Por fin, este 11 de diciembre podremos ver El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos, el capítulo final de la épica de la Tierra Media y dirigida por Peter Jackson.

El rodaje de la trilogía de El Hobbit encontró algunos problemas desde el inicio, por un lado no se decidían si el director sería Guillermo del Toro o Peter Jackson, la espera desesperó a Sir Ian McKellen en algún momento porque no podía soportar seguir actuando frente a una pantalla verde, etc.

Afortunadamente, el proyecto caminó y ahora podemos ver el increíble desenlace de la trilogía que antecede a El Señor de los Anillos.

Tal vez la gente muy clavada con la literatura de Tolkien dejó de reclamarle a Peter Jackson hace años que introdujera personajes nuevos, cortara escenas enteras y cambiara incluso el rumbo de muchos personajes. Claro, al ver la trilogía de El Señor de los Anillos, nos dimos cuenta que la adaptación de Jackson era una adaptación, un trabajo que atendía a las necesidades de lo que el director quería mostrar, una fotografía excelsa y una narración consistente que mantenía perfectamente la tensión. Sí, esa adaptación fue una fortuna.

El Hobbit sin embargo, no ha tenido las buenas reseñas y mucho menos los reconocimientos que recibió El señor de los anillos, incluso a pesar de que Peter Jackson tomó el proyecto en sus manos. Es natural, El hobbit es un libro muy diferente a aquellos de El Señor de los Anillos, es un libro de aventuras allí donde las haya, incluso para un público más juvenil y relata una historia mucho más local, más íntima que la enorme épica de la Comunidad del Anillo, la unión de las dos torres y la guerra que marca el retorno del Rey.

Eso se refleja en esta trilogía, es una película de aventuras, que se centra en personajes humildes –en todos los sentidos– que terminan realizando acciones gigantes (una constante en la literatura de Tolkien definitivamente). La última parte de la saga de Bilbo, la compañía de los enanos y el temible Smaug llega a su fin con esta entrega que definitivamente, vista con todas las reservas y sin hacer comparaciones innecesarias, cumple con su cometido.

En El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos, podremos ver la conclusión de las aventuras de Bilbo Baggins, Thorin Oakenshield y la Compañía de los enanos. Los enanos han ido a reclamar la tierra y fortuna arrebatados por Smaug, pero derrotarlo no será fácil y tendrán que enfrentar consecuencias que van más allá de la pelea: liberar al dragón ha puesto en peligro a muchas personas inocentes.

Las razas deberán unirse en contra de un enemigo que no se compara para nada con la sombra que crece lejos y que algunos ya presienten, traerá tiempos más oscuros.

Peter Jackson ha logrado unir ambas trilogías con diversas escenas, especialmente aquellas de Gandalf quien investiga al Nigromante que habitaba al sur del Gran Bosque Verde. Aquel Nigromante, que se creía un Nazgul, es, como ya sabíamos desde el inicio, el ni más ni menos que el Señor de Barad-dûr, el Hacedor de Anillos, el Ojo de Fuego… Sauron para los cuates.

Este final épico es definitivamente una complacencia al púbico, la película logra ser que la que tiene más acción de las tres y, sin embargo, es también la más emotiva. Vemos a muchos caídos, vemos el sacrificio y el precio que deben pagar las razas al dudar, al ambicionar más allá de lo que deberían.

¿Ésta es la mejor de las tres? Sí. Era obvio que Jackson debía cerrar con mucha fuerza la trilogía y de hecho lo hace, ligando finalmente ambas sagas. La narración nos lleva primero a momentos muy intensos, tanto emocional como formalmente, pero al final quedan dos sentimientos que Tolkien invocaba tan bien y que Jackson ha presentado perfectamente: por un lado, el final de un hermoso viaje de ida y vuelta que deja marcados a todos los personajes y, por el otro, la intuición de que algo crece lejos, de que la paz es débil y que todos los habitantes deberán enfrentarse a una más grande amenaza.

La película se estrenará el 11 de diciembre en nuestro país y afortunadamente, Luke Evans, quien interpreta a Bardo, el futuro Rey del Valle y Evangeline Lilly, quien interpreta a Tauriel, nos cuentan cuál fue el reto de interpretar a estos personajes, cuál es su relación con los fans de Tolkien y por qué ésta es la más épica de las tres películas.

 

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