Jeanne Moreau, en la piel de Florence, habla por teléfono con su amante Julien, interpretado por Maurice Ronet. Con un tono suave, casi desesperado, le dice que lo ama. Quedan de verse en media hora frente a un hotel tras el asesinato del esposo de Florence, quien además, es el empleador de Julien.

Todo está perfectamente planeado. El mismo revólver de la víctima, unos guantes para no dejar huellas, y una soga para escalar a la oficina sin que la recepcionista lo vea. El esposo muere, y aparentemente, esa es la única manera en la que Julien y Florence pueden estar juntos.

Jeanne Moreau como Florence en ‘Ascenseur pour l’échafaud’ / Imagen: Criteron Collection

Pero un descuido de Julien, evita que llegue a su cita con Florence. Y a partir de ahí, con la presencia de una chica llamada Véronique y su novio Louis, se interponen varios obstáculos que complican más y más el triunfo de vivir su amor en libertad.

Aún más desesperada que antes, o mejor dicho, frustrada por la supuesta cobardía de su amante, Florence se pasea por las calles parisinas. De fondo se escucha “Générique”, una pieza original de Miles Davis escrita para Ascenseur pour l’échafaud (Elevator to the Gallows o Ascensor para el cadalso), la primera ficción de Louis Malle.

Este drama noir, perfecto en todas sus formas, se potencia con la única vez que Davis trabajó en la música de un filme. Y la historia es tan espectacular como el resultado final.

Póster de ¡Ascenseur pour l’échafaud’ / Foto: Festival de Cannes

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Ascenseur pour l’échafaud de Louis Malle

Ascenseur pour l’échafaud, con un estreno programado para 1958, se encontraba en producción a finales del 57, mismo año en el que Miles Davis liberó su disco Miles Ahead. Por lo que se encontraba de gira; y entre sus paradas, estaba el Club Saint-Germain de París.

Louis Malle había seleccionado algunas piezas clásicas para acompañar la historia de Florence y Julian. Pero no quedaba satisfecho con ninguna. Fue así como François Leterrier, quien era asistente de dirección en la película, le recomendó buscar a Davis aprovechando que este se encontraba en la capital francesa.

El contacto se estableció con el jazzista, quien se sintió atraído por la idea. Fue así como prepararon una proyección privada de Ascenseur pour l’échafaud para que Davis la viera. Algunos dicen que el estadounidense tomó un par de notas, otros dicen que nunca escribió nada. De cualquier manera, lo que sucedió la noche en la que grabaron la música, fue mágico.

El score improvisado de Miles Davis

Rentaron un estudio en París donde Miles Davis, acompañado de pocos músicos como el pianista francés René Urtreger y el baterista estadounidense Kenny Clarke, trabajaron toda la madrugada para sacar el score de la película, acompañados en el lugar por el mismo Louis Malle.

Lo más interesante es que todo el trabajo de Davis fue improvisado; es decir, sobre la marcha interpretaba algunas ideas mientras reconocía los crímenes que los protagonistas cometían. De acuerdo con una entrevista con el director, no había nada escrito. La manera en la que trabajaron fue proyectarle algunas escenas a Davis, y que este tocara conforme las veía.

¿El resultado? No hay manera de describirlo al tratarse de uno de los mejores scores en la historia del cine. Y eso que estamos hablando de que Ascenseur pour l’échafaud, con el trabajo de un genio Malle de apenas 26 años, es una película espectacular en todo sentido.

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