Lo hemos dicho varias veces: Pinocchio de Guillermo del Toro es una de las mejores películas de este 2022 (AQUÍ nuestra lista completa), y sin duda, una de las cintas más destacadas dentro de la filmografía del cineasta mexicano en donde explora tres temas que han formado parte de sus cintas más impresionantes: las infancias, la guerra y las pérdidas.
Estos tres puntos, trágicamente conectados, se exploraron ya en El espinazo del diablo, El laberinto del fauno, y ahora, cierra una suerte de trilogía con Pinocchio, la cual está ambientada de la Primera a la Segunda Guerra Mundial con el ascenso de Benito Mussolini y el régimen fascista en Italia.
Este es el escenario para mostrarnos, como dice su narrador, una historia de padres imperfectos con hijos que vienen a este mundo a enseñarles a tomar aquellas segundas oportunidades que suelen llegar, pero pasan desapercibidas la mayo parte del tiempo cegados, quizá, del dolor de una vida complicada.
“Los hijos son la renovación de los padres. La capacidad de sanar de los padres. Y Pinocchio viene para salvar a Geppetto. El milagro que le concede el universo es un hijo imperfecto que le enseña a amar sin buscar el cambio“, nos dijo Guillermo del Toro en entrevista. Aquí les dejamos la charla completa.
También puedes leer: El emotivo discurso (y primer goya) de Guillermo del Toro al recibir ‘honoris causa’ de la UNAM
Pinocchio
Pinocchio nos ubica la realidad de Geppetto, un viejo carpintero de una pequeña localidad de Italia. Él, vivía con su hijo Carlo, un niño perfecto de 10 años que por un accidente derivado de la guerra, pierde la vida. El dolor de su ausencia es tan grande, que Geppetto se hunde, por décadas, en una inmensa tristeza que no le permite realizar sus labores.
Durante una noche de copas, desesperado por el dolor y la frustración, tala un hermoso pino junto a la tumba de Carlo, y crea a Pinocchio. Son los espíritus del bosque, llenos de compasión hacia Geppetto, quienes le conceden la vida a la marioneta para que pueda convertirse en el hijo del carpintero, y así, aliviar su dolor.
En un principio, Geppetto rechaza a Pinocchio. Y no lo culpamos… ¿una marioneta de madera que cobra vida? Suena bastante aterrador. Pero pronto comprendemos que no era rechazo, sino miedo: miedo de lo desconocido, a lo bello, miedo de tomar una segunda oportunidad para amar.
Pinocchio es una película animada en stop motion que retoma temas complejos y oscuros, para brindarles un toque divertido y reflexivo sobre la muerte y la ausencia; la guerra y la violencia; pero sobre todo, la concepción que tenemos de los padres y su labor para con los hijos. Pinocchio nos enseña que los hijos no vienen a este mundo a aprender de los adultos/padres, sino al revés.
La capacidad de sorprendernos, y que vamos perdiendo con el tiempo entre problemas y responsabilidades forzadas, es la que nos permitirá ver en el dolor, aquello que nos hizo felices, aquello de lo que aprendimos, y sobre todo, como nos dijo Guillermo del Toro, “entender que lo que tenemos en el momento en el que estamos juntos, es un privilegio“.
