Lo que necesitas saber:

David Fincher fue cuestionado sobre cómo algunos grupos de extrema derecha o comunidades como los incel se han apropiado de 'Fight Club', su película de 1999.

David Fincher ha dado algunas entrevistas en las últimas semanas a propósito del estreno de The Killer, su más reciente largometraje protagonizado por Michael Fassbender sobre la figura de un asesino a sueldo. Sin duda, una cinta que se convertirá en un clásico como sucedió con Fight Club.

El director ha hablado de varios temas que han generado mucho interés desde hace muchos años como la secuela de Guerra Mundial Z, la razón por la que no dirigió la primera película de Spider-Man, y ahora, el impacto que F*** Club (Fight Club o El club de la pelea) tuvo y tiene en algunos grupos y subculturas con ideologías que se decantan por la violencia.

Brad Pitt en ‘Fight Club’ como Tyler Durden / Foto: 20th Century Fox

Fight Club: ¿película favorita de incels y grupos de extrema derecha?

Fight Club es la adaptación de la novela homónima de Chuck Palahniuk y tiene como protagonista a un Narrador, un sujeto con una vida sumamente rutinaria y ordinaria que tras un viaje, conoce a Tyler Durden, su antítesis; o mejor dicho, un individuo que representa varias cosas.

En Fight Club, Tyler Durden representa el exceso en el consumo y el desbordamiento del capitalismo, además de las libertades que han sido restringidas (sobre todo hacia los hombres) por la sociedad que al mismo tiempo promueve ciertos comportamientos (para el consumo mismo).

Brad Pitt y Edward Norton en ‘Fight Club’. / Foto: Fox

Fight Club recibió críticas mixtas al momento de su estreno en 1999. Pero con el tiempo se ha convertido en una película de culto que hizo una crítica bastante interesante hacia el capitalismo, desde luego, la sociedad del consumo, la constante estimulación de los medios, y sobre todo, la masculinidad tóxica.

Sin embargo, del otro lado, parte de una audiencia se apropió de ella y del personaje de Tayler Durden para representar ideologías de extrema derecha o violentas tales como los incel (subcultura mayormente digital conformada por hombres heterosexuales que fomenta el odio hacia las mujeres).

¿Qué opina David Fincher de esto?

En una escena de Fight Club, Tyler Durden da un discurso a todos los miembros de este grupo: I see in Fight Club the strongest and smartest men who’ve ever lived… Advertising has us chasing cars and clothes, working jobs we hate so we can buy shit we don’t need.

Como les contamos, durante una entrevista David Fincher habló sobre el impacto de Fight Club en este tipo de comunidades. Para The Guardian, el director fue cuestionado sobre cómo la narrativa del cinta fue adoptada por grupos de extrema derecha.

Foto: Getty

No soy responsable del cómo la gente interpreta las cosas“, dijo el Fincher. “El lenguaje evoluciona. Los símbolos evolucionan“. El entrevistador insistió en el tema, a lo que Fincher aceptó que la cinta era uno de los muchos referentes en su lexicografía“.

Sin embargo, también dijo que “no la hicimos para ellos, pero la gente va a ver lo que quiera ver en alguna pintura de Norman Rockwell o la Guernica de PicassoMe es imposible imaginar que la gente no entienda que Tylder Durden es una mala influencia. La gente que no pueda entender eso, no sé cómo responderle ni cómo ayudarla“.

David Fincher / Foto: Getty

¿El artista es responsable de la interpretación de las audiencias?

Cualquier obra artística sirve para expresar la creatividad de una persona. Para muchos artistas, de hecho, el arte funciona como una forma de terapia en la que pueden mostrar sus sentimientos o pensamientos respecto a una situación o un tema que les interese. Y también el arte sirve como un catalizador de cambios y transformaciones, tanto a nivel personal como social.

Y ojo, com esto último no queremos decir que la intención de los artistas, algunas veces, sea cambiar el mundo. Pero muchas veces la narrativa de la obra implica un entendimiento revolucionario, una innovación en la comprensión de las cosas y un camino que antes no había sido descrito. Es más, muchas veces las obras son resultado de un cambio que se generó por otros medios.

Batalla de Santo Domingo, pintada por January Suchodolski // Foto: Wikimedia

Sin embargo, entre estos dos objetivos, algunas veces unidos en un mismo punto, está la audiencia, una audiencia conformada por decenas, cientos, miles o millones de individuos cuyas ideas, pensamientos y sentimientos se rigen bajo su contexto y experiencia, aunado a sus relaciones sociales, laborales, económicas, culturales y religiosas.

Dicho esto, ¿acaso el artista sería responsable de la interpretación de esa audiencia, de cada una de las personas que la conforman? La respuesta más inmediata es un no. Es imposible reconocer la reacción de las y los espectadores frente a una obra que parte de la individualidad.

Francis R. Niglutsch // Wikimedia

Es un tema muy complejo y no se cierra en absolutos. Pero lo que sí creemos es que el artista debe ser responsable con sus narrativas y los discursos que plantea. Por ejemplo, las películas que sirven como propaganda para fines políticos y/o religiosos, pues pretenden llevar a la audiencia a un fin específico que es pensar de cierta manera o creer en ciertas cosas.

La apropiación de los personajes o las historias por parte de la audiencia parte de una acción de la cual los artistas no pueden tener control. Además, David Fincher tiene un punto, y es la evolución del lenguaje. ¿No acaso la audiencia ha de evolucionar con este?

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En 2017 entré a Sopitas.com donde soy Coordinadora de SopitasFM. Escribo de música y me toca ir a conciertos y festivales. Pero lo que más me gusta es hablar y recomendar series y películas de todos...

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