo y la alta moral de algunos personajes, Dunkirk es una réplica visual casi exacta de imágenes sobre la batalla de Dunkerque y algunos de sus episodios en tierra, mar y aire.
Pero la que más nos ha impresionado en este aspecto, sin duda es Inception. En 2010, Nolan trabajó en una idea que formuló cuando tenía 16 años, y que luego, se convirtió en un guion que tardaría casi 10 años en trabajar. Es decir, una idea retomada del pasado y trabajada en el transcurso del tiempo.
Inception es sobre sueños… basados en recuerdos
Inception nos presenta a Dom Cobb, un arquitecto que se convierte en ladrón de ideas. Junto a un equipo específico, logra entrar en el subconsciente de las personas para robarles información que pueda ser valiosa para personas con mucho poder como dueños de corporativos.
De este modo, es contratado por un multimillonario japonés, Saito, pero no para robar una idea, sino plantarla en la mente de un competidor. Cobb, junto con un equipo conformado por Arthur, Eames, Ariadne y Yusuf, logran entrar a la mente de Robert Fischer, el heredero de un enorme imperio. ¿El objetivo? Hacerle “creer” que debe crear algo propio.
Inception es genial porque juega con varias narrativas interesantes como la acción, el espionaje, un poco de sentido policiaco, romance, drama y el ingrediente especial, una historia de ciencia ficción psicológica cuyo principal premisa está en los sueños.
Para entrar al subconsciente y extraer o plantar información, los personajes deben compartir un sueño que esté tan bien diseñado, que la “víctima” piense que es la realidad. Y aquí es donde entran los dos elementos principales de Inception que siempre definen a Nolan: la memoria, el tiempo y el espacio.
Espacio: cuando la gente sueña, de manera simultánea se crea y se percibe el mundo. Cada soñador, por así decirlo, tiene un mundo que se conjunta entre lo que se crea en el sueño y lo que se percibe de la realidad. Nunca estamos completamente de un lado ni del otro.
Tiempo: de acuerdo con la historia, cinco minutos en el mundo real te dan una hora en el sueño. Cobb le explica a Ariadne que nunca recordamos el principio de un sueño. Simplemente “aparecemos” ahí.
Memoria: sucede un proceso muy similar con la memoria y los recuerdos. Si queremos recordar un momento, tendríamos que reducirlo al máximo o ser más específicos con lo que queremos recordar. Una conversación, cuando llegamos a un lugar… ¿Pero qué hay de recodar nuestra niñez?, ¿por dónde empezar?
Cobb le dice a Ariadne, “Nunca uses tu memoria. Siempre imagina lugares nuevos“ porque cuando se crea un sueño y se utilizan elementos grandes de la realidad, cuando se utiliza la memoria, “puedes dejar de distinguir entre la realidad y un sueño“.
El mundo del sueño es creado y es nuevo. Pero todo lo nuevo que surge de la imaginación, nos guste o no, viene de experiencias empíricas, del pasado y de lo que recordamos. Quizá Ariadne es capaz de diseñar un edificio, pero el objeto está construido con detalles de la memoria y que recordamos independientemente de si son bellos.
Y aquí es donde está el secreto del final de Inception…
Mal, una proyección
Una forma de interpretar lo que explicamos de la creación de los sueños, y como es casi inevitable hacerlo a partir de la memoria pero sin ser fiel a ella, es Mal. Mal es la esposa de Cobb que se suicidó en la realidad pensando que estaba dentro de un sueño. Y en Inception, como recordamos, despiertas de un sueño cuando mueres o te dan una “patada”.
Durante horas en la realidad, Mal y Cobb durmieron. Su sueño, de este modo, se desarrolló en décadas donde construyeron sus propios espacios. Pero pasaron tanto tiempo ahí, intentando recordar que “afuera” había una realidad, que ella se perdió y dejó de distinguir el sueño en el que vivían y el hecho de que en la realidad sólo estaban dormidos.
Cuando hay un soñador, Cobb suele llenar el sueño con su subconsciente, y así es como siempre se aparece Mal. Sin embargo, lo hace como una proyección de Cobb que ni siquiera se apega a lo que fue Mal. Es decir, Cobb creó a una Mal que puede ver en sueños, físicamente como la recuerda. Pero creando una personalidad que se aleja de lo que realmente fue. Dos en uno: memoria y creación.
Los niveles de sueño
Para plantar una idea, el arquitecto debe crear tres niveles completos de sueño. En cada uno, como es más profundo, el tiempo pasa más lento. Es decir, si cinco minutos en la realidad es una hora de sueño (en el primer nivel). Si son 10 horas de sueño, en el primer nivel son 7 días; en el segundo son 6 meses; en el tercero son 10 años. Y en el cuarto, son más de 180 años. (En realidad, tienen su variaciones).
Un sueño en un sueño (no se diga tres), habla de gran profundidad, pero al mismo tiempo de mucha inestabilidad. En otras palabras, no sólo es el peligro de estar sedado por un periodo de tiempo tan largo en la realidad, que se disimule en días, meses o años en los sueños, sino de perder la noción de lo que es real y lo que no porque la mente se adapta constantemente a lo que percibe en el momento.
Cobb va en busca de Yusuf, un químico que hace sedantes. Éste le muestra un lugar donde 12 personas van diario a compartir sueños unas 3 o 4 horas al día. Van aquí porque sólo así pueden soñar. A la larga, dejan de producir sueños. Sin embargo, van ahí para poder despertar porque “el sueño se ha vuelto su realidad“.
Todo lo que se vive en cada sueño, se convierte en un recuerdo, en parte de la memoria. Y entre las profundo, más memorias se reúnen. Los sueños de Cobb, de este modo, se construyen de los recuerdos vívidos (de acuerdo al sedante, más reales) de Mal, de los sueños que compartió con Mal y la trágica realidad que ella nunca aceptó.
Para el personaje principal, los sueños son la única forma de seguir con ella, pero son sueños de experiencias, de recuerdos. Sí, puede generar un nuevo recuerdo, pero basado en memoria por más pequeño que el detalle sea.
El final de Inception
El final de Inception es uno de los más comentados en los últimos diez años. Cobb logra su tarea y logra plantar una idea en el objetivo. De este modo, puede regresara casa en Estados Unidos y reunirse con sus dos hijos. Cuando llega, saca su tótem (que anteriormente era de Mal), lo hace girar, y antes de ver si este cae o continúa girando, Cobb va y abraza a sus hijos. Inception termina.
¿Se trataba de un sueño o la realidad?, ¿Cobb logró regresar a casa con sus hijos?, ¿o Cobb estaba soñando que regresaba a casa porque así como en sueños era la única manera de estar con Mal, sólo así podrá estar con sus hijos? Sí, hay miles de maneras de formular la pregunta y la realidad (esta sí), es que nunca obtendremos respuestas.
Nolan siempre ha dicho que el final es interpretativo. Y en realidad, toda la historia y todo el cine de Nolan es así: preguntas que nunca obtienen respuestas porque son temas subjetivos y conceptos imposibles de definir.
La experiencia de un sueño es individual aunque existiera la posibilidad de compartirlo. Lo mismo con la percepción del tiempo y del espacio. Depende de tu estado anímico, emocional, psicológico e incluso físico, de dónde estés, para decir “El tiempo se pasó muy rápido“ cuando en realidad, el tiempo pasó igual que siempre: un segundo, un minuto, una hora, un día a la vez.
Por lo tanto, sólo hay una manera de definir el final de Inception además de genial:
No importa si Dom Cobb está soñando o está en la realidad, logró su único objetivo, que era que sus hijos voltearan cuando él los llamara desde el porche de su casa. A Cobb no le importa si es un sueño o está en la realidad, y si al personaje no le importa… al espectador tampoco.
Dom Cobb se negaba a ver a sus hijos en sueños, así como se negaba a dejar de ver a Mal en estos. Por eso, no importa si el tótem deja de dar vueltas. Y esa es la respuesta. Cobb no se está engañando en ninguna de las dos porque si es la realidad, entonces resulta satisfactorio para él. Y si es un sueño, éste se ha convertido en su realidad… y sigue siendo satisfactorio.
El peligro, quizá, es que si se trata de un sueño, Cobb algún día deba despertar… pero pensará que esa realidad, es el sueño. Y lo que vivió –su memoria– fue la realidad.
Acá les dejamos la pieza que armamos para #SopitasXAireLibre por el décimo aniversario de Inception. Sin duda, una de las mejores películas del siglo XXI que muestra el genio de Nolan: