“¡Apunte bien! ¡Va usted a matar a un hombre!”, fueron las últimas palabras pronunciadas por Ernesto “Che” Guevara antes de morir en la Higuera, Bolivia. Más de cinco décadas han pasado desde ese 9 de octubre, pero la historia no ha permitido que el nombre de este personaje sea olvidado, ni hablar de lo que todavía representa para muchas personas. Algunos atribuyen eso al peso que se encuentra en sus acciones, aunque también existen quienes opinan que un símbolo es más fácil de recordar que cualquier otra cosa.
Y hablando de imágenes que viven en la memoria, aquí es donde entra aquella icónica fotografía del revolucionario. Esa que fue tomada por el fotógrafo de la moda, Alberto Díaz “Korda”, que es conocida hasta la fecha por tener infinitas interpretaciones. Ni siquiera aquella que exhibía el cuerpo muerto de Guevara tuvo tanto impacto global como ésta. Con la capacidad de ejercer su propio poder, guarda dentro de sí un relato interesante. Sin mencionar que la cultura popular la ha utilizado de muchísimas maneras. Por esa y otras razones, creímos que valdría la pena recordar el momento en que fue tomada, así como la opinión de su autor.
El relato detrás de la foto
Todo ocurrió cuando Korda trabajaba en el diario Revolución, cubriendo así la despedida a las víctimas de la explosión del barco “La Coubre”, que llegaba desde Bélgica hasta La Habana con provisiones, armas y municiones para la Revolución Cubana. El suceso fue considerado por sus dirigentes como un acto de sabotaje y, por obvias razones, provocó la irá del Che.
Según las palabras del mismo fotógrafo, “tomó sólo un minuto y medio” captar la imagen de Ernesto Guevara, quien se encontraba detrás de Fidel Castro cuando todos los dirigentes del movimiento se asomaron por una tribuna improvisada. Él salió a la vista del público tan sólo por un instante y luego volvió a perderse al fondo de la tarima, ya que estaba furioso por lo ocurrido el día anterior.
La mirada del guerrillero impresionó a Díaz, porque reflejaba perfectamente su reacción ante el lamentable suceso, que también figuraba una gran pérdida para su causa. Aquel breve momento, que fue descrito como “un instante de suerte” por el fotógrafo, le permitió realizar una toma vertical y otra horizontal, aunque desechó la segunda porque sobresalía la cabeza de otra persona.
Así fue como nació una imagen que hasta ahora se considera tan famosa como La Mona Lisa de Leonardo Da Vinci. Pero eso no es todo, existe un detalle importante que debemos mencionar, y es que la foto realmente tiene un significado adicional que incluye su respectiva historia.
De símbolo revolucionario a ícono de la cultura pop
Es posible que al Che Guevara no le hubiese parecido genial que su fotografía, tomada durante un momento difícil, terminara convirtiéndose en una de las imágenes más populares ante la cultura popular. Mucho menos le hubiera gustado que esta generara todo tipo de arte y mercancía con la que algunos ganarían la millonada.
Para nuestra sorpresa, la poderosa imagen no fue elegida por Revolución, así que jamás apareció en ninguna edición del diario. De hecho, permaneció colgada en el estudio de Korda hasta 1967, tiempo después de que se diera a conocer la muerte del Che en Bolivia. Más tarde, el editor italiano Giangiacomo Fertrinelli adquirió los derechos para poder publicarla en El Diario del Che en Bolivia, por lo que apareció en un cartel que vendió dos millones de copias en seis meses.
El tiempo pasó y aparecieron más versiones de la dichosa fotografía. Unas de estas fueron increíblemente famosas, ya que fueron creadas por grandes como Andy Warhol y Jim Fitzpatrick. Eso sin mencionar toda la publicidad producida en años posteriores, como el anuncio de Mercedes Benz en 2012 o todos los artículos turísticos que se vendieron en la Plaza de la Revolución, en Cuba. Mejor ya ni hablamos de todas las playeras y mochilas que hemos visto a lo largo de nuestra vida…
Lo cierto es que Korda no planeaba exigir derechos de autor por su trabajo, pero tuvo que hacerlo para evitar que se usara para un anuncio de vodka. Eso le consiguió la generosa suma de 50 mil dólares, que simplemente donó a la Sanidad cubana. Por otro lado, jamás se negó a reproducir la imagen, ya que consideraba importante que la gente conociera la causa de justicia social que perseguía Guevara en vida.
A pesar de que Alberto Díaz tenía una visión noble con respecto a la foto, su familia perseguía objetivos diferentes. Tras la muerte del fotógrafo en el 2001, sus parientes tuvieron varias disputas legales para hacerse con su patrimonio, que incluía varios negativos con un valor monetario considerable.
Finalmente, uno de los pocos originales de la icónica foto fue subastado en Viena por ahí del 2013, por más de 9 mil euros. El año pasado, Dante, el hijo menor de Korda, vendió en 18 mil euros la cámara Leica usada para capturar el histórico momento.
No se puede cambiar lo ocurrido en el pasado, algunos de los ideales del revolucionario murieron con él pero de alguna forma, su nombre sigue sonando fuertemente en todas partes. En un sentido personal, creemos que la memoria de Ernesto Guevara perdurará mientras exista gente que desee luchar por causas similares.