“Estoy siendo honesta. Cada minuto, todos los días, pensé que iba a morir”, escribió Emilia Clarke en una editorial especial para The New Yorker. Clarke, como sabemos, interpreta a Daenerys Targaryen en la serie original de HBO, Game of Thrones. Este personaje es, sin duda, uno de los más importantes para su carrera, y la razón se encuentra en que GoT es también una de las producciones más populares y esperadas de la actualidad.
De este modo, la presión alrededor de la producción y su elenco, no es poca y pueden sufrir de reveses en su persona y salud que determinaría en gran medida la continuación de la serie. Hace unos días, por ejemplo, el actor Kit Harington que interpreta Jon Snow, reveló que tuvo que ir a terapia cuando su personaje fue asesinado y resucitado en la serie como. “Cuando te conviertes en el momento de suspenso de un programa de televisión, y esa serie tiene un poder como el de Game of Thrones, la atención en ti es terrorífica”, dijo en entrevista con Variety.
Y ahora, Emilia Clarke confesó que durante la filmación de Game of Thrones, sufrió de dos aneurismas cerebrales, por los cuales tuvo que recibir tratamiento de emergencia. El primero ocurrió en febrero de 2011, justo cuando terminó la producción de la primera temporada. Mientras estaba haciendo ejercicio, comenzó a tener un fuerte dolor de cabeza. En un rato, el dolor era tanto, que no pudo seguir con sus actividades normales.
“Fui al baño, me arrodillé y comencé a sentirme sumamente enferma, cada vez más. En ese lapso, el dolor –como un balazo, acuchillada– se puso peor. En algún punto, supe lo que estaba sucediendo: mi cerebro estaba mal”, escribió en su artículo. Clarke fue sometida a una cirugía de tres horas para tratar una fuerte hemorragia subaracnoidea.
“Tuve un aneurisma, una ruptura de arterias. Luego aprendí que una tercera parte de los pacientes, mueren de forma inmediata o pronto. Para los que sobreviven, un tratamiento de urgencia es necesario para terminar con el aneurisma, y existe un enorme riesgo de una segunda caída”. La cirugía a la que fue sometida, fue de mucho riesgo y no aseguraba que saliera viva… Después de la intervención, Clarke tuvo que trabajar en sus capacidades cognitivas, al grado de trabajar en decir su nombre en voz alta.
Durante la filmación de la temporada dos, todo fue confuso para la actriz. “El dolor estaba ahí y el cansancio fue lo peor que he experimentado, multiplicado por un millón… Si puedo ser completamente honesta. Cada minuto, todos los días, pensé que iba a morir”. Sin embargo, el segundo aneurisma llegó al final de la tercera temporada a mediados de 2013 mientras estaba en Broadway interpretando a Holly Golightly: el aneurisma había aumentado su tamaño al doble.
En teoría, la cirugía debía ser menos fuerte que la primera, pero fue todo lo contrario. Estuvo un mes en el hospital para su recuperación, sufriendo de fuertes dolores y con el miedo de morir en cualquier momento. “No podía ver a nadie a los ojos. Había ansiedad, ataques de pánico”.
Clarke mantuvo su enfermedad en secreto, y cuando se recuperó, siguió con su personaje de Daenerys. Sin duda, la presión ha de ver sido doble en cuanto a su salud y sus compromisos laborales como uno de los personajes más determinantes en la serie, pero sobre todo con la enfermedad que la aqueja.
“Más allá de mi trabajo como actriz, decidí dedicarme a la caridad en una organización que he ayudado a construir junto a algunas personas del Reino Unido y Estados Unidos. Se llama SameYou y ayuda a que la gente obtenga tratamiento en cuanto a su recuperación de daños en el cerebro. Me siento muy agradecida, mi mamá y mi hermano, doctores y enfermeras, a mis amigos. Todos los días pienso en mi padre, quien murió de cáncer en 2016 y nunca podré agradecerle por sostener mi mano hasta el final“.
En el estreno de la última y octava temporada, programado para el 14 de abril, veremos a Daenerys junto a todos los personajes principales en la lucha por el trono, pero por algo más grande: la preservación de la vida como la conocen frente a la amenaza de los white walkers.