En 1977, David Lynch comenzó con su historia dentro del cine. Un año después, durante el Festival Internacional de Cine Fantástico de Oporto, el cineasta estadounidense presentó su primer largometraje titulado Eraserhead (Cabeza de borrador), sentando las bases, como mencionamos, de lo que se convertiría en un género en sí mismo que ha llevado la marca del director en más de 40 años de carrera fílmica.
Y ahora, para celebrar los 40 años de su estreno, la versión remasterizada del filme con resolución 4K, será proyectada en algunas salas de la Cineteca Nacional. Como parte del 38 Foro Internacional de Cine de la Cineteca, se presentará esta edición de Eraserhead del 25 al 30 de julio en las salas 1 y 8 del recinto.
Lynch comenzó a filmar algunos fragmentos mientras estudiaba en el American Film Institute. Cada uno de esos pedazos se convertirían en un su primera obra de larga duración que proyectó por primera vez un mundo onírico en blanco y negro con características grotescas, míseras y una violencia estética que, al final, lleva a los espectadores a una verdadera belleza muy alejada de la superficie.
Como protagonista se encuentra Henry Spencer, un hombre solitario que vive en una sociedad industrializada que se convierte, sin una aparente razón, en padre de una criatura horrible junto a su novia Mary. Cuando comienzan a convivir, frente a un “bebé” anfibio que llora y pide comida, Henry comienza a enfrentar una serie de eventos sin explicación provocados, al parecer, por la criatura que debe cuidar.
La presencia de una familia quebrada que parece no tener sentido alguno, gusanos repartidos, una mujer con enormes cachetes que canta, son una muestra metafórica de los peores miedos del creador y la idea de paternidad dentro de una sociedad que de desenvuelve en un ambiente que va un paso adelante que ella. Eraserhead presenta escenarios y personajes tan repulsivos, que provocan cierto miedo asociado íntimamente con la ternura y belleza. Los espacios que se presentan en el filme y en el que se desarrollan, hablan de la decadencia de los hogares como si se tratara de un bebé con cabeza de tortuga moribundo.
Esta primera cinta de Lynch que dio paso a más de setenta filmes y cortometrajes de su autoría, presentó las únicas intenciones que el director ha manifestado en cada una de sus obras: absolutamente nada tiene un sentido común.