Más de una generación de lectores le debemos nuestro amor por la lectura a Gabriel García Márquez. ¿Quién no ha querido visitar en algún momento de su vida al mágico Macondo? Con sus letras, ‘Gabo’ logró cautivar a millones de personas en todo el mundo y hoy que se cumplen años de la primera edición de ‘Cien años de soledad’, repasamos algunas historias que nos permiten comprender el proceso detrás de una de las obras más importantes de la literatura latinoamericana.
Y es que como toda gran obra, la creación de ‘Cien años de soledad’ no se dio de un día para otro, ni mucho menos se escribió en un tiempo récord.
En una entrevista concedida a la revista colombiana Cambio en el 2002, Gabriel García Márquez relató el origen de la obra. En 1965 el autor manejaba por las carreteras de nuestro país junto con su esposa mercedes y sus dos hijos para pasar un fin de semana en Acapulco. En el trayecto, encontró una inspiración tan intensa, que lo convenció sobre lo que tenía que escribir.
“No tuve un minuto de sosiego en la playa. El martes, cuando regresamos a México, me senté en la máquina para escribir una frase inicial que no podía soportar dentro de mí”
¿Pero cuál era esa frase?
“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”.
Y así, la primera frase de ‘Cien años de soledad’ se convertiría en una de las más recordadas de la literatura iberoamericana, y desde ese momento Gabriel García Marquez pasaría 18 meses ininterrumpidos sentado frente a su máquina de escribir.
La historia de cómo logró sobrevivir con su familia durante todo este tiempo, podría ser “otro libro” según recordó el propio ‘Gabo’, pues durante este periodo, no ganó un solo centavo: “Ni siquiera sé cómo hizo Mercedes durante esos meses para que no faltara ni un día la comida en la casa”. Los García pidieron prestado a los amigos, ganaron algunos pesos por trabajos ocasionales y finalmente terminaron empeñaron algunas joyas de Mercedes en el Monte de Piedad.
Uno de los problemas problemas más asfixiantes, era el papel para su máquina de escribir. El escritor consumía cuartilla tras cuartilla, algunas se guardaban, otras terminaban en la basura. Pero lo que pocas personas sabían es que ante las dudas que le generaba su propia obra, Gabriel Garcia Marquez decidió publicar, a través de diversos periódicos y revistas, siete capítulos que conforman la obra, incluso antes de que la hubiera terminado y por supuesto, muchísimo antes de que fuera editada en 1967. Según reporta El Pais, el primero de estos capítulos se publicó el 1 de mayo de 1966 en El Espectador de Bogotá.
Y cuando García Marquez terminó su obra, acudió junto con su esposa a La oficina de correos para enviarla a la Editorial Sudamericana en Buenos Aires con esperanza de que quisieran publicarla. Para su sorpresa, el costo del envío de las 590 cuartillas sería de 82 pesos.
“Mercedes contó los billetes y las monedas sueltas que le quedaban en la cartera y se enfrentó a la realidad: Sólo tenemos 53”. Recuerda en alguna entrevista García Marquez. “Así que abrimos el paquete, lo dividimos en dos partes iguales y mandamos una a Buenos Aires. Después caímos en cuenta de que no habíamos mandado la primera sino la última parte.”
Cuando la Editorial Sudamericana recibió el escrito, no dudó en enviar dinero a García Márquez para que pudiera enviar la primera parte y así es como se concreto el nacimiento de una obra que desde su publicación original en 1967 se ha traducido a 39 idiomas y ha vendido más de 40 millones de ejemplares en todo el mundo.