Llegar a las audiencias a través de una franquicia es sumamente complicado, y más si se trata de presentar a un personaje de cómic nacido a mediados de la década de los 90. Y no por la época específicamente, sino por la cercanía del personaje con el público y su llegada “reciente” a la gran pantalla. No podemos hablar del mismo proceso de apego de un Batman con un Hellboy.
El primero ya forma parte de la cultura pop y lleva 80 años como parte del imaginario. Nos identificamos con él, sentimos empatía y lo comprendemos, pues se trata de un ser humano con virtudes y defectos. Alguien que elige el bien por encima del mal. Lo hemos leído y visto. Nos ha emocionado y hasta nos ha hecho llorar en decenas de películas. Tiene varios rostros y su historia ha sido presentada en varias formas y en distintos formatos junto a grandes nombres como el de Tim Burton y Christopher Nolan.
En cambio, Hellboy es relativamente nuevo. Nació a mediados de los 90 como un antihéroe, diferencia determinante entre este, Batman y la mayoría de los personajes que ahora nos resultan conocidos. Ni siquiera es humano, sino una criatura del infierno (fea, roja y con cuernos) que niega constantemente su origen y naturaleza. Sin embargo, entre ellos hay más similitudes de las que aparecen a simple vista.
Hellboy, como mencionamos, se niega a sí mismo para convertirse en un héroe trágico, alguien que da sin recibir nada a cambio. Mientras Batman lucha para salvar una ciudad perdida, Hellboy lucha para salvar a la humanidad sin importar si esta le teme o lo rechaza, y peor aún, se arriesga para salvar a una comunidad que se extermina a sí misma. Esta es la cualidad más grande de Hellboy, la cual resulta familiar con Batman: piensa en los demás antes que en sí mismo.
Esta es la primera historia que Neil Marshall nos presenta con la nueva película de Hellboy, protagonizada por David Harbour junto a Milla Jovovich, Sasha Lane, Daniel Dae Kim e Ian McShane. Sin embargo, no es la única, y quizá es aquí donde radica el problema de este reboot que llega a 15 años de su primer filme. Hay muchas historias para una sola película. Intenta explorar varios aspectos del cómic y sus variantes (dada la naturaleza de las adaptaciones) como: su nacimiento, la relación entre padre e hijo, la batalla con la villana, la enseñanza de que no todos los monstruos son malos (aunque aquí sí), la presentación de sus compañeros, la lucha interna, hasta el rey Arturo y Excálibur aparecen. Mucho qué decir sin una estructura clara.
Esto no quiere decir que Hellboy de 2019 sea una “mala” película. Sin duda, merece una oportunidad para aquellos amantes y detractores del personaje, así como las películas de 2004 y 2008 del mexicano Guillermo del Toro. Sólo como recomendación: si se decantan por darle una oportunidad, entonces es necesario hacerlo sin pensar en el Hellboy de del Toro. No se trata de una imitación, sino de una película que respeta el primer legado para recordarnos que Hellboy existe, pero el problema es que lo respeta tanto que se pierde el elemento de fantasía en un esfuerzo válido pero exagerado de hacerlo más oscuro y sangriento. Y así, la historia se esfuerza para pasar de la comedia al terror en cuestión de segundos o diálogos, lográndolo en algunas ocasiones, pero dejando de lado una mirada concreta para que el público se identifique.
Del otro lado, es necesario reconocer que Neil Marshall y Harbour la tenían aún más complicada gracias al apego de las audiencias y los medios al Hellboy de Guillermo con Ron Perlman. Sus dos películas parecían estar destinadas al “fracaso”, al comercial al menos, pero le dieron la vuelta a los pronósticos. La primera salió en 2004, mismo año del estreno de Spider-Man 2 y Los Increíbles mientras la segunda entrega apareció en 2008 junto a The Dark Knight de Nolan, The Incredible Hulk y Iron Man.
¿Qué es lo que hizo Guillermo? Este hombre, quien comprende y abraza a los monstruos, nos regaló un personaje del que es fácil enamorarse y al mismo tiempo resulta complicado olvidar. Sí, su imagen no era aterradora, pero la interpretación de Perlman fue justa para un demonio del infierno que vive en la Tierra escondido y cortándose los cuernos (que parecían goggles).
El Hellboy de Marshall y Harbour luce mucho más temible y parece, ahora sí, un demonio y no un monstruo cualquiera. Y eso le suma puntos. Además, Harbour hace un gran trabajo al dominar un personaje que, dicen muchos, Perlman nació para interpretar. El actor conocido por la serie de Stranger Things, le da un cinismo ya conocido que es necesario para el desarrollo del personaje, también lo hace bien en cuanto a la tragedia de su misma naturaleza como cuando se niega el poder a sí mismo en favor de los demás.
Harbour es justo con su interpretación. Entonces, ¿qué es lo que sucede? Con todos estos puntos a considerar es fácil llegar a la conclusión de que un reboot (algo ya gastado en la industria a pesar de su éxito en taquilla) no era lo más adecuado para este Hellboy.