Desde hace más de 10 años las abejas se encuentran en crisis. La población mundial ha bajado a niveles críticos, y eso sólo se traduce en la reducción de los principales polinizadores naturales. ¿Flores, miel? Las abejas tienen un impacto mucho más grande de lo que creemos y su permanencia en este mundo, desgraciadamente, depende de los seres humanos.
México y los mexicanos no somos la excepción. Las abejas de la península de Yucatán, desde hace unos años (2012, específicamente), atraviesan sus peores momentos a partir de la deforestación, primero; para dar paso al uso de pesticidas y herbicidas, en segundo lugar; razón que va de la mano con la siembra de ciertos productos.
Para irnos al centro del problema, hemos de viajar a Campeche donde un enorme trasnacional siembra soya transgénica que necesita de pesticidas y herbicidas muy específicos que provocan, en la mayoría de los casos, la muerte inmediata de las abejitas. El escenario natural: miles de abejas muertas. El escenario social: la muerte del patrimonio de la comunidad maya.
Los indígenas mayas, desde entonces, han emprendido una lucha por conservar la población de las abejas y de su patrimonio. Y esta lucha quedó documentada en ¿Qué les pasó a las abejas? de Adriana Otero Puerto y Robin Canul, un documental imperdible no sólo para reconocer un problema que nos involucra a todos, sino saber qué nos toca hacer.
¿Qué les pasó a las abejas?
¿Qué les pasó a las abejas? se estrenó como parte de Ambulante en Casa a mediados de 2020. Pero finalmente tiene su estreno en cines este 2021, razón por la cual nos sentamos a platicar con Adriana Otero, directora de este documental para saber los detalles detrás de su historia y la importancia de la misma.
Adriana y Robin viajaron a Campeche para ver de cerca la crisis de la abeja y los efectos devastadores al ecosistema, pero lo más interesante de ¿Qué les pasó a las abejas? es que no deja de lado las repercusiones culturales y patrimoniales de los pueblos indígenas. Así, se define un problema a partir de la voz de quienes cuidan y trabajan las abejas: los mismos mayas.
Cuando el vaso está lleno, esperamos a escuchar la voz de los especialistas validados, sin duda, de la experiencia científica. Y solemos dejar al último el conocimiento y la sabiduría de las personas que durante años, sino es que siglos, han trabajado dentro del mismo ecosistema, con los animales.
“Uno ignora otras formas de vida, nos encasillamos mucho a nuestra experiencia, nuestro entorno directo. La película lo que intenta es acercar al espectador a esa otra realidad que no vemos, que el espectador vea con sus propios ojos, escuche de la propia voz de las comunidades, de los afectados, pues nosotr@s también somos parte de esas afectaciones“, nos comentó Adriana.
Es más simple: el problema de las comunidades mayas en torno a las abejas, también es nuestro. Una de las cualidades más importantes de este largometraje, como mencionamos, es que nos obligan a apropiarnos del tema desde la perspectiva de las abejas, y el patrimonio de los mayas. Y eso se logra a través de la relación de respeto que existe entre los y las apicultores, y las abejas.
“Esta relación que tiene el ser humano con las abejas, porque prácticamente sin ellas no existimos nosotros y también ellas nos necesitan, pero por las actividades humanas es que ahora ellas están en peligro“, nos dice Adriana. Y aquí es cuando entran los nombres de Don Gustavo y Doña Leydy.
Don Gustavo y Doña Leydy
“Doña Leydy Pech trabaja con las abejas meliponas y Don Gustavo con las apis melliferas, que son dos especies distintas y justamente en esta película queríamos también jugar con este papel, del rol de la mujer y el hombre en este tipo de luchas, en este tipo de actividades“.
Leydy no sólo es una de las voces más importantes en la lucha de los mayas para preservar las abejas. Sino que es la representación de un feminismo que no toma ese nombre, pero se hace en medio de la selva. “Doña Leydy está en un colectivo de puras mujeres que trabajan a las ‘damas de la miel’ –que así se llaman las abejas meliponas–, en maya se llaman Xunaan-Kab que significa ‘las damas de la miel’“, nos dice Adriana de las actividades de esta mujer maya.
Y del otro lado está Don Gustavo, quien “trabaja con las abejas que requieren un mayor cuidado, que son las que pican, que son un poquito más agresivas y que de alguna manera también reflejan un poco el rol del hombre. Es, digamos, el trabajo más complejo que las abejas meliponas. Entonces nos sirvió mucho esa relación y nos encantó que hayamos podido transmitir eso en la película, porque precisamente esta relación entre los seres humanos y las abejas es como nuestro principal objetivo“.
Mujeres liderando una lucha
En algún punto de ¿Qué les pasó a las abejas?, Doña Leydy hace una analogía de las abejas con las mujeres, dice “son selectivas, son trabajadoras, son vulnerables”, y ellas también lo son, pero sin dejar de lado la dualidad de su propio trabajo: trabajan las abejas sin protección, en troncos huecos. Es impresionante.
En parte nos sorprende porque desconocemos el trabajo de las mujeres en estas comunidades mayas, y más en relación a sus labores con las abejas. Y al mismo tiempo, Leydy es la que toma el altavoz, en un sentido literal, cuando la comunidad viaja a la Ciudad de México para enfrentarse en la Suprema Corte en la búsqueda de justicia.
“La presencia de Leydy en la película era fundamental, tener el papel de la mujer, tanto como mujer apicultora como mujer maya, y una mujer que lucha también y que forma parte de las decisiones de las comunidades. Es algo que poco vemos“, no dice Adriana. ¿Qué les pasó a las abejas? es un reconocimiento, digamos, de la forma pacífica, elocuente y contundente con la que esta protagonista ha emprendido una lucha que a veces nos parece imposible.
El cierre es la visión más poderosa del documental
Esto no es un spoiler, pero nos sentimos con la obligación de platicarlo. Para el final de ¿Qué les pasó a las abejas?, vemos a Don Gustavo y Doña Leydy sentados en una mesa en medio de la selva, entre los animales, la naturaleza, su lluvia y su calor. Conversan sobre las abejas, las abejitas (una forma que parece tierna en ellos para referirse a ellas, pero que sólo demuestra el enorme amor y respeto), los progresos y las frustraciones.
Don Gustavo dice que nunca se atrevería a decirle al gobierno que lleguen a sacarlo de pobre, sino que le den una oportunidad de salir de esa pobreza. Ese es el cierre, no sólo del documental, ni la conclusión de Don Gustavo. Es más que eso: tener la oportunidad de salir de la pobreza comienza con el reconocimiento de que esta existe, de que ha sido histórica en una estructura que discrimina, que excluye, que silencia.
La oportunidad de salir de la pobreza es cuidando la vida de una abejas de las que huimos por miedo, por falta de reconocimiento. Una suerte que la comunidad maya, en este caso, ha cargado desde hace siglos.
“Fíjate que esa última secuencia se grabó muchos meses después de que ya habíamos terminado el rodaje, pero precisamente como la película no termina en algo contundente, sentimos la necesidad de cerrar con unas reflexiones que nos permitieran, de alguna manera, darle seguimiento al tema cuando el espectador pudiera ver la película“.
“Era una oportunidad de darle un espacio a Don Gustavo y Doña Leydy de de reflexión y de que la cámara también pudiera estar ahí con ellos, acompañándolos en este momento que me parece que se da muy natural. Llega ese momento de pensar, de pensar en el futuro porque también esa secuencia se pensó porque estábamos a punto de cambiar de gobierno, de presidencia justo cuando lo estábamos terminando. Entonces, lo que buscamos era que la película no se quedara en una cuestión que solamente involucrara al gobierno anterior“, concluye Adriana.
¿Qué les pasó a las abejas? es un documental necesario porque establece la única verdad de las comunidades: las abejas mueren y eso no ha logrado separarlos.