Es una película que cómo dice Alejandro, es una experiencia. Yo cada vez que la veo, salgo de ahí sintiéndome diferente y me deja algo distinto. Espero que a la gente le pase eso con este viaje de vida”, nos cuenta la diseñadora de vestuario, Anna Terrazas, sobre Bardo: Falsa crónica de unas cuantas verdades. Y en el mismo tenor, Martín Hernández, diseñador de sonido, coincide en que esta película es una experiencia cinematográfica de alto calibre.

Tanto Anna como Martín son parte del staff de producción de la nueva película de Alejandro González Iñárritu, que tras su estreno en festivales y salas de cine en México, por fin llega a Netflix este viernes 16 de diciembre. La cinta expone la crisis existencial de Silverio Gama (Daniel Giménez Cacho), un periodista/documentalista mexicano de renombre internacional que está radicado en Estados Unidos desde hace 20 años.

Imagen de la película ‘Bardo’ de Alejandro González Iñárritu / Foto: Netflix

Pero el protagonista, que viene de enfrentar una tragedia familia y está por recibir uno de los reconocimientos más importantes en su ramo, regresa momentáneamente a México. Y aquí, comienza un viaje donde él se da cuenta que la gente que conoció y el lugar que dejó tiempo atrás, no son lo mismo. Silverio no se siente ni de aquí ni de allá. El sentimiento tanto de identidad como de pertenencia entran en conflicto, llevándolo al extremo.

Al ver la película de Alejandro González Iñárritu, es fácil dejarse llevar por la narrativa casi surrealista que maneja, así como la pesadumbre que atormenta al personaje principal. Pero más allá de eso, los aspectos técnicos de la cinta esconden un sinfín de detalles que no solo complementan la historia, sino que la elevan a otro nivel. Ahí, Anna Terrazas y Martín Hernández tienen un peso específico importante detrás de lo que cada uno hace en sus respectivos departamentos.

Tuvimos la oportunidad de platicar con ambos y por acá, ellos nos cuentan la magia que hay detrás del vestuario y el sonido en Bardo: Falsa crónica de unas cuantas verdades.

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Entrevista con Anna Terrazas y Martín Hernández por ‘Bardo’

Podríamos decir que Bardo es una película hipnótica, donde incluso los silencios dicen bastante en cuanto a lo que transmite el personaje dentro de sus crisis existencial. Para Martín Hernández, colaborador de Alejandro González Iñárritu desde sus tiempos como locutor en México, todo eso tiene una explicación concreta.

Sopitas.com: ‘Bardo’ es espectacular técnicamente en cuanto a lo visual y lo sonoro. Referente a esto último, el silencio es un recurso muy presente a la hora de sentirnos inmersos en los pensamientos de Silverio. ¿Cómo definirías esos silencios en la película?

Martín Hernández: “En el film, hay este contraste que es necesario de que cuando todo es importante, ya nada es importante. Fue muy bonito que podíamos crear este contraste, porque además es un espacio que el film necesita. Alejandro tenía esta necesidad de reflejar la memoria y el recuerdo… hay una línea de Silverio que dice: ‘las personas se van y son las ideas las que se quedan’. Él y Nicolás Giacobone [coescritor de la película] querían que esas ideas estuviesen ahí, permeadas en lo que dicen los personajes y los que les pasa. Cuando empezamos a trabajar en esto, sabíamos que no íbamos a conseguir una respuesta rápida o fácil porque el nivel de detalle que quería Alejandro eran detallitos, capas, notas”.

Martín Hernández, diseñador de sonido de ‘Bardo’. Foto: Cortesía.

Anna Terrazas, que lleva ya un buen tiempo como una de las diseñadoras de vestuario más reconocidas de México, sabía que la película no habla por sí misma solo desde la trama; había que darle a Silverio Gama y a su familia una seña de identidad visual importante, partiendo desde la personalidad de cada uno. En Bardo, como nos platica ella, los colores son parte esencial de esa narrativa, sobre todo para entender a cada uno de estos protagonistas.

Sopitas.com: Sobre el vestuario de Silverio Gama y el de su familia, hay colores que podemos ver muy arraigados a cada personaje. ¿Cómo determinaste el aspecto visual del protagonista y por qué el patrón de colores verde-amarillo en los hijos?

Anna Terrazas: “En largas pláticas con Alejandro, hablábamos sobre si cambiaríamos el vestuario de Silverio a través de los días… Se nos hacía que sería confuso tanto para la historia misma como para el espectador… Al final, decidimos no cambiar a Silverio, dejarlo en un solo vestuario porque eso evoca su vida y los recuerdos, cómo él se ve a sí mismo, y cambiarlo iba a ser un poco confuso. Toda la película habla del color, cada atmósfera tiene una paleta diferente de color, la familia tiene color, excepto Silverio a quien decidimos abstraerlo del color, porque es justamente él en su introspección.

“Para cada personaje, decidimos escoger un color y manejarlo en toda la película en diferentes gamas. Para Camila (la hija de Silverio interpretada por Ximena Lamadrid), estuvimos en algún momento entre rojo y verde, pero el rojo no hizo nada de sentido porque no es ese tipo de personaje. Y Camila, para nosotros es alguien que baja a Silverio a la tierra, a la naturaleza… es más madura en las conversaciones que tiene con él. Entonces, fue usar el verde con ella en toda la película. Con Lorenzo (el hijo de Silverio interpretado por Íker Solano), inmediatamente cuando lo leímos, yo lo visualicé con amarillo, que es el color de la energía, del Sol, del adolescente efervescente que cuestiona, que se enoja. Inmediatamente, era el amarillo para él. Todos los personajes están basados en el color y no solo ello, sino cada atmósfera en la película“.

Anna Terrazas. Foto: Getty.

La memoria sonora de la película y la escena del California Dancing Club

A mitad de Bardo, hay una escena en el California Dancing Club cuando Silverio entra al baño y se encuentra con una persona de su pasado, con quien sostiene una plática muy emotiva. La acústica ayuda a sentirse inmerso en la charla y nos da un paisaje sonoro de la mente del protagonista. “Yo creo que esa recreación de la acústica y esos detalles no llegan fácilmente“, nos dice Martín Hernández.

Para el trabajo del diseño sonoro, Hernández e Iñárritu contaron con el apoyo de Nicolas Becker y Ken Yasumoto, dos de los especialistas sonoros más reconocidos de la industria. Martín nos cuenta lo importante que fue tenerlos a ellos para que el panorama del sonido en la película fuera aún más enriquecedor. La notable versión de un clásico de David Bowie, nos cuenta, tuvo un poco que ver con ellos.

“Nico Becker, a él lo conocí cuando hacíamos Hell Boy de Guillermo Del Toro, vino evidentemente por el artista que es y porque es de otra generación, junto con otro tipo genial que es Ken Yasumoto, quien es el supervisor de sonido de Gaspar Noé… Yo estaba viendo recientemente ‘Clímax’ de Gaspar y hay una secuencia increíble donde empieza el film y Ken Yasumoto aplicó esa misma lógica acústica para terminar la escena del California Dancing Club, cuando suena ‘Let’s Dance’ de David Bowie… Entonces, imagínate lo enriquecedor que es que dos equipos de distintas generaciones logren compenetrarse… Incluso el mismo Alejandro va descubriendo en la postproducción qué película es ‘Bardo’ acústicamente y eso es muy interesante”.

Escena filmada dentro del California Dancing Club en la CDMX. Foto: Cortesía Netflix.

Sopitas.com: Desde la parte sonora, ¿cómo se logró armar toda la secuencia del California Dancing Club, que seguro es una de las escenas más icónicas de ‘Bardo’?

Martín Hernández: “Es una escena muy difícil de cubrir para el fotógrafo Darius Kohndji, porque se ve todo. Todo se va moviendo y el espacio es tal que no quieres que salgan luces, un boom porque todo está expuesto. La escena era mucho más larga de lo que terminó siendo. Se ensayó mucho y luego se montó en el California Dancing Club, así que ya había manera para Santiago Núñez (encargado del sonido directo) y el equipo de Kohndji  de poder maniobrar en ese espacio. Para mí, es una fortuna que una escena tan compleja haya sucedido en un lugar real. Es una maravilla tener un lugar físico porque es la acústica la que narra ese lugar. Cuando escuchas la resonancia, dices: ‘claro, así suenan esos lugares’ y quieres ponerte a bailar. Entonces, habíamos ido a grabar ensayos de la banda y teníamos sistemas PA del lugar, pusimos micrófonos por todos lados y nos íbamos moviendo por todo el Club grabando las diferentes resonancias y acústicas. Volví a regresar a grabar con otro equipo distintos puntos del California. También me llevé a los extras y los volví a grabar, me pesaba entre ellos o se ponían ellos alrededor de nosotros en ese mismo lugar. Cuando juntas todas esas capas, que una es real y otra subjetiva, pues ahí está el resultado”.

La referencias fotográficas y visuales de ‘Bardo’ en el vestuario

Como les decíamos, Bardo recurre mucho al color para ampliar su narrativa. Y no es para menos si tomamos en cuenta que Alejandro González Iñárritu mostró algunas referencias muy especiales a su equipo de diseño de producción, fotografía y vestuario. Nos cuenta Anna Terrazas que hubo algunas películas que el director mexicano puso como referencia.

“La primera película que Alejandro nos enseñó y que hablaba mucho del color y su uso, es Red Shoes. Muchas películas de Roy Anderson, Federico Fellini… Vimos una infinidad de películas y a través de esto, de pronto nos quería enseñar un movimiento de cámara o un movimiento de color”, platica Terrazas.

Anna Terrazas, Martín Hernández, Alejandro González Iñárritu y parte del staff de producción de ‘Bardo’ (y Guillermo del Toro de invitado). Foto: Getty.

Sopitas.com: ‘Bardo’ tienen muchos momentos a manera de flashbacks históricos y referencias de décadas pasadas. ¿Nos puedes platicar cómo fue tu método de investigación para ello?

Anna Terrazas: “Yo me baso muchísimo en libros y en pintura, y así es como hago mi investigación. Me meto en fotografías, diferentes fotógrafos y estábamos obsesionados con esta fotógrafa estadounidense, Vivian Maier … En la escena del Zócalo Capitalino de la CDMX, decidimos usar diferentes épocas en toda la película porque son los recuerdos de un hombre en sus 50 años. Entonces, no queríamos hacer que todo fuera una cosa de ahora, sino la mezcla de todas estas épocas de una manera muy sutil a través del color.

“La paleta de colores de la escena del Castillo de Chapultepec, obviamente es en tonos azules con los uniformes. Y detrás hay toda una investigación sobre los uniformes de los Niños Héroes y del ejército estadounidense, más un poco de ironía metiendo las bellísimas pelucas güeras que a mí me encantan… En la escena del teatro, Camila está hablando y todo el público está en blanco y negro. O sea, no hay color porque estamos hablando de Estados Unidos; decidimos hacerlo más ordinario. Cada atmósfera está cuasi pintada”.

Alejandro González Iñárritu dirigiendo una escena en el Zócalo de la CDMX para ‘Bardo’. Foto: Cortesía Netflix.

Crecer y trabajar a lado de Alejandro González Iñárritu

En una entrevista que tuvimos con Alejandro González Iñárritu precisamente por Bardo (POR ACÁ se las dejamos), él nos explicaba que la película es una autoficción. Es decir, es una historia que toma elementos de la vida de su autor, pero con elementos meramente ficcionales. No es una película biográfica propiamente, pero tiene cierta inspiración en la vida y el sentir del director.

Así que de alguna manera, Silverio Gama no solo es la representación de una parte de Iñárritu, sino también de muchos mexicanos que cruzan la frontera sin saber si regresarán de este lado (la película tiene una importante mención sobre la migración).

Alejandro González Iñárritu y Daniel Giménez Cacho en Venecia por BARDO. Foto: Getty Images

En ese sentido, tanto Anna Terrazas como Martín Hernández nos platican sobre los detalles que los hacen sentirse afines al protagonista Silverio Gama. Esto nos dicen:

Martín Hernández: “Yo creo que es viniendo de mi generación y habiendo compartido el resultado de nuestra memoria colectiva cultural. Venimos del final de los 60, venimos de la crisis perpetua desde que nacimos… Nuestro mundo se fue modificando de ser una burbujita, ese México del que nadie se ocupa, de que solo tenía migrantes ilegales, que no tenía acceso al cine o a la música, que estaba controlado por una televisora y solo había ese contenido… Ese mundo nos tocó y luego se rompió la burbuja, se inundaba la casa, se convertía en otro lugar en los 70 u 80… Eso me relaciona por múltiples razones con Silverio, porque él va caminando por el espacio y el tiempo. El tiempo de Silverio es el tiempo de su memoria”.

Anna Terrazas: “He vivido muchos años fuera y hay una parte muy linda que dice Alejandro sobre que ‘el mexicano que se va, es más mexicano que el que se queda’ porque extrañas, piensas, te imaginas… Es esta parte difícil de cuando uno regresa y se imagina que las cosas son de una manera en la que las dejaste, pero te das cuenta que las cosas han cambiado. A la vez, la esencia es un poco la misma en quiénes somos y hacer esta película en México, fue una gran oportunidad porque creo que no se pudo haber hecho en otro lado. La pasión que tenemos por el cine, mi equipo y todos los que trabajaron en la película, la entrega que tenemos es exquisita. Eso somos los mexicanos: tenemos un corazón enorme y es la parte que yo, cuando me voy, es lo que más extraño. La humanidad de México”.

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Editor de Música en Sopitas.com; a veces escribo y hablo de otras cosas. Egresado de FES Aragón UNAM. Los gatos y la música son necesidad absoluta.

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